Venezuela y Argentina, los reyes de la inflación
Problemas económicos en Venezuela y Argentina
América latina ganó hace mucho tiempo (entre finales de los 80 y comienzos de los 90) su guerra contra la inflación. Sin embargo, aún existen dos países, Venezuela y Argentina, donde esa batalla aún no se ha ganado y, lo que es peor, se está perdiendo.
En Argentina el índice oficial de inflación es el 10% pero el que calculan las consultoras privadas ronda el 25%. En agosto, esa inflación volvió a ubicarse en el 25% anual. Así, el costo de vida acumuló en los últimos doce meses un incremento del 24,91%, mientras que para la medición oficial se ubica por encima del 10 por ciento.
En Venezuela, el índice ya ronda el 30% y algunos analistas lo sitúan mucho más allá.
Francisco Ibarra, director de la firma de asesores Econométrica, le comentó al Nuevo Herald que creían que “la inflación se va a acelerar en los próximos meses y que la tasa se ubicará por encima del 50 por ciento, al cierre del año. Vemos que las dificultades continúan y que no se han tomado medidas para solucionar realmente nada, sino que se han tomado medidas efectistas. Se le han levantado algunos puentes al sector privado, pero realmente no ha habido una reforma”.
Por el momento, la inflación de agosto llegó al 3% en agosto, con lo que acumula 32,9% en lo que va de año, según el Banco Central de Venezuela. Con este resultado, la inflación anualizada (los últimos 12 meses) se sitúa en el 45,4% y en el 62,5% de incremento para los alimentos en 12 meses.
“Es la economía (y la política) estúpido”
En ambos casos lo que se transmite es que los modelos económicos, kirchnerista y chavista, no funcionan.Y además, la situación política de ambos países no ayuda a mejorar el panorama.
En Venezuela se vive desde 2011 en un largo impasse debido a la enfermedad de Hugo Chávez (2011), las elecciones presidenciales de 2012, la muerte de Chávez y las nuevas elecciones (2013) y las dificultades posteriores del gobierno de Nicolás Maduro para asentarse.
Ese punto muerto de la realidad política venezolana explica porqué no se ha encarado el tema de la inflación: los gobernantes no se sienten con fuerzas para aplicar unas medidas de alto costo social y político.
En Argentina, el gobierno de Cristina Kirchner afronta un periodo repleto de citas electorales (legislativas en octubre de 2013 y presidenciales en 2015) y no parece muy por la labor de cambiar el modelo.
A la coyuntura política se une un modelo económico que no contribuye a la estabilidad de los precios.
Como señala Iván C. Carrino, analista económico de la Fundación Libertad y Progreso (Argentina) “el principal problema económico de la Argentina es la inflación, que nos ubica (al llegar al 26%) en los primeros puestos del ranking mundial y en el segundo en la región… Como consecuencia, la Argentina se encuentra en el peor de los mundos, dado que no solo padece una inflación galopante, sino también las consecuencias de los controles de precios, factor que agrava aún más las cosas. El primer problema del “combo” inflación más controles de precios es, como indica cualquier libro de texto, la escasez”.
En el caso argentino existen además un problema añadido. El enfermo no quiere reconocer que lo es. El economista Martín Lousteau afirma que “la inflación en la Argentina es producto de un enorme malgasto financiado con emisión”, y que es posible salir de ella “reconociendo que existe… el país que le cuentan los asesores y que hace mucho que no le quieren decir la verdad… el problema de la inflación se puede solucionar pero tiene un mal diagnóstico. Si en el diagnóstico de un proceso inflacionario estás diciendo que no hay inflación, comenzás mal”.
Y así es efectivamente ya que Hernán Lorenzino, ministro de Economía, calcula una inflación del 10,4% para el próximo año, dato en el que nadie confía.
Igual que en Argentina, el modelo económico y el político venezolanos están interrelacionados y la inflación no puede separarse de la política.
Víctor Salmerón lo explica muy gráficamente en el diario El Universal: “Decidido a lograr la reelección del “gigante”, en 2012 el Gobierno creó sensación de prosperidad gastando mucho y conteniendo el ascenso de los precios con medidas poco duraderas. Ahora, en 2013, el mesonero de la inflación trajo la cuenta y los más pobres tienen que pagar”.
Salmerón detalla como el aumento del gasto superó al ingreso lo que obligó al Gobierno a cubrir el hueco con deuda e imprimiendo bolívares en el Banco Central. A comienzos de 2013 “el esquema se hizo insostenible así que no quedó más alternativa que devaluar la moneda para obtener más bolívares por cada petrodólar”.
Al tratar de combatir la inflación se cayó en otro problema añadido, la escasez: “Junto al tipo de cambio también se hundió el control de precios. Para evitar que la transfusión de dinero se tradujera en elevada inflación, en 2012 el Gobierno no permitió aumentos en la larga lista de productos regulados pero la escasez alcanzó niveles alarmantes y no ha quedado más alternativa que iniciar los ajustes. El resultado es que la inflación despegó. El dólar barato ya no existe y el control de precios muestra su ineficacia, dejando desnudos a los ciudadanos que observan cómo cada mes el salario compra menos”.
La inflación, la tumba de los gobiernos
La inflación finalmente actúa como un potente corrosivo para los gobiernos que no son capaces de combatirla. Históricamente hundió a gobiernos como el de Salvador Allende en 1973, Raúl Alfonsín en 1989 o Alan García en 1990.
En la actualidad, el kirchnerismo ha perdido mucha fuerza, como se vio en las PASO, y todo indica que se encuentra en su etapa de decadencia frente a la emergencia de peronistas antikirchneristas.
Es el caso de Sergio Massa que pueden propinar en los comicios de octubre una fuerte derrota política al gobierno en la provincia más importante, Buenos Aires.
No por casualidad, Massa propone incrementar la lucha contra la inflación y reformar, transparentándolos, los métodos de medición de la inflación, el INDEC: “Con esta inflación que genera inseguridad económica no hay futuro. Necesitamos tener un termómetro claro. Este tema (la inflación) muerde el bolsillo de los trabajadores”.
En Venezuela el chavismo perdió mucho apoyo entre las elecciones de octubre de 2012 y las de abril de 2013. Producto de la ausencia del líder carismático, Hugo Chávez, pero también de la mala situación económica (inflación y desabastecimiento).
No por casualidad el líder opositor no dejó de poner el acento en la inflación como el principal mal que dañaba a las economías de los sectores populares: “¿Por qué no marchan contra la pobreza? ¿Por qué no marcha contra la inflación? ¿Por que no marchan contra la violencia? Es evidente que los que gobiernan viven en otro planeta. Cada vez son más los alimentos que no puede adquirir el pueblo porque sencillamente la plata no alcanza para nada”.
En realidad, lo que más daña a los gobiernos de Cristina Kirchner y de Nicolás Maduro es su falta de respuestas y de políticas concretas y efectivas ante esta situación. La teoría conspirativa sirve en el corto plazo pero cuando la inflación se acumula mes a mes, lo que la ciudadanía demanda son resultados. Y eso en Venezuela y Argentina está muy lejos de producirse.
Fuente: www.infolatam.com