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jueves 1 de julio de 2004

El que siembra vientos…

El presidente es el gran responsable de la violencia que hoy sufre el país. No sólo trabajó activamente para crearse enemigos, sino que se equivocó al elegir a sus aliados políticos. Las consecuencias saltan a la vista.

Kirchner ha demostrado tener una puntería fenomenal en la elección de sus aliados. Si bien él solo se ha metido en serios problemas, el drama es que ha embarcado a toda la población en una crisis de violencia que todavía no sabemos dónde terminará.

Veamos un par de ejemplos para mostrar la puntería de Kirchner eligiendo a sus aliados.

Caso uno. Primero dijo que todos somos hijos de las Madres de Plaza de Mayo. Después hizo un acto en la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA) aceptando los condicionamientos de Hebe de Bonafini, lo que lo llevó a un enfrentamiento con el resto del Partido Justicialista. ¿Qué hizo luego Bonafini? Primero dijo que si en el museo que quieren instalar en la ESMA no están los fusiles de los terroristas que asolaron el país en los ’70, entonces el museo no sirve para una m… No conforme con esta declaración, acaba de llamar a una rebelión para quemar las comisarías. La aliada y admirada por Kichner, no sólo le hizo un desplante en el tema de la ESMA, sino que ahora le arma un lío fenomenal incitando a la anarquía.

Caso dos. Luis D’Elía aparecía como el gran aliado piquetero de Kirchner. El piqueblando. El que, supuestamente, iba a defenderlo ante la agresión de otros sectores. ¿Cómo le pagó? Copando la comisaría de la Boca e impulsando los linchamientos populares, con lo cual crea un ambiente de anarquía y deja mal parado al gobierno, porque en la anarquía el gobierno no tiene el monopolio de la fuerza. Ergo, Kirchner es un inútil para D’Elía y, por eso, éste hace justicia por su cuenta. Salvo, claro está, que tanto D’Elía como Bonafini tengan el visto bueno del gobierno para incitar a la violencia. Y aquí viene mi gran duda: ¿pretende Kirchner que la violencia crezca hasta niveles incontrolables o le está errando fiero en la manera de encarar los problemas de la violencia?

Si aceptamos la segunda hipótesis, entonces, Kirchner va a descubrir que manteniéndose pasivo ante los avances de la violencia, el país se le va a ir de las manos porque lo van a seguir corriendo por izquierda. ¿Por qué? Porque aquí no hay tal cosa como protesta social. Es un invento de los violentos para esconder su verdadero objetivo, que es establecer una dictadura de izquierda. Esto queda en evidencia porque: 1) Las marchas que hacen suelen tener como fin exigir algún tipo de política de izquierda. Por ejemplo, no pagar la deuda pública, no enviar tropas a Haití, cuestionar las concesiones de peajes, protestar adentro del Sheraton contra los funcionarios del Fondo Monetario Internacional (FMI), indicar qué hay que hacer con el superávit fiscal, extorsionar a las empresas extranjeras, entre otros. Es decir, pretenden imponer por la fuerza sus ideas, desconociendo que todos esos temas deben ser tratados en el Congreso 2) Porque ante un asesinato como el caso de Cisneros, no aceptan que la justicia investigue, sino que, directamente, al igual que en el Far West, ellos deciden quién es el culpable y actúan en consecuencia. En cualquier momento pueden linchar y colgar a quien ellos consideran culpable sin ningún tipo de restricción ni defensa previa.

Mi convicción es que la violencia que hoy vivimos en Argentina fue incentivada, en gran medida, por el mismo Kirchner al denunciar complots inexistentes, inventar enemigos y reabrir todas las heridas de los ’70. A lo largo de este año, con su discurso, ha creado todas las condiciones para crear un ambiente de intolerancia y barbarie que, una vez desatado, nadie sabe dónde termina.

Pero asumamos que Kirchner efectivamente cree que si no reprime, el desprestigio de los piqueteros irá creciendo hasta que éstos desaparezcan de las calles.

Este análisis es, a mi juicio, absolutamente errado. La razón es muy sencilla. Los dirigentes piqueteros son dirigentes políticos disfrazados de dirigentes sociales. Lo de la protesta social es un verso. Una máscara para esconder sus verdaderos objetivos. Su poder reside en mantener las tropas de choque para imponer sus ideas. En ese contexto, van a ir incrementando los actos de violencia, con lo cual, el país no va a tener inversiones y, por lo tanto, el problema de la desocupación va a acentuarse. En consecuencia, siempre van a tener la excusa de la protesta social porque ellos mismos están creando las condiciones para que la calidad de vida de la población se deteriore al espantar a los eventuales inversores.

Pero suponiendo que, por arte de magia, los salarios subieran, los piqueteros igual van a cometer todo tipo de desmanes para lograr tener la suficiente plata para repartir entre sus tropas para que la gente siga sin trabajar, a pesar de los mayores ingresos, y vaya a piquetear. Al dirigente piquetero lo último que le conviene es que la economía crezca y la gente tenga trabajo bien remunerado.

Kichner nunca va a conseguir que los piqueteros se autodisuelvan porque su motivo de existir no es el problema de la desocupación o la pobreza. Su objetivo es la lucha por obtener el poder mediante la fuerza bruta y aprovechan la pobreza y la desocupación para generar caos. En consecuencia, sólo podrán ser frenados en su intento de tomar el poder por la fuerza si se aplica la ley y se reestablece el orden público. Es decir, obligándolos a cumplir con las leyes.

¿Cumplirá Kirchner con el mandato constitucional de hacer respetar la ley o los vientos de intolerancia que fue sembrando en el último año se le transformarán en tempestades de violencia que no podrá controlar? © www.economiaparatodos.com.ar




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