En más de treinta años de diálogo constante con la dirigencia empresaria argentina, jamás escuché ponderación alguna acerca de Marcelo Bonelli. Sí diversas prevenciones. Éstas, como alguna vez me dijera Norberto Peruzotti, se centran en la larga vinculación de Bonelli con un poderoso grupo económico argentino, lo que presumiblemente le quita independencia, y en sus propias limitaciones, esto es en sus notorias dificultades con la vocalización y en la forma en que escribe.

Confieso que la lectura de un buen libro de Tobías Jones (“The Dark Heart of Italy”, North Point Press, Nueva York, 2004) puede ayudar a interpretar algunas de sus visiones. Particularmente cuando Jones se refiere a una suerte de deporte o pasatiempo al que son muy afectos los itálicos. El de la llamada “dietrología”, que es posible que también tenga sus cultores entre nosotros.

Se entiende por “dietrología”, dice Jones, al “análisis crítico de los acontecimientos en un esfuerzo por detectar, detrás de causas aparentes, designios verdaderos y escondidos” (op.cit. supra., página 29).

Para el también itálico medio “La Stampa”, en cambio, esa misma noción, la de la “dietrología”, ciertamente es “la ciencia de la imaginación, la cultura de la sospecha, la filosofía de la desconfianza, la técnica de las dobles, triples o cuádruples hipótesis”. Clarísimo.

Como es obvio, no siempre se recurre a ella inocentemente. Es, a veces, una fea conjunción de paranoia, celos y resentimientos. Aunque, otras veces, puede haber también intereses en juego. Esta práctica requiere de una inteligencia intrincada. Como dice el propio Jones, a sus adictos les sucede lo que a Otelo con el pañuelo de Desdémona, porque un mero pañuelo inocente es capaz de despertar todo un universo de sospechas.

Utilizada desaprensiva o, peor, conscientemente, la mencionada “dietrología” sirve para cosas diferentes. Desde para fabricar sayos, desprestigiar, desviar la atención, hasta para crear mitos.

Un ejemplo de ella es el artículo “de tapa” que alguna vez me dedicara Página/12 (el mismo medio que luego, habiendo -respecto del suscripto- faltado groseramente a la verdad, se negara a publicar la rectificatoria del caso). Aquel que, el 20 de enero de 2002, me atribuyera un presunto “plan económico”, una vez más totalmente alejado de la verdad. Para así crear “antecedentes”.

Con motivo de las fiestas me regalaron un ejemplar del último libro de Bonelli: “Un país en deuda”. El libro, que destaca la relación del autor con el grupo con el que está vinculado, contiene una interpretación de lo que llama “la imposible relación” de nuestro país con el Fondo Monetario Internacional (FMI). Pretende escribir “historia”. Pero pareciera que solo contiene una “historia”. Lo que es bien diferente.

En sus páginas, Bonelli se refiere brevemente, pero siete veces, a mi persona. Aclaro que jamás se molestó en llamarme siquiera por teléfono para preguntarme nada, o tratar de confirmar o verificar algunas de sus siempre rotundas afirmaciones. Nunca “sintió” esa necesidad. Por esto debo señalar que sus dichos, en lo que a mi respecta, al menos, están enormemente alejados de lo que en realidad ocurrió. Como lo antes mencionado de Página/12, medio al que alguno, curiosamente, señala como vinculado al grupo para el que el autor comentado se desempeña.

La “dietrología” se prepara, abona y cultiva, según queda visto. El libro, si respecto del resto de su contenido es como respecto de las alusiones a mi persona, puede olvidarse. “Clava” en el tiempo una “versión” de los hechos. Para así tratar de alimentar la “cultura de la repetición”, a la que algunos son adictos. Tan sólo eso. © www.economiaparatodos.com.ar



Emilio Cárdenas es ex Representante Permanente de la Argentina ante la Organización de las Naciones Unidas.