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jueves 16 de febrero de 2006

El Consejo de Europa finalmente condena los crímenes cometidos por el comunismo

Las numerosas víctimas fatales de las dictaduras comunistas, que se calcula llegan a la espeluznante cifra de cien millones de personas, están comenzando a ser reconocidas y cuantificadas.

Las cifras de las víctimas fatales de las dictaduras comunistas son realmente enormes. Asombrosas, más bien. Sumadas las ejecuciones individuales con las frecuentes ejecuciones colectivas, se calcula que, entre ambas, generaron una ola de muertes del orden de unos cien millones de personas.

En China se habrían producido sesenta millones de muertes; en la Unión Soviética habrían muerto unos veinte millones de personas; en Corea del Norte y Camboya, unos dos millones de personas; y en Vietnam, algo así como un millón de personas. El resto se distribuye entre Europa del Este, África y Afganistán.

Son cifras absolutamente espeluznantes, de las que, sin embargo, “no se habla”. Pese a que ellas son cuatro veces superiores a las, también horribles, cifras de las víctimas del nazismo.

Las cosas, sin embargo, pueden haber empezado ya a cambiar.

En efecto, la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa (al que pertenecen 46 países del Viejo Continente, aclarando que no se trata de la Unión Europea) acaba de aprobar una resolución, sin carácter vinculante, que condena los crímenes de los regímenes comunistas totalitarios y recomienda que se construya en algún lugar prominente de Europa un gran monumento a todas las víctimas del comunismo.

El debate en torno a la misma fue, no obstante, inesperadamente áspero.

La resolución, cuyo relator fue el conservador sueco Goran Lindblad, se aprobó con 99 votos a favor y 42 en contra.

El líder comunista italiano, Fausto Bertinotti, ostentosamente indignado, protestó reiteradamente por la “equiparación” del comunismo al nazismo. Como si no se tratara de dos regímenes despreciables, por totalitarios y por haber, ambos, pisoteado constantemente los derechos humanos y libertades civiles de sus ciudadanos.

La cosa, sin embargo, presumiblemente no muera en tan sólo eso.

Hay otras iniciativas que también se están poniendo, lentamente, en marcha. Como la del actual Primer Ministro de Rumania, Calin Tariceanu, que acaba de anunciar que ha conformado un instituto de investigación cuya labor tratará de arrojar luz sobre los múltiples crímenes y toda suerte de atrocidades que fueron cometidos por el régimen del infame Ceacescu.

¿Por qué se tardó tanto en reconocer lo sucedido?

Quizás porque, a la caída del comunismo, en 1989, los regímenes de muchos de los países del Este “sobrevivieron”, disfrazados prestamente de regímenes socialistas, “de transición”. Los políticos eran los mismos, con toda suerte de camuflajes.

Sólo con el paso del tiempo el horror humano provocado por el comunismo parece empezar a advertirse y cuantificarse. Era hora de no seguir ocultando más la verdad de la acontecido, que es simplemente deformar la historia (pasatiempo que tiene notorios, empeñosos y organizados cultores “zurdos”, también entre nosotros) y engañando miserablemente a muchos de nuestros jóvenes. © www.economiaparatodos.com.ar



Emilio Cárdenas se desempeñó como representante permanente de la Argentina ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU).




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