Confirmando que la economía japonesa se ha vuelto a poner en marcha después de varios años de profunda deflación, el nivel de desempleo nipón está ahora en su guarismo más bajo de los últimos 8 años: 4,1%.
Esto, sumado a la suba del precio del crudo, seguramente derivará en presión inflacionaria. La misma que parece haber, de pronto, regresado al escenario mundial. Lo que, a su vez, debiera reflejarse -pronto- en la consiguiente suba de tasas que está -desde hace algún rato- sugiriendo el Banco del Japón.
Hasta ahora, las tasas de interés del yen siguen siendo virtualmente cercanas a cero. La deflación japonesa terminó en el pasado mes de noviembre. Pero la inflación sigue, por ahora, en niveles realmente fuera de lo común, de sólo el 0,5%.
A su vez, la relación entre quienes buscan trabajo y las ofertas de empleo es del 1,04%, nivel que es el más alto de los últimos 14 años. Las posibilidades de obtener empleos, entonces, no son escasas; lo que es también saludable.
Mientras las utilidades de las empresas japonesas siguen siendo robustas, la oferta y la demanda de trabajo parecen, en cambio, estar ya bastante calzadas. Lo que podría, como consecuencia, derivar en presiones en dirección a las alzas salariales, lo que normalmente produce presión sobre los precios, a los que empujan hacia arriba, tarde o temprano (pese a la opinión contraria del bueno de nuestro Alberto Fernández, a quien jamás se lo consideró un hábil economista, pese a lo cual increíblemente sostiene -muy campante- que las alzas salariales no generan inflación).
Mientas tanto, Japón está muy bien y el yen, por su parte, con tendencia inequívoca a fortalecerse en el corto plazo. © www.economiaparatodos.com.ar |