– ¿Por qué se vive un clima de confusiones y sobresaltos en los países de Latinoamérica?
– Si vamos empezando por el norte, para luego ir bajando hacia el sur, el primer país a tener en cuenta en este contexto es Venezuela. Que, a su vez, explica bastante también mucho de lo que sucede en Bolivia. Las repúblicas se caracterizan por tener normas institucionales y divisiones de poderes que se respetan en todos los ámbitos, pero sobre todo por aquel que gobierna. No hay república cuando el que gobierna no respeta el Estado de Derecho. Y ésta es la esencia de lo que pasa actualmente en Venezuela. Se trata de un país democrático, en tanto que Chávez ha sido elegido mayoritariamente por el pueblo venezolano, pero que no tiene a cargo a un hombre que respete demasiado las instituciones. Es un populista, en el viejo sentido y tradición del populismo.
– ¿A qué llama “vieja tradición del populismo”?
– Nosotros sabemos de eso. Hay que pensar en cómo fue Perón en la Argentina, cómo fue Velasco Ibarra en en Ecuador, cómo fue Getulio Vargas en Brasil. En el fondo, lo actual no es más que una repetición de lo que pasó hace 40 o 50 años. Lo que sucede es que solemos olvidarnos de la historia. ¿Y cuál es la esencia de un líder populista? La esencia es el manejo de la caja. Esto es así. De hecho, a Perón no se lo puede entender sin comprender que en el Banco Central no se podía entrar en 1946 porque había tantas reservas y tanto oro que era imposible ingresar en la bóveda.
– Eso decía Perón….
– Esas historias son genuinas. Pero no sólo Argentina en esa época no era deudora, sino que, además, era acreedora en montos masivos. Y esto era condición vital para que existiera Perón. Un líder populista necesita caja. Y la caja viene por gobiernos anteriores con buen manejo y administración de los recursos o por haberse quedado con algo ajeno. No hay más vueltas, no hay demasiadas alternativas: o el gobierno anterior dejó las cuentas en orden y plata, o el gobierno actual decide quedarse con los depósitos, no pagar la deuda o expropiar. Sin caja, el populismo no funciona. Porque todo el mundo sabe la verdad, incluso aquellos que se benefician. Todos saben, aunque sea en su fuero íntimo, que no merecen recibir una heladera simplemente por estar parados en una esquina, que no merecen recibir un subsidio simplemente por ser amigos del “patrón del país”. Entonces, sin caja, la estructura populista se viene abajo, se cae a pedazos. Y esto es lo que explica por qué Morales expropia en Bolivia. Y lo hace porque el petróleo vale 70 dólares el barril, si valiera 20 no expropiaría. Lo que está en juego acá es el manejo de esa caja que resulta de la exportación de productos de energía que le permiten a un líder populista hacer su juego. Hugo Chávez, en Venezuela, aplica la misma fórmula. El problema de América Latina es que está gobernada por populistas.
– Pero Hugo Chávez está sentado sobre el oro negro.
– Es cierto, pero piense que Venezuela tiene déficit y que los niveles de pobreza son más extremos de lo que eran cuando él llegó al poder. Y aún así, por la caja puede producir la vieja solución de Julio César en Roma: “pan y circo”. Porque en el fondo el populismo es eso: “pan y circo”.
– Clarísimo. Lo importante es asegurarse de tener los recursos para financiar la fiesta.
– Sí, sin eso se acaba el populismo. Puede haber una izquierda, pero no populismo. Y fíjese usted que, en este momento, en América Latina los que vienen de la tradición de izquierda en serio, que son los uruguayos y los chilenos y vienen del Partido Comunista, son hoy la gente racional. Es muy curioso que en América del Sur una buena parte de los ministros actuales estuvieron exilados, pero no en los Estados Unidos, sino en países socialistas. Por ejemplo, en Chile, Lagos fue embajador de Salvador Allende en la Unión Soviética. Y lo mismo con Tabaré Vázquez. El gobierno de Uruguay es de la izquierda tradicional, no de la izquierda populista. Entonces, lo interesante de analizar es cómo esta izquierda tradicional se ha transformado en una izquierda racional, una izquierda socialdemócrata que considera que el déficit fiscal es malo, que no hay que pelearse demasiado con los vecinos, que hay que manejar la política con racionalidad, que hay que exportar, que hay que educar a la gente. En definitiva, que hay que hacer políticas, en plural. En cambio, el populista no quiere hacer políticas, quiere hacer política. Está concentrado en la acumulación del poder y no en la instrumentación de políticas. Un hombre como Lagos, que fuera de Chile es admirado por todos…
– En su país cuenta con un alto porcentaje de adhesión de los sectores populares.
– Sí, pero también de los de derecha. ¿Y por qué? Porque es un hombre que se dedicó a mejorar la educación, a mejorar el tema del litro de leche y el sistema de escuelas para los chicos, por ejemplo. Pero no regalando cosas, ni zapatillas ni mochilas. ¿Cómo? Concientizando a los padres, obligándolos a que si mandan un hijo a la escuela deben vacunarlo, y tiene que estar en la escuela tantos días por año… Es decir, insisto, haciendo políticas.
– Si uno visita los sitios web de la centroderecha de Chile y se fija en el nivel de los debates que se desarrollan, se observa que no son discusiones a muerte, sino cuestiones constructivas: “tenemos que mejorar la educación, a nosotros nos parece que es mejor de esta manera”. Es realmente estimulante ver la clase de discusiones que hay del otro lado de la cordillera.
– Es así. Pero es simple, esto se da porque no es populismo. Es centroizquierda en debate contra centroderecha. Cada uno promocionando lo que le parece más importante: a la centroderecha, el espíritu empresario, la innovación; a la gente de izquierda, la compensación de aquellos que han perdido posición o no la tienen. Eso es un debate racional en una sociedad racional.
– Pero ninguno de los dos saca los pies de la tierra.
– No. Y ninguno de los dos utiliza las bases del populismo que construye sobre el resentimiento de alguno. Siempre tiene que haber un enemigo para que funcione el populismo. Chávez tiene enemigos. Igualmente, en general, un líder populista efectivo identifica enemigos no peligrosos. Jamás tocan a los peligrosos.
– La semana que viene se juntan Chávez, Morales, Lula y Kirchner. ¿Es un problema para la Argentina?
– ¿Usted se refiere al tema de Evo Morales?
– Sí, claro.
– Bueno, uno desea que a Bolivia le vaya bien, por varias razones. Fundamentalmente, porque ya tenemos 300 o 400 mil inmigrantes bolivianos que trabajan en la Argentina y con los escándalos hemos sabido que una buena parte de ellos lo hacen en negro y en condiciones no óptimas, pero lo cierto es que trabajan aquí. Si a Bolivia le va mal, en vez de 300 mil vamos a tener un millón y medio. No sé si me explico… Nosotros no queremos que Bolivia se vuelva un país no gobernable porque van a venir aquí escapando de esa situación.
– La verdad es que nosotros vamos a importar gas mucho más caro.
– Sí, pero si las cosas se complican también vamos a importar gente.
– Las dos cosas.
– El problema de la gente es que tiene necesidades, tiene que ir al médico, tiene que ir al hospital, precisa seguridad. Yo lo que temo es que si Bolivia se vuelve un país con muchos conflictos, los argentinos empecemos a sufrir las consecuencias de esa ingobernabilidad a través de la inmigración expulsada.
– ¿Usted piensa que Evo Morales tiene, como Chávez, algún financiamiento para su populismo?
– No. El problema que tiene el presidente de Bolivia es que gobierna un país muy pobre. En los últimos 60 días se la ha pasado diciendo que no tiene plata. Bueno, ahora con la nacionalización de los hidrocarburos dio el golpe de mano.
– Manoteó lo que había.
– Es un típico movimiento de un líder populista, como sacado del manual. Un hombre de izquierda racional lo que quiere es mejorar la condición de los pobres, a través de métodos que pueden o no ser los correctos. Pero hay una preocupación por cuánto se gasta en educación, cuánto se gasta en tal cosa. Hoy, los debates entre la izquierda y la derecha son debates de instrumentos, pero no son ideológicos. Esos debates ya no existen en el mundo real. Evo Morales ha tomado una decisión que le permite sentarse encima de una caja. La pregunta es si su modelo es Lagos o si su modelo es Chávez.
– ¿Usted qué cree?
– Déjeme sospechar que el modelo de Evo Morales es Chávez. Y si esto es así, se le avecina un problema.
– Cuando la caja deje de dar…
– Exacto. Si el petróleo o el gas pasan de valer 75 a 40 dólares por barril, Chávez y Morales van a tener los mismos problemas que tuvo Perón en 1955 y los que tuvo Velasco Ibarra en su momento.
– Como lo que sucedería en la Argentina si bajara el precio de la soja.
– Sí. Lo que a mí me preocupa es que, en un primer momento, uno tuvo la esperanza de que Evo Morales, siendo un sindicalista, iba a tomar el camino de Lula, que demostró ser práctico. Lula es un hombre que goza de una inmensa popularidad en Brasil y, de hecho, es muy probable que sea reelegido. Es popular con la gente modesta, ha intentado hacer cambios -no siempre con éxito, pero lo ha intentado-, pero sabe lo que es negociar.
– Tienen noción del mundo real.
– Claro. Y, sinceramente, yo tuve la esperanza de que Morales tomara esa senda. Podría haberlo tomado, pero pareciera que prefirió la vereda populista. Esperemos que corrija y que lo haga a tiempo.
– Vamos un poco más al sur. ¿Uruguay se puede ir del MERCOSUR en breve?
– ¿Qué quiere decir irse? Si quiere decir transformar al MERCOSUR en una zona de libre comercio, francamente no creo que sea una mala idea. Porque, ¿cuál es la diferencia actual entre el MERCOSUR y una zona de libre comercio? Que, en teoría, el MERCOSUR como es una unión aduanera tiene políticas comerciales comunes hacia el resto del mundo. Bueno, ¿hemos conseguido un tratado de libre comercio con Europa?
– No.
– ¿Hemos conseguido un tratado de libre comercio con los Estados Unidos?
– No.
– ¿Hemos conseguido un tratado de libre comercio importante con algún país del mundo?
– Tampoco.
– Entonces, el señor Tabaré Vázquez se debe estar preguntando lo que nos preguntamos muchos: ¿para qué sirve la política externa del MERCOSUR cuando no somos capaces de conseguir o hacer una transacción? Ésa es la pregunta. Y creo que todos sabemos responderla. © www.economiaparatodos.com.ar |