Hace muy pocos días, el diputado Jaime Trobo, del Partido Blanco de Uruguay, cursó –con razón– un oportuno “pedido de informes” a la Cancillería de su país en el que preguntaba por las razones por las que se ha decidido eximir a Venezuela (gobernada por un déspota, de corte autoritario) del compromiso de mantener y respetar la democracia, antes de ser aceptada como miembro del MERCOSUR.
Este compromiso esencial fue, en su momento, exigido a todos los países que originalmente conformaron el MERCOSUR.
Lo mismo –apuntamos– está ocurriendo con el “Protocolo de Adhesión” de Bolivia al MERCOSUR, que tampoco incluye una “cláusula democrática”, como lo exige el “Compromiso Democrático” regional suscripto en 1996 y el “Protocolo de Ushuaia”, de 1998.
Lo mismo cabe preguntarse en nuestro propio medio. Nuestra poco transparente Cancillería no ha dado explicación alguna de lo sucedido. Lo que hace pensar que el MERCOSUR se aleja voluntariamente del marco democrático, lo que sería grave.
Esto, frente al aumento de los regímenes y tendencias autoritarias y semi-autoritarias en nuestra región, debería generar preocupación. Porque sugiere que, quizás, los latinoamericanos estamos dejando de priorizar la defensa de las libertades civiles y políticas esenciales y, aun peor, aceptando –en forma más o menos pasiva– la vulneración y el manoseo de las fórmulas y principios republicanos tradicionales. Aquellos que conforman la esencia misma de la democracia liberal, o sea los que garantizan la vigencia efectiva de las libertades personales.
Lo de Venezuela y Bolivia es grave, porque si en cualquiera de esos países –que hoy no lucen democráticos– hubiera de pronto un “autogolpe” (lo que no puede descartarse), ello no afectaría la capacidad del respectivo país de seguir como miembro del MERCOSUR.
Por el contrario, si ello sucediera en la Argentina, Brasil, Paraguay o Uruguay, cualquiera de estos países quedaría, a diferencia de los primeros, rápidamente excluido del MERCOSUR.
Dos varas distintas, entonces, para medir a los países que conforman el MERCOSUR. Para nosotros, un signo de los tiempos que corren. Porque es algo así como decidirse a reconocer lo obvio: que algunas de nuestras democracias están cada vez más presionadas por la ola de amenazas que genera una izquierda radicalizada que no sabe, ni quiere saber, de límite alguno. © www.economiaparatodos.com.ar |