– En la Argentina no pasamos nunca de la reactivación al crecimiento en serio. Es decir, con un volumen de inversión sostenido y no marginal. ¿Cómo lo ve usted?
– En el año 2002 se cambiaron los precios relativos y la verdad es que eso modificó las cosas. Antes uno podía dedicarse a hacer cortes de peluquería o a producir trigo. Pero, ahora, los precios relativos están a favor de los productores de bienes y, en cambio, a los productores de servicios no les va bien. Sólo hay dos casos de productores de servicios que son atípicos. Uno es el sector del transporte, que está creciendo de manera importante porque hay más bienes para transportar. Y otro es el sector de electricidad, gas y agua, que ha sido muy golpeado por los marcos regulatorios y las normas, pero que pese a eso ha crecido.
– Y el sector del turismo…
– Claro. Los servicios turísticos, que son exportaciones, básicamente. Entonces, la Argentina hoy produce más bienes que servicios y ése es el resultado de todo este crecimiento del que se habla. Hay algunos que se sorprendieron. Yo, lo debo reconocer, soy uno de ellos. Soy uno de los más sorprendidos de que la tasa de inversión haya subido de forma tan importante entre 2002 y fines de 2004. Es cierto que se dieron condiciones particulares, pero bueno, fue así. Por otra parte, hay que tener en cuenta que hubo un sector que sobreinvirtió, que fue el sector agropecuario, principalmente. Yo creo que no sólo cambiaron maquinaria y compraron nuevas, sino que hasta pusieron alambrado de 7 hilos, todo nuevo. Cada tanto este sector recibe estos cambios de precios relativos y se reactiva. Después, en la transición, se va comiendo el capital y luego, de nuevo, se renueva este ciclo. Suele ser así. Con respecto al resto del sector productor de bienes, lo que yo veo es una gran cantidad de inversiones muy chiquititas en empresas grandes, levantando un cuello de botella, y una gran cantidad de inversión en empresas chicas, pero con un horizonte de uno, dos o tres años. Entonces, lo que a mí me preocupa, y que es lo que usted plantea, es que esto todavía no se puede denominar crecimiento sostenido a tasas elevadas. Recuerdo una frase de Hernán Büchi, que fue ministro de Hacienda de Chile, que en su momento, allá por fines de la década del 80, no entendí. Él dijo: “La única manera de salir de este problema de Chile es creciendo al 7% anual”. Y tiene razón, ésa es la única manera de crecer e incorporar a los desocupados dentro de la demanda laboral y lograr que vayan teniendo ingresos para consumir. Lo concreto es que acá en la Argentina la tasa de inversión se ha quedado en valores muy bajos. Pero, aun así, no es lo que me preocupa.
– ¿No?
– No. Porque yo siempre digo que la población crece el 1% y, por lo tanto, todo lo que crezca más del 1% entonces da un crecimiento por habitante. El problema es que si uno está dispuesto a disminuir la tasa de pobreza, bajar el índice de indigencia, incorporar a la gente a la economía y reducir la tasa de desempleo del 15%, se necesita una tasa muy alta de crecimiento. Y eso es más difícil.
– Sin tomar a la construcción, que es un rubro que distorsiona la inversión sobre el Producto Bruto Interno (PBI), ahora estamos en seis puntos y medio, el mismo nivel que en los 80. Y no deberíamos olvidarnos que esa fue “la década perdida”.
– Sí.
– Entonces, no hay mucha inversión y hay que ver si la que hay alcanza para amortizar el estado del capital, porque cuando se rompe algo hay que invertir de nuevo y aumentar…
– En eso estoy totalmente de acuerdo con usted. La inversión en la Argentina es 60% en construcciones y un 40% en maquinaria. Si a la inversión en maquinaria y equipo la divido por la población económicamente activa, en 2004 la cantidad de capital por hombre ocupado es menor que la de 1993 y se acerca a la de la década del 80. ¿Eso qué es lo que dice? Que cuando no le acerco capital al trabajo, es decir, no le acerco una computadora nueva a la secretaria, la productividad de la secretaria cae. Como el salario es igual a la productividad marginal de esa persona, si yo no le acerco capital, esa productividad baja y esa persona va a ser más pobre, además. Es simple. Lo que pasa es que eso no se va a ver en el corto plazo, es decir uno, dos o tres años. Pero si esta evaluación la hacemos en un período de 10 años, va a ser claro que la gente se vuelve más pobre.
– Si ahora se toma una foto económica y se la compara con las del 70, 80 o 90, hoy, sin dudas, se es más pobre en términos absolutos que entonces. Por lo menos en cuanto al ingreso per cápita.
– El período de mayor crecimiento en la Argentina fue entre 1963 y 1975 con una tasa de inversión de más de 23 puntos del producto. Cuando uno analiza ese período, se puede ver que se crecía muy fuerte en materia de salarios. Tal es así que si se compara a un operario de ese tiempo con uno de ahora, aquel recibía muchísimos más bienes públicos que hoy no tiene. No sólo con el tema del sueldo, sino que además tenía buena educación pública, tenía seguridad y, si bien no existía la ley de obras sociales, tenía salud pública muy buena.
– Es más, en esas décadas no se veían hombres revolviendo los tachos de basura para ser cartoneros. Algo que hoy es una actividad económica…
– Es que el cambio de precios relativos de 2002 volvió conveniente esa tarea.
– Entonces, también la calidad del trabajo bajó.
– Exacto. Por razones laborales he pasado por todos los países de América, y lo que noté incluso en los mejores países, en donde hay distribución del ingreso y tienen menos problemas de empleo de los que tienen Uruguay y la Argentina, es que los trabajos son en su mayoría de baja productividad. Acá se destruyó el salario informal y el formal se está ajustando. El empleo formal es, en números absolutos, el mismo que hace 40 años. Pero el empleo creció y todo ese crecimiento de los últimos 40 años fue informal. Ese es un dato alarmante que habla de la calidad del trabajo y de un problema grave a futuro, porque cuando esa gente se retire y entre en su vida pasiva el Estado no la puede dejar en la calle. Esto lo que nos está diciendo es: usted en un futuro va a tener que pagar más impuestos. ¿Por qué? Porque va haber que solventar a esta gente que no ha sido previsora en su momento.
– Todos estos indicadores están mostrando la decadencia por consumo de stock de capital y porque no hay inversión en la Argentina.
– Sí.
– Acá se suele decir que con salarios altos no se puede exportar. Yo me tomé el trabajo de averiguar y en Irlanda tienen un ingreso per cápita de 38.400 dólares y exporta bienes y servicios que representan 26.000 dólares anuales por habitante. Alemania tiene un ingreso per cápita de 29.000 dólares y exporta 11.000 por habitante. Nosotros, con ingresos promedio de 3.300 dólares por habitante, apenas exportamos 800 dólares per cápita. Lo que surge de este cuadro es que los países con más ingresos per cápita son los que más exportan por habitante.
– Y son, además, los que tienen mejor relación capital-trabajo. © www.economiaparatodos.com.ar |