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jueves 10 de noviembre de 2005

Aldo Abram: “El tipo de cambio real alto siempre está asociado a niveles de pobreza elevados”

Pasaron las elecciones y hoy la inflación es uno de los temas que más preocupa. En esta entrevista, el economista Aldo Abram analiza las presiones inflacionarias y explica por qué la estrategia cambiaria en la que insiste el gobierno argentino genera, irremediablemente, mayor pobreza.

– ¿Hoy en día las dos preocupaciones del gobierno son la inflación y la inversión?

– Yo creo que no solamente es una preocupación del gobierno, debería ser una preocupación para todos. Fundamentalmente, por lo que genera esta estrategia que ha seguido el Banco Central en los últimos tiempos de sostener el tipo de cambio real alto, comprando dólares y emitiendo pesos.
Al principio, en los primeros años después de la devaluación, dado que estábamos recuperando cantidad de pesos en términos de valor que teníamos en nuestros bolsillos que habían sido licuados por la devaluación, el Banco Central pudo emitir sin que eso implicara una desvalorización de nuestra moneda. Lamentablemente, ese proceso de recomposición, que fue muy fuerte en esos años, a partir de mediados de 2004 se terminó.
Los argentinos llegamos a tener la cantidad de pesos que queríamos tener en nuestros bolsillos y ahora el Banco Central está emitiendo pesos que nadie quiere. Conclusión: esa unidad de cuenta que tenemos y que es nuestra moneda nacional se está desvalorizando, como pasa con cualquier otro bien del que hay más de lo que la gente quiere.

– Pero cuando eso pasa con la moneda es más grave que con otro bien.

– Correcto. Porque, lamentablemente, como se trata justo de la unidad de cuenta que es la medida con la que mido todo, el problema surge en que si yo achico ese metro voy a tener como consecuencia que todo lo que mida contra ese metro empieza a crecer. Eso se llama inflación.
Hasta ahora, quizás, no hemos visto el mayor impacto de los costos de la inflación, pero tenemos una señal. Si uno se fija lo que ha sido la evolución de la pobreza en el primer semestre de este año, puede ver que la caída de la pobreza ha sufrido una fuerte desaceleración. Sin embargo, el PBI creció el 9%. ¿Por qué se desacelera tan fuertemente la caída de la pobreza en Argentina, entonces? Justamente porque se aceleró la inflación. Es decir, a los sueldos les cuesta mucho más ahora seguir la velocidad de la suba de precios. Y lo peor de esta historia es que hacia delante todos estamos esperando que la inflación sea más alta que en el primer semestre y que, además, la pobreza permanezca en niveles más altos, pero que el PBI se desacelere.

– ¿Seguro que todos estamos teniendo en cuenta eso? El gobierno no parece darse por enterado…

– Aun el Ministerio de Economía está esperando este desaceleramiento del crecimiento del PBI. Con lo cual, uno empieza a ver que es muy probable que el nivel de pobreza en la Argentina, que en estos momentos está en un 38%, tienda a moderar su caída, a tal punto que por ahí tienda a tocar un 35%. Estos son niveles de país subdesarrollado del resto de América Latina, pero no son niveles que históricamente haya tenido nuestro país. Son muy altos para historia de la Argentina.

– ¿La expansión de moneda, es decir la cantidad de billetes que imprimen, es muy alta?

– Parte no ha llegado a la población porque la sacaron con deuda que coloca el Banco Central. O sea, emite pesos y después le dice al mercado “dame pesos, tomá los bonos”. Se compran con deuda que paga intereses, digámoslo así.

– Mientras puedan seguir con ese pedaleo, la dinámica es esa. Porque si uno quiere sostener artificialmente un tipo de cambio en un nivel más alto que el del mercado, alguien tiene que salir a comprarlo.

– Exactamente.

– Y si al sector público no le alcanzan los recursos tributarios, es decir, el superávit primario para hacerlo, va a tener que seguir emitiendo. Así que no hay mucha salida, salvo que toda esa emisión la capturen con más endeudamiento. De todas maneras, ¿esto no provocaría una suba en la tasa de interés?

– Sí. Hacia delante yo creo que va a haber un factor que va a jugar a favor del gobierno y del Banco Central que es que el dólar, que se venía despreciando fuertemente en el mundo, se tiene que empezar a apreciar en algún momento. Caso contrario vamos a estar en grandes problemas internacionales en el futuro.

– ¿Por la suba de las tasas de interés?

– Claro. Si el dólar se aprecia rápido, por más que se aprecie rápido el peso, la apreciación del dólar va a estar restando de la apreciación del peso. La presión sobre el mercado cambiario en la Argentina va a ser mucho menor que la que estamos viendo ahora, que encima que el peso se está apreciando, el dólar se desprecia y lo tratan de sostener.

– ¿La solución entonces sería la fuga de capitales?

– No es lo que yo pienso, sino a lo que lleva esta lógica. Ése es justamente el problema al que lleva este modelo de tipo de cambio real alto. Es decir, el tipo de cambio real llegó a ser tan alto justamente porque teníamos fuga de capitales. Pero la gente empezó a confiar en el futuro y esa fuga de capitales empezó a disminuir fuertemente en los últimos tiempos. Consecuentemente, hay menos demanda de dólares y el tipo de cambio tiende a caer. O sea que para tener un tipo de cambio real alto, en realidad lo que hay que fomentar es la fuga de capitales, lo cual implica menor financiamiento de la demanda interna y menor inversión, un desastre que nadie querría.

– Supongamos que de pronto acá cambiaran las reglas de juego y nos transformamos en un país racional donde todos quieren poner plata. Eso haría bajar el tipo de cambio porque tendríamos ingresos de capitales, lo cual se volvería inconsistente con el modelo del gobierno. Por lo tanto, casi no conviene que el país genere confianza porque eso le complica las cosas al gobierno. Es increíble…

– Ése es el razonamiento y por eso por algún lado este modelo va a explotar. Bueno, por ahí “explotar” es un poco fuerte. Digamos que tiene que ajustarse y lo está haciendo con una inflación alta.
Además, lo que usted plantea se comprueba a nivel internacional. No hay ningún país que sea desarrollado, les brinde un bienestar económico a sus habitantes y tenga tipo de cambio real alto. Todos los países que lograron tener una senda de desarrollo, lo hicieron teniendo un tipo de cambio real que fue bajando.
De hecho, otra cosa que también es propia de este modelo es que es cierto que a corto plazo el tipo de cambio real en la Argentina tiene que bajar porque subió mucho con la devaluación y la crisis de 2002, pero en el largo plazo yo creo que el gobierno se va a dar el gusto y vamos a tener un tipo de cambio real que va a tender a crecer.
¿Por qué? Porque la competitividad de un país no puede permanecer muy lejos de la evolución de la competitividad del mundo. Y los dos motorcitos de esto para un país son el tipo de cambio real y el otro es la eficiencia.
¿Y cómo se consigue eficiencia? Con mucha inversión. Los países que tienen mucha inversión logran generar mucha eficiencia. Y eso hace que el tipo de cambio real baje. En realidad, cuanta más eficiencia logra un país lo que consigue también es mayor bienestar económico para su población. Pero, justamente, como gana mucho más que el resto del mundo, el tipo de cambio baja.
Los países que generan menor inversión tienden a tener una evolución de la eficiencia mucho menos rápida de lo que es la evolución del mundo, con lo cual lo tienen que compensar con un aumento del tipo de cambio real. Y el tipo de cambio real alto siempre está asociado a niveles de pobreza altos. Porque aunque nuestro ministro de Economía diga que no, cuando uno busca un tipo de cambio real alto lo que está buscando es que el precio de los bienes que producen los empresarios en su país sean altos respecto del costo argentino. ¿Quién es el costo argentino? El ingreso de todos nosotros que va a tener que comprar pocos bienes.
Esto para los sectores de altos ingresos quizás no sea tan grave, porque por ahí compran pocos bienes y muchos servicios. Tampoco para los sectores de clase media, que todavía tienen una participación baja de los bienes dentro de su canasta de gastos. El problema, como siempre, es de los pobres, que gastan todos sus ingresos en bienes. De esta manera es como llegamos al tema con el que yo comenzaba, que es mi preocupación por los niveles de pobreza.

– ¿Piensa que en los próximos meses va a haber presiones sindicales cada vez más fuertes?

– Sin lugar a duda. Yo no creo que lo que hemos visto antes de las elecciones fuera por las elecciones en sí.

– ¿Se refiere a lo de Moyano?

Sí, todo el conflicto laboral. Yo creo que, al revés, lo que hemos visto no fue peor gracias a las elecciones, porque los sindicalistas apaciguaron a sus tropas. A partir de ahora, vamos a tener un escenario de conflicto mucho mayor, porque es natural que en un país en el cual la inflación tiende a ser alta la conflictividad laboral sea mayor. A nadie le gusta ver licuado su poder adquisitivo.

– Le planteo dos escenarios posibles distintos. Uno en el que el gobierno se planta y dice: “no, seguimos así”. Y otros en el que cede. ¿Cómo sería el panorama en cada caso?

– Yo, sinceramente, pienso que el gobierno no se tiene que meter. Lo que debería hacer es dejar que los empresarios negocien con los trabajadores. Estoy convencido de que ése es el camino en estos casos. Está demostrado que los aumentos de salarios, en la medida que son negociados entre las patronales y los empleados, no generan inflación. 

– Sin embargo, lo más probable es que el gobierno sí se entrometa.

– Sí. Y en ese caso, más que generar inflación, lo que va a pasar es que va a seguir generando una fuerte merma de creación de empleo en la Argentina, que es lo que se está viendo. Y, lamentablemente, va a mantener el nivel de desempleo real, que es ése al cual se le descuentan los planes de jefes y jefas de familia, y que sigue estando en los dos dígitos, un valor muy alto. © www.economiaparatodos.com.ar




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