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jueves 4 de junio de 2009

América latina en deriva autoritaria

Algunos de los países de la región se deslizan –y cada vez más rápido– hacia las peores prácticas políticas.

En las últimas semanas sugerimos que en algunos rincones de América Latina parecería insinuarse un saludable giro político hacia el centro. Esto sucede -concretamente- en Brasil, Chile, Panamá, Perú y Uruguay. En todos los casos, fuera del llamado “eje bolivariano”. En los países que aún son democráticos. Los que no tienen la “deriva autoritaria” que predica Hugo Chávez.

En los países del “eje bolivariano” las cosas, en cambio, son bien distintas: la “deriva autoritaria” es en ellos cada vez más pronunciada y visible. Descarada, más bien.

Venezuela

Hugo Chávez se ha quitado definitivamente la máscara. Está claro que ya es lo mismo que Fidel Castro, pero con dinero. Chávez no oculta su autoritarismo, hundiendo a Venezuela en una larga noche de la que, sin duda, le costará mucho poder salir.

Su ensañamiento es ahora con todos. Lo que se mueve es nacionalizado, hasta las fábricas de pastas. Sin el menor pudor.

Ni qué hablar de los “medios de comunicación masiva” que no comulgan con su “discurso único”, a los que abiertamente procura silenciar. Después de Radio Caracas, eliminada ya del aire, ahora es el turno de la última cadena televisiva independiente de noticias: “Globovisión”, que ya ha recibido varios “ultimátum” y sólo parece aprestarse a morir dignamente mientras se intimida personalmente a sus directivos.

Bolivia

El mayor descaro en el actuar es el de Evo Morales. El líder indígena boliviano no anda tampoco “con vueltas”. Públicamente anunció que su objetivo es el de, en las próximas elecciones generales, “controlar absolutamente” los tres poderes del Estado. Todos, entonces.

El anuncio no puede ser más totalitario. Menos democrático. No obstante, no ha despertado a los latinoamericanos del sopor que aparentemente les impide defender la libertad y poner límites al autoritarismo. La “deriva autoritaria” continúa y se acelera, en rigor. Hasta la Organización de Estados Americanos (OEA) sigue en silencio, de la mando de un Insulza empeñado en “no hacer olas”.

No es sorpresivo. Evo Morales acaba de proclamarse, urbi et orbi, marxista- leninista, esto es autoritario y a nadie en la cada vez más cínica Organización de Estados Americanos se le movió un músculo de la cara. En 1962, por esa misma razón la organización expulsó a Cuba de su seno. Hoy no se cree que esa declaración suponga o contenga nada anti-democrático. Aunque la evidencia bolivariana confirme lo contrario.

Una reacción embretada

Por esto, en Venezuela, un conjunto de ex embajadores, intelectuales, ex magistrados, artistas, empresarios, sindicalistas y militares en retiro, el grupo llamado “400+”, acaba de instar al socialista José Miguel Insulza a que active los mecanismos de la Organización de Estados Americanos conocidos como la “Carta Democrática”. Asumiendo así “la defensa del patrimonio democrático” de la región, cada vez más erosionado.

Mientras tanto, Insulza declaró en España, pomposamente, que él tiene dudas que siquiera exista un “retroceso democrático” en América Latina. Claramente, no lee los diarios. Por esto no piensa que sea necesario convocar al Consejo Permanente de la organización que administra, como lo exige el Artículo 20 de la Convención Americana.

En paralelo, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos acaba de señalar que en Venezuela existe “un ambiente hostil para el disenso político”, lo que es todo un sutil eufemismo. Para Chávez, el reciente informe de la Comisión es solo “basura”. Como todo lo que no coincide con su visión de las cosas.

Por todo esto, los “400+” venezolanos señalaron, con razón, que “el pueblo venezolano no olvidará la indiferencia, la lenidad o, peor aún, la complicidad” de Insulza. Tienen razón, por cierto.

Nicaragua

Siempre en el ámbito del “eje bolivariano”, en este caso en Nicaragua, convertida ya en un feudo personal de Daniel Ortega y de su esposa, los jueces reciben “carnets” que los acreditan como “militantes sandinistas”, lo que algunos de ellos parecen apreciar más que ser independientes e imparciales, que para un magistrado judicial es todo lo contrario a enrolarse en el “sandinismo”.

Cuando los propios jueces de la Corte Suprema de Nicaragua se aprestaban a recibir esos vergonzosos “carnets”, alguien descubrió la presencia de periodistas a los que se pidió retirarse del lugar, según consta en la crónica de legendario periódico “La Prensa” de Nicaragua, en su edición del 19 de mayo pasado.

La Corte Suprema es otra institución nicaragüense controlada por Daniel Ortega, en este caso a través de los “buenos oficios” de Rafael Solís, producto del pacto entre Arnoldo Alemán y Daniel Ortega.

La democracia, queda visto, está cada vez más ausente. La “deriva” nicaragüense hacia el autoritarismo es cada vez más clara y se está convirtiendo en un vértigo.

La reacción aún está ausente. Cuando los gobiernos controlan todos los resortes del poder, el regreso a la democracia no es nada fácil y suele tener que pagar precios altos en términos de libertad y vencer obstáculos de toda índole, según enseña la historia.

Argentina

Argentina tiene ahora la oportunidad de evitar seguir en esa “deriva” impulsada por los Kirchner, que controlan el Poder Legislativo y buena parte del Poder Judicial.

Las elecciones legislativas del próximo 28 de junio pueden devolver a su sociedad los equilibrios y contrapesos constitucionales de la democracia.

Esto ocurriría si el oficialismo pierde el control absoluto del Congreso que hoy tiene. Se acabarían los “superpoderes” delegados por el Legislativo al Ejecutivo; se terminaría el control político de los jueces a través del Consejo de la Magistratura; se pondría fin a la expoliación del agro; y se proseguirían, sin miedo, las investigaciones en materia de corrupción hoy paralizadas desde el poder. No es poco lo que está en juego, entonces.

Las encuestas señalan que la posibilidad está a la vista. Si no hay fraude, la democracia puede recuperar el terreno y las atribuciones que -paso a paso- le han sido sustraídas por los Kirchner. La libertad podrá volver a vivir. La intimidación dejará de ser un estilo de vida. Y las amenazas caerán en saco roto.

No es poco lo que está en juego. Es una enormidad. No obstante, la mitad de los argentinos, preguntados que son por los encuestadores acerca de que es lo que se juega en la próxima elección, contestan no tener mucha idea. De horror.

Uruguay

La democrática República Oriental del Uruguay va, una vez más, ordenadamente camino a sus próximas elecciones presidenciales, las que tendrán lugar en octubre venidero.

Si bien es cierto que desde fines de 2008 el oficialismo -el izquierdista “Frente Amplio”- se ha mantenido a la cabeza de las intenciones de voto en términos relativos, las fuerzas de la oposición ( los tradicionales partidos de centro, “Blanco” y “Colorado”, además de los “Independientes”) están acortando visiblemente las distancias y si el “Frente Amplio” no logra imponerse en “primera vuelta”, esto es obtener -de inicio- más del 50% de los votos, puede bien ser derrotado en “segunda”, por una oposición que estará entonces, como es tradicional, unificada.

El Frente Amplio tiene hoy sólo un 43% de intención de voto (está entonces bien lejos del ambicionado 50%). Los dos partidos tradicionales suman, por su parte, el 45% y si se les adicionan los votos del pequeño Partido Independiente, estarían en el 47%. El escenario luce entonces sumamente competitivo. Parejo. Cualquiera pude ganar, cualquiera puede perder. Los resultados están obviamente abiertos.

Esto pese a que falta aún despejar el resultado de las elecciones primarias, esto es las internas de los partidos políticos (en Uruguay, a diferencia de la Argentina, los candidatos no son elegidos a dedo por la dirigencia partidaria), que tendrán lugar el 28 de junio próximo.

En la izquierda compiten por la nominación dos hombres notables, por distintas razones. Por una parte, el ex Jefe Tupamaro, José Mugica. Por la otra, el ex Ministro de Economía, el muy sensato Danilo Astori. Mugica le lleva hoy 20 puntos de distancia a un Astori retrasado y, además, enfermo de neumonía (Mugica lidera con el 54% de las preferencias, contra el 34% de Astori).

Si gana Mugica, no es imposible que el “Frente Amplio” pierda más votos aún. Ocurre que para muchos, explicablemente, no es nada fácil votar por quien fuera uno de los máximos responsables de los crímenes del terrorismo marxista “setentista” oriental, que fuera protagonista de lo que para muchos fueron claramente crímenes de guerra en un conflicto armado interno. Delitos de lesa humanidad, entonces. Es duro votar a Mugica. Más bien, debiera ser imposible.

En el Partido Nacional (los “Blancos”), las cosas están inclinándose rápidamente en favor del ex Presidente, Luis Alberto Lacalle, quien ahora aventaja a su rival, Larrañaga, por 10 puntos porcentuales y se perfila como el probable ganador. Entre los “Colorados” las cosas parecen bastante más claras: Pedro Bordaberry le lleva 59 puntos porcentuales a Luis Hierro y luce inalcanzable.

Lo cierto es que la campaña política uruguaya se intensificará rápidamente a medida que pasen los días, pero las tendencias parecen claras y, salvo eventos sorpresivos, no debieran cambiar radicalmente.

Las cosas no están fáciles, queda visto, para el oficialismo y bien puede darse un triunfo de la oposición que regrese a Uruguay hacia el centro del espectro de la política.

La economía uruguaya se está deteriorando. Las importaciones registraron, el mes pasado, su mayor caída desde el 2002. Las ventas de la industria están cayendo en picada. Tanto en el mercado interno, como en el de las exportaciones. Solo los sectores del papel, las imprentas, los productos químicos y los plásticos crecieron. Por esto el “clima económico” oriental se deteriora claramente. Según la conocida medición de la “Fundación Getulio Vargas” del Brasil, con la Universidad de Munich, Alemania, en una escala de 1 a 9, hoy el Perú lidera a la región, con 5 puntos. Le siguen: Brasil, con 4,6 puntos; Chile, con 4,3 puntos; Paraguay, con 3,9 puntos; Uruguay (que, en enero pasado, tenía 4,4 puntos), con 3,3 puntos; Colombia, con 3,2 puntos; el incierto Ecuador, con 2,6 puntos; la inestable Bolivia, con 2,4 puntos; Argentina, con 2 puntos (lo que refleja ciertamente el daño inconmensurable a la confianza y credibilidad que ha producido la devastadora administración de los Kirchner); y cierra, como cabía esperar, Venezuela, con apenas 1,6 puntos, lo que es claramente efecto directo del gigantesco desastre institucional y caos económico en que la ha sumido Hugo Chávez, el socio estratégico de los Kirchner.

Uruguay sufre, queda visto, una postergación bien visible. Y esto no va a ayudar al oficialismo al tiempo de concurrir a las urnas. Por esto muchos parecen preferir cambiar de monta. Veremos. © www.economiaparatodos.com.ar

Emilio Cárdenas se desempeñó como representante permanente de la Argentina ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

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