Argentina: ¿camino al default?
Argentina va camino a la suspensión de pagos, a juzgar por la bravata del ministro de Economía, Axel Kicillof, que respondió como La Pasionaria – no pasarán – a la decisión de la Corte Suprema estadounidense de ratificar, en la práctica, la orden judicial para que su país pague a los bonistas que se negaron a aceptar una quita drástica en 2005 y 2010. Pero ya hemos visto demasiadas veces a Cristina Fernández de Kirchner hacer lo contrario de lo que dice como para estar seguros
Una prueba es que pagó a Repsol 5 mil millones de dólares después de expropiarle su filial y exigir que fuera la empresa española la que pagara a Buenos Aires. Otra es que, después de tantas expresiones de soberanía lacerada, terminó negociando con el Club de París el pago de los 10 mil millones de dólares que le adeuda. Y otra es que devaluó traumáticamente el peso oficial hace pocos meses luego de vituperar durante mucho tiempo el mercado paralelo al que su propia devaluación acabó sometiéndose. No nos extrañemos de que Cristina negocie por lo bajo, entre soflamas antiimperialistas, con NML Capital, el fondo “buitre” que ha logrado en la Corte Suprema norteamericana la derrota definitiva de Buenos Aires.
La razón es sencilla: si Buenos Aires no negocia, la nueva suspensión de pagos es casi inevitable. La criollada que Kicillof anunció esta semana -canjear los bonos de quienes sí aceptaron la reestructuración de tal modo que no cobren en Nueva York, donde pueden ser embargados, sino en Argentina- no va a ninguna parte. Muchos tenedores de esos bonos no pueden aceptar el canje aun si lo quisieran por razones de legislación o compromiso contractual en su país y otros no querrán someterse a una jurisdicción donde hay, no lo olvidemos, “cepo cambiario” y restricciones a la salida de divisas.
Un default es lo último que interesa a La Casa Rosada en este momento porque su economía clama por dólares y capitales forasteros en general, que se verían ahuyentados por semejante desenlace.
Argentina pretende explotar Vaca Muerta, el enorme yacimiento de “shale” que estaba bajo control de Repsol (su descubridor). El gobierno quería en principio que el yacimiento pasara a ser responsabilidad del Estado, pues vio en ella la solución a sus problemas. Pronto se dio cuenta de que no tiene ni cómo empezar a explotar esa riqueza y decidió, para atraer capitales, humillarse haciendo todas las concesiones habidas y por haber a los “imperialistas”, “chupasangre”, “buitres”, “rapaces” y demás representantes del orden capitalista mundial.
Es precisamente en este contexto que la Justicia estadounidense ha decretado que Argentina honre el compromiso que incumplió con los tenedores que no aceptaron las quitas. No hacerlo provocaría una suspensión de pagos, pues Argentina no podría pagar en Estados Unidos a los bonistas que aceptaron la quita debido a la orden judicial que impide que se honre esa parte de la deuda sin honrar la de los que se negaron a aceptar la reestructuración.
No será fácil la negociación: los “buitres” y Cristina están en una guerra que es personal y aquéllos han acumulado cuentas legales. Además, las reservas del Estado, 28 mil millones, no alcanzarían si los fondos que todavía no han enjuiciado a Argentina deciden hacerlo (los que han ganado en los tribunales representan sólo a una parte de los que no aceptaron la quita). De todas formas, como a los “buitres” lo que les importa es algo de carroña, tampoco querrán ser tan inflexibles que provoquen el default. Por lo tanto hay espacio para negociar algo.
En resumen: así acaban los populismos latinoamericanos.
Fuente: independent.typepad.com