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martes 22 de mayo de 2012

Argentina: trabar importaciones no es la solución

Iván Cachanosky es Licenciado en Administración de Empresas y estudiante de la Maestría en Economía Aplicada de la Universidad Católica (Argentina).

Luego de conocerse el dato de la cuenta corriente del cuarto trimestre del 2011 de Argentina, se puede presenciar un claro deterioro del superávit ya que el año pasado fue el primero en acercarse al déficit desde que asumió el presidente Néstor Kirchner en el 2003. El saldo de cuenta corriente en el 2009 fue superavitario en US$11.085 millones, en el 2010 en US$ 2.931 millones mientras que en el 2011 fue de US$ 17 millones.

El deterioro es indiscutible. Es esta preocupación la que llevó a la presidente Cristina Fernández de Kirchner a tomar medidas para trabar importaciones con el objetivo de recuperar la fortaleza del superávit de los años anteriores. Es importante recalcar, que exportaciones e importaciones se relacionan, ya que para poder importar es preciso exportar, es por eso que en el largo plazo deberán igualarse.

La oferta genera la demanda, en cada acto de intercambio una persona ofrece un bien o servicio para recibir algo a cambio. Que el intercambio se realice dentro o fuera de las fronteras no cambia la esencia de que para obtener un bien, primero se debe ofrecer algo a cambio. Después de todo el comercio internacional es en última instancia entre personas y empresas de distintos países y no entre “países”. Mientras tanto, en el corto plazo sí pueden presenciarse déficit o superávit de la cuenta corriente.

La presencia de déficit no necesariamente debe ser vista como mala, así como la existencia de superávit tampoco obligatoriamente debe ser observada como algo bueno. La virtud o vicio de ambos casos dependerá de la razón por la cual se está en esa situación.

Argentina presenta una tendencia hacia el déficit, con lo cual cabe preguntarse si esa situación será favorable o desfavorable. Si las importaciones crecen es porque los productos de otros países son más baratos y los consumidores optan por comprar bienes extranjeros. El punto es que si una persona puede comprar un bien determinado en el país local por U$S 100 y en un país extranjero por U$S 40, es claro que optará por comprarlo en el país extranjero.

No obstante, precisará ofrecer algo a cambio de lo contrario no podrá importar dicho bien. Si el gobierno no interviene, las fluctuaciones positivas y negativas de corto plazo tienden a neutralizarse. Es por esta razón que trabar las importaciones en el fondo implica trabar las exportaciones. Además, el consumidor comprando el bien en el país extranjero ahorra US$ 60. Lo cual no es un dato menor ya que si este capital es correctamente invertido en el país local, se crea riqueza. Es decir, por un lado los consumidores pueden comprar bienes más baratos, lo que les permite ahorrar y en segunda instancia si ese ahorro es correctamente invertido se crea valor y se fomenta la industria nacional.

De esta manera, fomentando el libre mercado se benefician tanto consumidores como productores, lo que inducirá a, si se invierte correctamente, desarrollar nuevas tecnologías más eficientes que permitan obtener los bienes de manera más barata. Estos procesos de innovaciones se darán siempre y cuando el gobierno no intervenga enviando señales erróneas a los inversores, permitiéndoles a los empresarios con su “alertness” descubrir nuevas oportunidades de beneficios debido al desequilibrio del mercado.

En cambio, si el gobierno interviene, genera fluctuaciones negativas o positivas, ya que si se prohíben las importaciones, la demanda de dólares cae. Y al existir fuga de capitales, el Banco Central, intentará conservar la ventaja cambiaria imprimiendo billetes y comprando dólares para mantener el tipo de cambio. Sin embargo, esto terminará generando un proceso inflacionario que, en el largo plazo, anula el efecto logrado por haber modificado el tipo de cambio inicialmente. No es más que un círculo vicioso que termina generando inflación. Observando el dólar contado con liquidación, que es aquél que se utiliza para fugar capitales, puede observarse que el mismo se disparo en Argentina, lo que indica que evidentemente hay fuga de capitales como señala Ken Parks en The Wall Street Journals.

En conclusión, trabar las importaciones dista de ser una solución adecuada ya que por definición, implica trabar las exportaciones. El hecho de tomar medidas proteccionistas no brindará un desarrollo para Argentina. Los países que logran desarrollarse a mayor velocidad son aquellos que poseen instituciones de calidad, reglas de juego claras y respeto por el derecho de propiedad. En este último punto, en el “Índice de Derechos de Propiedad 2012”, presentado por la Fundación Libertad y Progreso, podemos observar que Argentina se encuentra en la posición 87 de 130 países analizados. Esto quiere decir que hay 86 países que poseen un mayor respeto por los derechos de propiedad brindando mejores garantías para invertir. Es en estos rubros donde Argentina debería trabajar para lograr un mejor desarrollo económico.

Fuente: El Cato.org