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viernes 28 de junio de 2013

ATAQUE AL MONUMENTO DE UN PRÓCER: ARGENTINO DEL VALLE LARRABURE.

ATAQUE AL MONUMENTO DE UN PRÓCER: ARGENTINO DEL VALLE LARRABURE.

Con la clandestinidad con la que nos tienen acostumbrados los bajos, los cobardes, los que alguna vez lastimaron su carne y su persona, fue atacado nuevamente el monumento en homenaje al Coronel Argentino del Valle Larrabure.

Con la clandestinidad con la que nos tienen acostumbrados los bajos, los cobardes, los que alguna vez lastimaron su carne y su persona, fue atacado nuevamente el monumento en homenaje al Coronel Argentino del Valle Larrabure.

En un procedimiento que parece ser reciente puesto que todavía podemos encontrar las piedras que produjeron al romper la base del monumento, se ha quitado una de las placas que homenajeaba el valor inquebrantable de un hombre de honor.

Asi estaba el monumento antes de ser atacado.

No nos dejemos engañar, no fue simple vandalismo; como puede verse en el fondo de la imagen, en la zona hay otros monumentos que no fueron tocados.
La saña con la que atacaron el monumento sólo es comparable con la que emplearon con el Coronel (PM) Larrabure, durante sus 372 días de cautiverio.
Dignamente resistió la tortura, el hambre, el encierro en un pozo minúsculo, sin aire, sin posibilidad de extender totalmente su cuerpo. Sólo lo sacaban de allí para picanearlo y golpearlo.
Nunca cedió a la tortura. Los terroristas querían obligarlo a armar explosivos para ellos y que les enseñara a armarlos.
Al no poder doblegarlo lo asesinaron cobardemente. El crimen de un hombre indefenso, atado, sin fuerzas por la desnutrición es el mérito que pueden exhibir sus captores.
Los «jóvenes idealistas» que hoy desfilan por los juzgados donde se ventilan parodias de juicios a militares, no pueden ostentar el mismo mérito que Larrabure. Son, como los ha definido Carlos Manuel Acuña, doble  traidores puesto que ante un infinito menor rigor en el cautiverio entregaron todo lo que pudieron, amigos, camaradas, novios, dinero de secuestros. Incluso trabajaron de buena gana para las Fuerzas Armadas y cobraron, por supuesto, salarios y ayudas económicas. Asegura Carlos Manfroni en su obra «Montoneros, soldados de Massera» que en una redada en la que cayó Juan Gasparini, antes siquiera de que fuese trasladado,  llamó a los gritos al jefe del operativo para ofrecerle un millón de dólares por su libertad. Dinero manchado con sangre.
Nada de esto pasó con Larrabure, aceptó su dolor con resignación y patriotismo. En el extremo de su calvario perdonó a sus torturadores e instó a sus deudos a vivir sin odio.
Hoy, los miserables que lo martirizaron en ese pozo minúsculo tienen un monumento en el Parque de la Memoria. Una Nación infecciosa que no es la Argentina los ha premiado.
Así como los que asesinaron al Juez Quiroga fueron indemnizados por un país sucio que no es el nuestro, los soldados mercenarios que  atacaron nuestra Patria tienen monumentos, reconocimiento a la tarea ruin de esclavizar hombres libres.
Cada día las dos Patrias se separan más con rumbos inciertos.
Larrabure es nuestro, reclamamos para nuestra Patria su integridad y su valor.
El monumento se volverá a levantar una y mil veces porque reposa en el corazón de todo argentino de bien.

“Mis enemigos son miedosos y pusilánimes ante iguales y superiores. Impulsivos y autoritarios, ante débiles, cautivos y desarmados. Valientes en las sombras, en la sorpresa o en el impiadoso dardo arrojado por detrás…”

Coronel Larrabure