La maravilla del enorme flujo de información con el que vivimos cotidianamente nos permite, con alguna frecuencia, superar el nivel mínimo que nos proporcionan los periódicos, complementándolo con la que, sin parar, nos llega electrónicamente.
Algunas veces hay información que nos permite confirmar sospechas o despejar dudas. En este sentido, las declaraciones formuladas por el bolivariano Hugo Chávez con motivo de su reciente paso por La Paz, para asistir a la asunción de Evo Morales, son particularmente notables. Por ello quiero compartirlas con ustedes.
Las mismas se generaron como consecuencia del agresivo discurso pronunciado por el insólito mandatario venezolano en los claustros de la Universidad de San Andrés, entidad que curiosamente encontrara que hay algún mérito para otorgar a Hugo Chávez un “doctorado”. “Honoris causae”, por supuesto.
Allí, para sorpresa de muchos, el bolivariano comenzó inopinadamente, señalando los “méritos” de Ahmad Sobhani, el embajador de Irán ante Caracas, al que calificó de “héroe”, sin explicar demasiado por qué. Mirándolo de frente, pronunció, entre dramático y pomposo, una frase propia de un frustrado políglota: “Salam Aliekum” (La paz esté siempre con usted). A lo que agregó, sin solución de continuidad, que “este siglo enterraremos al Imperio de los Estados Unidos”. Aclarando, no obstante, en su particular visión agorera del mundo, que si esto no sucede, “los norteamericanos nos enterrarán a nosotros.”
Luego, ratificó que “la única manera de salvar al mundo es a través del socialismo”. Para que nadie se equivoque.
A los bolivianos les recordó, asumiendo el papel de una suerte de “Viejo Vizcacha”, aquello de León Trostsky sobre el “látigo de la contra-revolución”, que siempre acecha a los revolucionarios sugiriendo que sólo es una cuestión de tiempo hasta que los bolivianos sufran, en “carne propia”, sus latigazos.
Desordenadamente interrumpió lo que venía diciendo para, de pronto, transmitir -cual fiel mandatario- a toda la concurrencia los saludos personales de Fidel Castro.
Para sorpresa de los pocos chilenos presentes, advirtió a su obviamente enfervorizada audiencia que el Océano Pacífico les “pertenecía”.
A continuación, como si no pudiera contenerse, volvió a la carga contra los norteamericanos, a cuyo presidente llamó el “señor Peligro”, acusándolo de querer asesinarlo y de pretender “tirar por tierra” a su gobierno.
De allí, sorpresivamente, pasó a pegarle duro a Cristóbal Colón, a quien acusó de “genocida”, por el imperdonable pecado mortal de haber descubierto el Nuevo Mundo. Notable.
En un rapto semi-distraído (pareciera que, como es frecuente, Chávez no había preparado bien lo que quería decir), cargó contra el ex presidente Lucio Gutiérrez, de Ecuador, confirmando que fue él quien, desde Venezuela, financió en su momento su acceso al poder, reiterando que, de pronto, Gutiérrez, cual panqueque, se le dio vuelta. Por miedo a las consecuencias, señaló.
Fustigó también muy duro a otro mandatario, también “oscuro”: a Alejandro Toledo, el presidente peruano, a quién definió como una persona más cercana al presidente Bush que a él, lo que -en su peculiar “visión” del mundo tal cual él cree que es- debe ser por lo menos imperdonable.
Su discurso con el conocido tono de “arenga” (barata) culminó con el pomposo anuncio de que la petrolera estatal venezolana, PEDEVESA, abriría pronto una subsidiaria en La Paz. También le garantizó a Evo Morales que él nunca lo abandonará, lo que nadie parecía haberle pedido.
Notable mosaico de temas, queda visto. Increíble, más bien. Pero Chávez “es así”. Lo que preocupa es su devoción por Irán, precisamente cuando con su peligroso programa nuclear desafía al mundo y el tema está en el nivel del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, como amenaza que es para la paz y seguridad internacionales. © www.economiaparatodos.com.ar
Emilio Cárdenas se desempeñó como representante permanente de la Argentina ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU). |