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martes 14 de mayo de 2013

¿Cómo llega Moreno a Lanata?

¿Cómo llega Moreno a Lanata?

Las medidas apoyadas por varios espacios de la oposición que hoy le permitirían al gobierno intervenir Clarín para sacarse a Lanata y a TN de encima

La imagen de Guillermo Moreno entrando gallardo a la reunión de la junta de accionistas de Clarín fue un símbolo de las numerosas faenas que el gobierno ha llevado a cabo para quebrar al grupo mediático. «Estamos acá. Se van a divertir todos» compadreó el Secretario de Comercio Interior. A su lado estaba Axel Kicillof, quien miraba atento el accionar de Moreno. Un Daniel Reposo quien es –vaya chiste– Síndico General de la Nación, también observaba todo, aprobando enérgicamente con la cabeza. Fue un show, es cierto, pero los alcances del mismo podrían ser muy poco graciosos. El gobierno podría intervenir por hasta 180 días los órganos de decisión de Clarín. Tiempo suficiente como para tomar medidas que callen sus voces periodísticas y quiebren su estructura empresarial.

Recordemos las circunstancias que habilitan al gobierno esta posibilidad, subrayando que Moreno tiene una silla en la junta de accionistas de Clarín gracias a muchos miembros de la oposición.
El camino empezó con aplausos.

En noviembre de 2008, la Cámara de Diputados aprobaba con abrumadora mayoría el proyecto de “Reforma Previsional” a fin de eliminar las Administradoras de Fondos de Jubilaciones y Pensiones (AFJP) y establecer un único sistema de jubilación pública. Hubo 160 votos afirmativos, 75 negativos y dos abstenciones. El oficialismo contó con los diputados opositores encolumnados en el bloque Solidaridad e Igualdad, cobistas, el MPN y Claudio Lozano. A estos diputados se sumaron los aliados radicales K de la Concertación Plural; el Encuentro Popular y Social; Silvia Vázquez; Miguel Bonasso y Lorenzo Borocotó. Todo el socialismo votó en bloque en general y a favor de la reforma.

Varios legisladores desconfiaban de las intenciones del gobierno. Por ejemplo, Claudio Lozano, que para evitar la malversación de fondos pedía «que la administración de los fondos del sistema la debe hacer un ente público no estatal”, pero que igualmente apoyó la medida. Por entonces, el gobierno “corría por izquierda” al progresismo opositor y éste, falto de banderas propias, prefería levantar la mano aún a sabiendas de que el objetivo declarado era diferente al real, con tal de no ser blanco de críticas o rotulaciones conservadoras.

El Senado convirtió al proyecto en Ley 26.425. Allí el kirchnerismo sumó 39 votos. Lo apoyaron María Díaz y José Martínez (ARI-Tierra del Fuego), Ada Itúrrez (Frente Cívico Santiago), María Sánchez (Concertación), Horacio Lores (Mov. Popular Neuquino), Isabel Viudes, del Partido Nuevo de Corrientes. También votó a favor el santafesino socialista Rubén Giustiniani.

¿Sabían los legisladores que le estaban dando una peligrosa caja al ejecutivo para que haga a su antojo, y lo toleraron para no pagar el costo político? Es muy difícil pensar lo contrario. Algunos años más tarde el gobierno dejaría sin efecto un decreto propio (897/2007) que ponía un límite a la utilización de los fondos de Ansés, a través de la creación del “Fondo de garantía y sustentabilidad del sistema previsional”. A partir de allí el financiamiento de gastos corrientes y políticos se hizo expresamente con la plata de los jubilados, a quienes de paso, se les negó el 82% móvil porque “haría quebrar el sistema”.

Pero la ley del sistema previsional permitió además un escalofriante plus: que el Estado se quede con los paquetes accionarios de las AFJP, lo que lo convirtió en accionista de en innumerables empresas, como Gas Natural Ban, Banco Macro, Siderar, Telecom, y justamente, del Grupo Clarín. Gracias a la estatización del sistema previsional, el gobierno posee el 9% de las acciones del medio. Pero esto no terminó allí.

 

La ley de Reforma del Mercado de Capitales.

El año pasado y nuevamente con el apoyo en general del Frente Amplio Progresista a pesar de las fuertes críticas de sus legisladores a la iniciativa, el kirchnerismo y sus aliados sancionaron en el Senado la ley que estableció nuevas y fuertes regulaciones en el mercado de capitales mediante la cesión de amplias facultades de intervención en el sistema a la Comisión Nacional de Valores (CNV). En el Senado, sólo la UCR y el peronismo disidente rechazaron el proyecto.

El tema más polémico fue el inciso agregado en el artículo 20, el cual le otorga a la CNV la facultad de designar veedores con capacidad de veto en las empresas cuando «resulten vulnerados los intereses de los accionistas minoritarios». La misma cláusula permite la intervención por hasta 180 días de los órganos de decisión de las empresas.

En el Senado fue curiosa la declaración del bonaerense Jaime Linares, quien plasmó la opinión del Frente Amplio Progresista, calificando de «disparate jurídico» el controvertido artículo 20. Más curioso fue que, a pesar de esto, haya votado a favor.

Antes, había sido votada en Diputados, donde el proyecto contó con el apoyo de casi toda la oposición, exceptuando al Pro y el Frente Peronista. Laura Alonso, la diputada del PRO decía estupefacta por entonces que «los radicales dicen que es brutal lo que propone un artículo del proyecto K de mercado de valores, pero igual lo votan a favor».
El martillo.

Concluyendo, primero el gobierno consiguió hacerse de jugosos paquetes accionarios de distintas empresas –incluido el Grupo Clarín– y esto lo logró gracias a miembros del socialismo y otras agrupaciones supuestamente opositoras. Luego, pudo retorcer el mercado de capitales, ajustándolo a su medida y logrando la posibilidad de intervenir una empresa a su antojo. Hoy Clarín corre grave peligro no sólo a través de una polémica Ley de Medios –cuyo apoyo opositor da para columna aparte– o a través del plan para adueñarse de Papel Prensa y así poder distribuir las tiradas de los diarios con el mismo criterio que manejan la pauta oficial.

Hoy el Grupo Clarín (El Trece, TN, Periodismo para Todos, Radio Mitre, etcétera) y con él la libertad de prensa toda, peligra fundamentalmente por la posibilidad de ser intervenido. Posibilidad que existe gracias al apoyo que le brindaron varios espacios opositores que hoy –luego de su despertar epifánico– se dan cuenta de los dislates que comete el kirchnerismo y denuncian los atropellos del gobierno.  Le dieron un martillo y ahora se quejan de los golpes.