El presidente ecuatoriano Alfredo Palacio, pasándole ostensiblemente por el costado al desprestigiado Congreso de su país, acaba de convocar a una “consulta popular” para, a través de ella, decidir la instalación, o no, de una Asamblea Constituyente en su país, con plenos poderes. Todo un salto “al vacío”.
Sospechosamente, a la manera de Hugo Chávez, ha comenzado a convocar en su apoyo a las “organizaciones o movimientos sociales”. No a los partidos políticos, a los que prefiere dejar fuera de este “diálogo directo” que pretende mantener con su pueblo.
Como alternativa, en un país sin Corte Suprema y lleno de inestabilidad, luce peligrosísima. Particularmente cuando el ex presidente Lucio Gutiérrez, desafiante y sorpresivamente, ha regresado a su país y está detenido.
La Constitución ecuatoriana, en sus artículos 104, numeral 2, y 283, obliga al presidente, cuando se trata de reformas constitucionales, a requerir, previo a la convocatoria, autorización del Congreso Nacional, con el voto de la mayoría de sus integrantes.
Reformar es modificar, enmendar, cambiar o alterar. La Asamblea Constituyente que se planea intentará modificar la Constitución. Para eso se la convoca. ¿O no?
¿Por qué entonces se desafía al Congreso? ¿Porque se intenta “desestabilizar”? Poco probable. ¿Porque Palacio pretende ganar algún apoyo social, desde que carece totalmente de apoyos políticos, para lo cual estimula inciertas “movilizaciones” en su apoyo? Quizás. ¿Porque está al borde mismo de proponer una suerte de “nuevo orden”, de rasgos presumiblemente “bolivarianos”? Según algunos, bien posible.
La mano de Chávez ha aparecido visiblemente en Ecuador, con reiteración, a lo largo de las últimas semanas. En apoyo siempre de Palacio. Lo que es muy sugestivo. Y está haciendo hablar a los observadores. Y cuando el río suena, agua trae.
El presidente Palacio está “jugando con fuego”. Y puede tener suerte y lograr encarrilar las cosas retirando a Ecuador del borde del abismo o, en cambio, “encender la hoguera”, lo que sería realmente trágico. © www.economiaparatodos.com.ar |