Image Image Image Image Image Image Image Image Image Image
Scroll to top

Top

jueves 4 de mayo de 2006

El capitalismo es solidario

Solidaridad y distribución deben ser puestas en práctica en forma voluntaria por los individuos, no por aquellos que creen saber qué es lo mejor para cada uno de nosotros.

Se los puede ver por todas partes en los shoppings o en los restaurantes de Puerto Madero, vestidos con ropa de marca, manejando lujosos autos, dispuestos a desenfundar su teléfono celular de última generación. Son los “justicieros anticapitalistas”, no pierden oportunidad de atacar el sistema que les provee todas estas comodidades. Ya sea en la prensa escrita, oral o televisiva, estos “quijotes del siglo XXI” envisten contra el capitalismo con el mismo énfasis con el que lo hacía el personaje de Cervantes contra los molinos de viento.

La figura es válida porque, al igual que en el Quijote, el “enemigo” no existe. No terminan de comprender que es precisamente el capitalismo el sistema que ha permitido a la humanidad salir de su estado natural de pobreza. Al atacar al sistema, no hacen más que “morder la mano que les da de comer”. Gritan solidaridad y distribución de la riqueza a los cuatro vientos como si ambas cosas pudieran implementarse por la fuerza. Ambos conceptos, solidaridad y distribución, deben ser puestos en práctica en forma voluntaria por los individuos, no por aquellos que creen saber qué es lo mejor para cada uno de nosotros.

La acción solidaria del Estado no es ni más ni menos que un robo a aquellos que producen bienes con su trabajo y se ven privados de una parte de los mismos en función de lo que el burócrata de turno considera “solidaridad” o, en términos progresistas, “asistencialismo”. Ser solidario implica que el individuo se compromete voluntariamente con una causa (sea una persona o institución) a la que decide ayudar, para ello destina parte de los bienes que ha creado con su trabajo. En esta acción voluntaria radica el mérito (desde un punto de vista ético) de la solidaridad. Lo que hace el Estado con sus “planes solidarios” es un acto compulsivo por el cual los individuos se ven obligados a ser solidarios, lo que implica una contradicción en los términos, ya que si me obligan no es solidaridad.

Pero para ser solidarios y distribuir algo, primero debe existir ese “algo”. Esto es de una lógica elemental, pero nuestros “quijotes” no la entienden. Es más, ellos piensan que la riqueza está dada de por sí en la naturaleza. Probablemente su confusión radica en que posan su mirada en las sociedades capitalistas que son las únicas capaces de crear riqueza abundante. Su razonamiento equivoca causa con consecuencia, entonces observan que en los países capitalistas hay riqueza y piensan que sólo hay que elegir un gobierno que la distribuya (¿en partes iguales?) entre todos. Cuando ello no sucede de la manera que pretenden, entonces el gran culpable es el sistema capitalista “generador de desigualdades”.

Sin embargo, el razonamiento es exactamente al revés. Si echamos una mirada al pasado veremos que aquellas sociedades que más han avanzado en su lucha contra la pobreza son las que han impulsado instituciones y medidas tendientes a sostener el sistema capitalista. De hecho, la sociedad materialista tan denostada en nuestros días es la que realmente permitió diferenciar al ser humano del resto de los otros seres vivientes. El hombre es el único ser capaz de producir herramientas (con cierto nivel de sofisticación) que le permiten, por un lado, aumentar notablemente su productividad y, por el otro, hacer su vida más placentera en la tierra.

Cuando uno ve la pobreza en la que viven muchos de nuestros compatriotas, esto no es debido ni al materialismo ni al capitalismo, sino a la ausencia de ambos. Aquellos que tienen satisfechas sus necesidades más básicas como alimentarse, vestirse y tener un lugar donde vivir, se pueden dedicar a satisfacer otras necesidades más elevadas como entretenerse, estudiar o filosofar, entre otras. ¿Dónde se dan con mayor asiduidad estas condiciones? En los países capitalistas. ¿Qué países realizan una mayor cantidad de donaciones y obras de filantropía? Los países capitalistas. Son miles de millones los que las grandes empresas y los individuos destinan voluntariamente a la ayuda de sus prójimos. Ellos eligen qué causa apoyar y lo hacen convencidos de su proceder.

Cuando se permite ejercer la solidaridad de esta forma (la única válida), además se produce otro efecto positivo, ya que es más efectiva que la “solidaridad obligatoria”. Al ser el flujo de recursos mucho más transparente y eficiente, las sumas y esfuerzos destinados a estos fines llegan a destino. Cada uno se hace cargo de controlar que la institución que canaliza los fondos lo haga de una forma apropiada. Esto no sucede cuando ello queda en manos del Estado, ya que un gran porcentaje de la “ayuda” se pierde en el laberinto de la burocracia, el clientelismo político y la corrupción.

El sistema liberal capitalista presupone la cooperación entre todos los miembros de la sociedad. Pero esta cooperación se basa principalmente en el principio de la libertad individual. La profusión de bienes materiales no atenta contra la condición humana, sino que, por el contrario, le da al hombre la posibilidad de vivir en mejores condiciones, haciendo masivos bienes que hasta hace no mucho tiempo eran de lujo y accesibles sólo para los ricos.

Es precisamente en aquellas sociedades donde se ha facilitado el desarrollo del capitalismo donde las personas han logrado satisfacer mayor cantidad de necesidades y donde la pobreza ha sido menor. Ningún sistema conocido, hasta el momento, tuvo mejores resultados en este aspecto. Pretender atacar la pobreza atacando al capitalismo es igual de incoherente que los “quijotes del siglo XXI” cuando denostan al materialismo capitalista al tiempo que hablan por teléfono celular desde sus camionetas 4×4. © www.economiaparatodos.com.ar



Alejandro Gómez es profesor de Historia.




Se autoriza la reproducción y difusión de todos los artículos siempre y cuando se cite la fuente de los mismos: Economía Para Todos (www.economiaparatodos.com.ar)