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martes 24 de diciembre de 2013

El poder creciente de la burocracia

El poder creciente de la burocracia

De acuerdo al prestigioso Diccionario de economía del Dr. C. Sabino:

«burocracia. Tipo de administración caracterizada por una jerarquía formal de autoridad, reglas definidas para la clasificación y solución de problemas, extendido uso de comisiones y organismos colectivos de decisión y formas escritas de comunicación. La burocracia es peculiar de las oficinas e instituciones estatales, pero en cierta medida también se encuentra en las grandes corporaciones privadas. El término burocracia, sin embargo, se usa también en otros sentidos: sirve para designar tanto al conjunto de funcionarios -o burócratas- como para calificar una forma de proceder lenta, rutinaria, que dificulta y entraba toda decisión.»[1]

Lo que diferencia, en rigor, un gobierno grande de otro mediano y de uno pequeño no es sino los distintos tamaños de sus respectivas burocracias, ya que conforme sea el mismo -mayor o menor- será asimismo su poder, exactamente en esa misma proporción.

La burocracia ha merecido diferentes tratamientos conforme difiera el sistema político y económico en el cual ella se encuentre inserta. Así por ejemplo enseña L. v. Mises que:

«El socialismo de la economía planificada se distingue del socialismo de estado aplicado en Prusia bajo los Hohenzollern principalmente por el hecho de que la posición privilegiada en el control de la economía y en la distribución del ingreso, que los últimos asignaban a los junkers y a los burócratas, se asigna aquí al empresario anterior. Esto es una innovación dictada por el cambio en la situación política que resultó de la catástrofe que avasalló a la monarquía, a la nobleza, a la burocracia y a la oficialidad; aparte de esto carece de significado para el problema del socialismo.»[2]

De alguna manera hoy en día, y según se observa en muchos países, las burocracias han recuperado buena parte de aquella posición privilegiada en el control de la economía y en la distribución del ingreso de la que gozaban en Prusia bajo los Hohenzollern, en gran medida por cuanto ha existido en los últimos tiempos en esas naciones un retorno a un socialismo de estado bastante similar a aquel.

M. N. Rothbard amplia –en este mismo sentido- los anteriores conceptos de L. v. Mises:

«a fines del siglo XIX retornaron el estatismo y el Gobierno Grande, pero exhibiendo ahora una cara favorable a la industrialización y al bienestar general. El Antiguo Régimen retornó, aunque esta vez los beneficiarios resultaron ligeramente alterados: ya no eran tanto la nobleza, los terratenientes feudales, el ejército, la burocracia y los comerciantes privilegiados, sino más bien el ejército, la burocracia, los debilitados terratenientes feudales y, sobre todo, los fabricantes privilegiados. Liderada por Bismarck en Prusia, la Nueva Derecha formó un colectivismo de extrema derecha basado en la guerra, el militarismo, el proteccionismo y la cartelización compulsiva de los negocios y las industrias -una gigantesca red de controles, regulaciones, subsidios y privilegios que forjaron una gran coalición del Gobierno Grande con ciertos elementos privilegiados en las grandes empresas e industrias.»[3]

Existen muchos indicadores respecto del exorbitante crecimiento de las burocracias en el mundo, como los que señala el profesor Dr. A. Benegas Lynch (h):

«En esta instancia del proceso de evolución cultural, un tributo es indispensable para cubrir los gastos de justicia y seguridad del monopolio de la fuerza, pero, de un tiempo a esta parte, la participación de los gobiernos en la renta nacional ha pasado del tres por ciento al cuarenta por ciento en los llamados países libres (y algunos alcanzan al sesenta por ciento con lo que la gente debe trabajar la mayor parte del año para alimentar la burocracia estatal que cada vez más invade actividades propias de la esfera privada).»[4]

Es decir, en otros términos, las elevadas tasas de imposición fiscal –constantemente crecientes- es evidente que tienen por finalidad engrosar el tamaño de esas burocracias siempre voraces, lo que hace que los gobiernos que -a su turno- se sustentan en esas mismas burocracias no cesen de expandirse, devorando cada vez mas y mas ámbitos privados, y reduciendo el espacio de libertad individual de las personas.

Friedrich A. von Hayek advierte sobre el importantísimo papel que cumple la burocracia en los planes totalitarios de un gobierno con estas irreprochables palabras:

«De todo aquello que implica el rol completo que tiene el creciente paragobierno, en esta etapa sólo comenzaré a discutir la amenaza que crea el crecimiento incesante de la maquinaria de gobierno, es decir, la burocracia. La democracia, al mismo tiempo que parece convertirse en algo completamente absorbente, se convierte a nivel gubernamental en un imposible. Es una ilusión creer que el pueblo, o sus representantes electos, pueda gobernar en detalle a una sociedad compleja. Un gobierno que cuente con el apoyo general de la mayoría, por supuesto, determinará a pesar de lo anterior los pasos principales, siempre que no sea meramente guiado hacia ellos por el impulso de sus actos previos. Pero el gobierno está pasando a ser tan complejo que es inevitable que sus miembros, como jefes de los distintos departamentos estén convirtiéndose en forma creciente en títeres de la burocracia, a la cual ellos seguirán dándole «directrices generales», pero de cuya operación depende la ejecución de todos los detalles. No es sin razón que los gobiernos socialistas desean politizar esta burocracia porque es en ella, y no en un cuerpo democrático, donde se toman cada vez más decisiones cruciales. Sin esto, ningún poder totalitario puede alcanzarse.»[5]

La burocracia es -como vemos- una enemiga declarada de la democracia y tiende a la destrucción de esta.

 

 


[1] Carlos Sabino, Diccionario de Economía y Finanzas, Ed. Panapo, Caracas. Venezuela, 1991. Voz respectiva.

[2] Ludwig von Mises. «SOCIALISMOS Y PSEUDOSOCIALISMOS» Extractado de Von Mises, Socialism: An Economic and Sociological Analysis, capítulos 14 y 15.Estudios Públicos, pág. 21.

[3] Murray N. Rothbard. For A New Liberty. pag. 21

[4] Alberto Benegas Lynch (h) «La caja, las normas y la autoridad». Publicado en Diario de América, NY. Pág. 2

[5] Friedrich A. von Hayek. «La contención del poder y el derrocamiento de la política», Estudios Públicos. pág. 66.

Fuente: www.accionhumana.com