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jueves 25 de marzo de 2004

El túnel del tiempo I

Como en una pesadilla que nos trae al presente los errores del pasado, hoy vuelve a vislumbrarse la posibilidad de caer en una crisis energética, igual a la que ocurrió durante el gobierno de Alfonsín. ¿El motivo? El capricho populista de querer manejar las tarifas de los servicios públicos con fines políticos.

Salvo los jóvenes que hoy tienen menos de 18 años, ¿quién no recuerda los famosos cortes de energía programados durante el desastroso gobierno de Alfonsín? ¿Quién no recuerda las calles del microcentro repletas de generadores de energía que alquilaban los bancos para poder funcionar durante los cortes de electricidad? ¿Quién no recuerda a funcionarios públicos hablando por televisión, recomendándole a la gente que subiera por el ascensor y bajara por la escalera o que las señoras plancharan a las cuatro de la mañana? Hoy, como una pesadilla, asoma en el horizonte una nueva crisis energética fruto de las mismas causas que la de la época de Alfonsín: el capricho populista de manejar con objetivos políticos las tarifas de los servicios públicos hasta hacer estallar la infraestructura básica del país. Es como si Argentina se hubiese metido en el túnel del tiempo y hubiera retrocedido 20 años.

Al pretender mentir con las estadísticas mostrando índices de precios artificialmente más bajos, se argumenta que las empresas ganaron mucho dinero en el pasado y, por lo tanto, se controlan los precios. En primer lugar, ¿es pecado ganar dinero? ¿Quién va a invertir en un país que no tiene ni rentabilidad ni condiciones institucionales claras para recuperar su inversión? Pero la realidad es que esa no es la verdadera causa. La causa de fondo es el intentar contener el precio de los servicios públicos para no tener problemas con la población. Creen que semejante truco estadístico es gratis en términos económicos, cuando se sabe que este tipo de trucos termina mal porque, guste o no, el mercado siempre ajusta por algún lado.

Le pasó a Alfonsín y le va a pasar a Kirchner. Los dos creen que pueden derogar la ley de la oferta y la demanda. O, para estar más a tono con los disparates jurídicos que hoy vive nuestra patria, en vez de derogarla, pretenden “anular” la ley de la oferta y la demanda.

Ni Alfonsín ni Kirchner parecen advertir que cuando un precio es artificialmente atrasado por el intervensionismo gubernamental, la demanda aumenta y la oferta se contrae o crece a un ritmo menor a la demanda.

¿Qué viene pasando con el gas? Que como es artificialmente barato, la demanda aumentó en todos sus segmentos. Por ejemplo, entre 1998 y 2001 el promedio de autos que se convertían a GNC era de unos 7.000 vehículos mensuales. En 2003 el promedio saltó a 30.000 vehículos mensuales. Elemental, Watson: si el precio es artificialmente barato, la demanda aumenta. Punto 1 de introducción a la introducción de la economía. Lo mismo puede decirse con el consumo de energía por parte de las industrias.

¿Qué medidas se toman frente a estos efectos negativos? Normalmente se los pretende “corregir” con mayor intervensionismo. Si la oferta y la demanda, en libre competencia, no regulan la asignación de los bienes, empiezan los burócratas a pretender reemplazar al mercado y a decidir cómo hacer para que la demanda se ajuste a la oferta.

Una forma es que, con precio máximo, el primero que llega a la ventanilla se quede con el producto a precio subvencionado y el último de la cola no reciba nada. Si este sistema no les gusta, empiezan a otorgar tarjetas de racionamiento. Y si este sistema tampoco les gusta, optan por, arbitrariamente, decidir quién puede consumir el producto subvencionado y cuánto puede consumir o empiezan a poner precios diferenciados por tramos de sectores consumidores.

¿Qué es lo que está pasando en Argentina con el gas? Lo que cualquier libro de introducción a la economía enseña. Si Ud. pone un precio máximo y genera una distorsión de precios relativos, termina por aumentar la demanda, sin que exista, como contrapartida, una oferta que crezca en la misma proporción. Conclusión, el mercado queda desabastecido.

Cuando teníamos controles de precios generalizados, se daba el caso de que, por ejemplo, los supermercados no vendían más de un kilo de azúcar por cliente. ¿Por qué va a funcionar diferente el mercado del gas al del azúcar o de cualquier otro producto?

Lo que los burócratas y populistas no entienden es que corren el riesgo de abortar la reactivación industrial por falta de energía. Entonces, podrán mostrar índices de precios artificialmente más bajos pero con menor nivel de actividad o, llegado el caso, no tendremos incrementos en los precios de los servicios públicos pero, al igual que en la época de Alfonsín, tampoco tendremos servicios públicos, o los tendremos de baja calidad.

Alfonsín tuvo que irse 6 meses antes del gobierno por la innumerable cantidad de disparates que cometió. Si Kirchner sigue cometiendo los mismos disparates que hizo Alfonsín, ¿cuánto tiempo antes tendrá que irse? Que el presidente no se engañe, el apoyo de la gente que suelen tener los gobiernos al principio, luego suele transformarse en reproches generalizados cuando se cometen gruesos errores. Y si no que le pregunte a los militares que hoy están siendo juzgados por el golpe del 24 de marzo de 1976. © www.economiaparatodos.com.ar




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