– ¿Qué diferencias de fondo o ideológicas ve en la política energética del actual gobierno en comparación a la política implementada en la década del noventa?

– Yo no podría hablar sobre las diferencias de política energética entre lo implementado durante la presidencia de Carlos Menem y la actual, pues hoy no hay una política energética. Solamente se están tomando algunas medidas, de fuerte contenido popular, que apuntan a un manejo discrecional por parte del gobierno de los precios de los combustibles. Se insiste en que las empresas, es decir, el sector privado, tienen que invertir, pero se interfiere en cuanto a la libertad de fijar precios, hecho que estaba garantizado por los marcos regulatorios y los decretos de desregulación de los años noventa. Esta legislación había establecido reglas y garantías para la industria. Habían fijado una política. Gracias a ello la Argentina incrementó tanto sus reservas como sus exportaciones y casi duplicó su producción de petróleo.

– Hace pocos días se creó una nueva empresa energética estatal, ENARSA. ¿Qué opinión tiene sobre el tema?

– Creo que la creación de ENARSA es innecesaria. Las reglas de juego ya han sido establecidas. Lo que necesitamos es un Estado que realmente sea un contralor. No puede ser referee y jugador al mismo tiempo. Para controlar la política energética del país no hace falta tener una empresa petrolera estatal. No creo que ENARSA pueda aportar a una mejora de un abastecimiento energético en el corto o mediano plazo. Para tener un peso significativo debería contar con un presupuesto que está fuera de las posibilidades del Estado.

– ¿Cómo ve la posibilidad de una alianza entre ENARSA con PDVSA? ¿Cuánto depende ello de la amistad entre Kirchner y Chávez?

– Las alianzas siempre son posibles, pero para que existan ambas partes deben aportar algo. ¿Cual sería el aporte de ENARSA? Pareciera que somos el centro del mundo y que todos están desesperados por venir a invertir aquí. Sabemos que eso es mentira. ¿Por qué no han venido empresas? ¿Qué ha cambiado para que vengan? Es ingenuo pensar que ENARSA no aporte nada y que empresas extranjeras corran con todos los riesgos. Kirchner y Chávez podrán ser amigos, pero a la hora de hacer negocios, lo que prevalece son los negocios. Si no hay negocio, PDVSA no va a venir.

– ¿Con la intervención en los precios de los combustibles, las retenciones a las exportaciones, la creación de ENARSA y el otorgamiento arbitrario de licencias para la construcción de gasoductos; se podría decir que hemos vuelto al estado empresario e intervensionista?

– Realmente no veo todavía un Estado empresario. Sí intervencionista para con algunos sectores de la actividad, imponiendo reglas que contradicen los marcos regulatorios anteriormente vigentes. Eso es lo que preocupa. Estas medidas al país no lo están ayudando. La producción de petróleo ha disminuido. En 1998 se produjeron 49 millones de barriles, hoy la producción roza los 45 millones. Con los precios internacionales rompiendo récordes, deberíamos estar produciendo más.

– Hace ya varios años que la producción de petróleo y gas ha comenzado a mermar. Hace diez años le vendíamos gas a Chile, ahora le compramos a Bolivia. Si las reservas siguen cayendo, ¿volveremos a ser importadores de hidrocarburos como en el pasado?

– Yo creo que es probable. Es lógico que en el ámbito regional haya un intercambio de hidrocarburos. No me preocupa que le compremos gas a Bolivia. Lo que me preocupa es a qué precio se lo compramos. No puede ser que les paguemos más a ellos mientras que el productor argentino tiene su precio regulado. El presidente Kirchner tiene una gran amistad con el presidente Mesa, pero Bolivia nos está vendiendo el gas a más del doble de lo que se podría conseguir en la Argentina.

– Actualmente los precios de los combustibles están congelados o subsidiados por el gobierno. Pareciera que los números no le cierran a las refinadoras. ¿Ve alguna solución al problema?

– Para todos los problemas económicos hay una solución. Habría que revisar la política impositiva. Las retenciones, el ITC, Ingresos Brutos y el IVA, son una carga impositiva excesiva. La mitad de los precios de los combustibles son impuestos que pone el Estado. Habría que revisar esta política impositiva. El esfuerzo debería ser compartido.

– Con una distorsión impositiva que le favorece y un precio naturalmente menor, el GNC atrae multitudes. Muchos dicen que la Argentina es un país gasífero y que por ello hay que apostarle al GNC. ¿Qué opinión tiene sobre este tema?

– Sin duda la Argentina es un país gasífero. El GNC es una alternativa, pero no la mejor. Los autos no están diseñados para funcionar a GNC. Hay problemas de espacio, carga y autonomía. Es un sustituto adecuado para taxis y remises que circulan casi siempre por la misma zona. Es también un inconveniente abastecer a las estaciones de servicio con este combustible. El GNC no llega a todo el país y, por razones de espacio, no todas las estaciones pueden ser convertidas. © www.economiaparatodos.com.ar