Free riders
La foto política muestra hoy que Cristina Fernández de Kirchner y Ricardo Alfonsín podrían polarizar las elecciones. Si bien todavía falta mucho tiempo para la votación, ambos mejoraron su imagen gracias a dos muertes: un curioso caso de "free riders" por elección de la gente.
Al momento de redactar esta nota, la foto política muestra que CFK y Alfonsín pueden llegar a polarizar la elección. Claro que el escenario político es muy cambiante. Todavía no sabemos si CFK se presentará en octubre y por el lado de la oposición Macri todavía no define si va por la presidencia o por la Jefatura de Gobierno. Mi impresión es que Carrió hoy no lograría colocarse como la opción con más intención de voto al oficialismo al igual que Duhalde, aunque puedo equivocarme.
Pero supongamos que de cara a octubre esta foto se mantiene, es decir, por un lado CFK confirma que se presenta, Alfonsín es la oposición más fuerte, Macri compite por la Jefatura de la Ciudad y a Carrió y Duhalde no le alcanza para disputar la punta. En ese hipotético escenario, insisto en lo de hipotético porque todo es muy cambiante, tendríamos que las opciones más fuertes o con más chances serían dos propuestas económicas de corte intervencionista, pero con algunas diferencias.
Por el lado del oficialismo habría que esperar un grado superlativo de arbitrariedad en las reglas de juego. Si hasta ahora fueron arbitrarios, de ganar las elecciones, lo hecho hasta ahora sería un paraíso. ¿Por qué? Porque el kirchnerismo no va a cambiar su postura populista y va a necesitar crecientes recursos para financiarse. Como los flujos de ingresos tenderán a estancarse, irán por más stocks para financiar gastos corrientes, algo que no es recomendable pero que el oficialismo suele usar. Lo lógico es que uno use los flujos corrientes para financiar los gastos mensuales y el stock de capital lo utilice, en todo caso, para cancelar deudas. No es este el esquema que suele usar el oficialismo, como queda ilustrado con el caso de la carne y de la energía. Por eso, como señalaba la semana pasada en esta misma columna, no debería extrañar que en un nuevo gobierno k se eliminen las retenciones a cambio de estatizar el comercio de granos, con lo cual le sacarían mucho más dinero que con las actuales retenciones. La 125 quedaría a la altura de un poroto con una estatización como la mencionada.
¿Qué tendríamos por el lado del radicalismo? Un trato más cordial con la oposición, no habría los atropellos institucionales que vivimos hoy en día, pero desde el punto de vista económico, todo parece indicar que iríamos a un populismo estatista. Basta escuchar el discurso económico de Ricardo Alfonsín para advertir que no ha aprendido mucho del incendio hiperinflacionario que dejó su padre en 1989. Me parece que la diferencia entre el actual oficialismo y el renacido alfonsinismo consiste en que los primeros usan la intervención del Estado como mecanismo de negocios para los amigos. Cometen los errores económicos sabiendo que ese es el costo a pagar por tener mayor poder económico. Su discurso progre luce más a un envoltorio de marketing que a una convicción ideológica, aunque por cierto algunos de sus funcionarios pueden estar íntimamente convencidos de las virtudes del intervencionismo, el estatismo y el distribucionismo, decía que el discurso progre del oficialismo luce más a una cuestión de marketing que a una ideología porque les permite tapar el uso que hacen del poder para beneficio personal. Es muy fácil tener un discurso progre y distribucionista de la plata ajena, con la fortuna que amasó el matrimonio desde que llegó al poder.
Por contraposición, el neo alfonsinismo posiblemente puede llegar a cometer las mismas torpezas económicas que el oficialismo, pero por convicción. Cuando Ricardo Alfonsín dice que no está de acuerdo con que la jubilación sea privada y aboga por un sistema estatal, muestra que no conoce de la inviabilidad del modelo jubilatorio de reparto. Digo, su inviabilidad matemática. Los ejemplos podrían seguir pero considero que el lector habrá escuchado su discurso económico como para abundar en detalles.
Tomando esta foto del escenario político hoy, uno puede imaginar que lo máximo a lo que puede aspirarse en octubre es a detener el proyecto autocrático del kirchnerismo, pero lejos estamos todavía, bajo esta foto actual, de pensar un país despegando económicamente.
La razón es muy sencilla. Hay tres condiciones básicas para el crecimiento: a) rule of law, b) disciplina fiscal y c) disciplina monetaria. En lo que hace al rule of law con el kirchnerismo no existe o si existe es el rule of law del uso del monopolio de la fuerza para avasallar derechos individuales. En el caso del neo alfonsinismo el rule of law no cometería groserías como no acatar los fallos de la justicia y cosas por el estilo, pero no percibo un rule of law que atraiga inversiones. En materia de disciplina monetaria y fiscal, el distribucionismo e intervencionismo estatal que lo inspira permiten advertir que lo monetario y lo fiscal tendrán sus serios problemas.
Posiblemente la foto política actual cambie sustancialmente de aquí a octubre. Finalmente unos meses atrás Cobos era el dirigente político con mejor imagen y hoy no tienen ni chances de presentarse. Seis meses atrás era impensable que el oficialismo pudiera llegar a ganar una elección y hoy esa chance no hay que descartarla por completo.
Tal vez de aquí a las elecciones, el escenario cambie tanto que estas líneas queden totalmente desactualizadas, lo cierto es que con este escenario político de esta foto, no deben sorprender las tensiones cambiarias que vimos en los últimos días.
Es curioso el comportamiento del electorado argentino. CFK logró, seguramente no deseado, un beneficio político de la muerte de Néstor Kirchner, algo que continuamente recuerda en sus discursos, como si fuera parte, no ya de sus recuerdos personales, sino de una estrategia política. Vestir el traje de viuda parece beneficiarla políticamente.
Al mismo tiempo, dos años atrás, Ricardo Alfonsín era casi un desconocido legislador en la provincia de Buenos Aires. Con la muerte de su padre pudo alcanzar una imagen que no había logrado en vida de Raúl Alfonsín. En economía a este tipo de beneficios se los denomina free riders. Por ejemplo, un free rider podría ser alguien que vive en una cuadra en la cual los vecinos pusieron custodia, pero el free rider no está dispuesto a pagar por ella. Se beneficia de la custodia que pagan sus vecinos pero no asume el costo de sostenerla. Es decir, el free rider tiene puro beneficio y cero costo. Tanto CFK como Ricardo Alfonsín son una especie de free riders de dos casos de muertes, dicho con todo respeto y analizando ambos fenómenos políticos a partir de las dos muertes.
Pero lo curioso no es que ellos sean free riders. Lo curioso es que la sociedad, con la foto de hoy, posicione mejor a dos dirigentes políticos como free riders por casos de muertes en vez de posicionarlos por propuestas de políticas públicas. Si este fuese el caso, una vez más el problema de la larga decadencia argentina no sería solo responsabilidad de su dirigencia política sino de una sociedad que parece haber perdido los valores que hacen grande a un país. En particular la cultura del trabajo, el de vivir en base al propio esfuerzo, el de no esperar de la dádiva del puntero político la comida de cada día.
Volviendo al ejemplo del free rider. Todos quieren ser free riders en
Argentina. Tener beneficios sin costos. Vivir en base a lo que genera el vecino. Una sociedad repleta de free riders no puede prosperar porque no hay economía que pueda funcionar si todos pretenden consumir gratis y nadie se ocupa de producir o, lo que es peor, al que produce el Estado lo esquilma para financiar a los free riders. Finalmente, cansado de ser expoliado, el que produce también pasa al campo del free rider, la riqueza no se genera y, por lógica consecuencia, el país se sumerge en la pobreza.