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jueves 18 de junio de 2009

García Hamilton: la honestidad y la intelectualidad personificadas

Historiador, escritor, abogado y diputado nacional, José Ignacio García Hamilton murió a los 65 años víctima de un cáncer. Nos deja un gran legado, no sólo intelectual sino también cívico y espiritual.

En momentos en que está por producirse una renovación legislativa clave, lamentablemente los argentinos acabamos de perder a un diputado que mucho tenía para aportar. Me refiero a José Ignacio García Hamilton. Un hombre honesto, cálido, respetuoso, e intelectualmente muy preparado. Yo diría que era un lujo para la política argentina tener en el parlamento a un intelectual de la talla de García Hamilton.

Tuve la suerte de conocerlo y compartir con él muchas reuniones y mesas de debate. Lo más destacable era la amplitud de sus conocimientos de historia y la humildad y el respeto con que debatía. Tenía la humildad del que sabe al tiempo que se caracterizaba por su sentido del humor.

Como historiador tuvo la gran virtud de escribir historia bajando a nuestros próceres del bronce para mostrarlos como hombres de carne y hueso que lograban metas que otros mortales no conseguían. Su libro sobre la vida de Alberdi, Vida de un Ausente, debería ser de lectura obligatoria en las escuelas. Por supuesto que Cuyano Alborotador, que cuenta la vida de Sarmiento y el famoso Don José, acerca de San Martín también son imperdibles.

Quienes ponen en duda su rigurosidad como historiador desconocen el trabajo previo que realizaba José Ignacio antes de escribir. Leía e investigaba mucho. Una noche, comiendo en mi casa con unos amigos, nos contó cómo fue escribiendo la biografía de Juan Bautista Alberdi. Había descubierto que en una estancia en Luján, si mal no recuerdo, se conservaba la correspondencia de Alberdi. Pidió autorización para acceder a ella y pasó varias semanas leyendo las cartas del inspirador de nuestra constitución. Esa noche nos comentaba que, luego de leer las cartas de Alberdi, descubrió aspectos de la vida del tucumano que superaban cualquier libro de ficción.

También recuerdo que le costó bastante que publicaran su primer libro El Autoritarismo y la Improductividad, que por cierto es un interesante ensayo que explica los orígenes de nuestra cultura autoritaria e improductividad económica. A pesar de la indiferencia de las editoriales, el libro fue publicado. Y, por esas cosas de la vida, José Ignacio, que era un trabajador infatigable, terminó transformándose en uno de los más codiciados autores de las empresas editoriales. Cuento esta breve historia sobre José Ignacio porque creo que constituye un ejemplo de esfuerzo, tenacidad y vocación por lo que hacía. No dejó que la indiferencia inicial lo amedrentara y siguió trabajando hasta convertirse en un historiador demandado por el público, dada la calidad de sus investigaciones y lo ameno de su redacción. Sin sacrificar rigurosidad científica, José Ignacio enseñaba historia en forma amena. Doble mérito. Y algo de destacar, jamás le encontré en sus libros baches históricos deliberados para escribir la historia de acuerdo a su paladar. Algo que algunos de los historiadores que están de moda suelen hacer.

Quienes pudimos disfrutar de su amistad extrañaremos sus charlas amenas, su sentido del humor, el riquísimo intercambio de ideas y, también, extrañaremos el momento en que íbamos a comprar su último libro para aprender y disfrutar de sus investigaciones. © www.economiaparatodos.com.ar

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