– ¿Su nuevo libro “Simón, la vida de Bolívar” es como sus novelas históricas anteriores?
– Sí. La terminé recientemente y es la historia real de este personaje, pero con cosas muy interesantes, que no siempre se saben o no siempre se difunden.
– ¿Se puede decir que Simón Bolívar empezó con el populismo en América Latina?
– Sí, es así. Es uno de los principales inspiradores del modelo. Con él nace el populismo militar. Porque, entre otras cuestiones, el movimiento de la independencia surge para terminar con los privilegios del sistema colonial, así como la Revolución Francesa se había dado para acabar con los privilegios de la nobleza o del clero en Europa. Ese movimiento, esa revolución, tiene un reflejo en Hispanoamérica que busca poner fin a la colonia española. El sistema colonial español estaba basado en una especie de pacto entre el rey, allá en Madrid, y ciertos sectores poderosos de acá: los encomenderos, que tenían la mano de obra indígena; los explotadores de minas, que tenían los minerales; la Iglesia, que como es habitual tenía ciertos privilegios; y los militares, que tenían el fuero militar. Pero todos estos privilegios estaban supeditados a la capacidad, siempre presente, de la monarquía de expropiar. Es decir, se le garantizaba a los poderosos sus derechos pero reservándose la posibilidad de expropiar. Esto era algo que ocurría acá, con los españoles, no era regla general. Por ejemplo, el rey de Inglaterra, desde 1681, no lo podía hacer. Él no podía hacer eso ni en Inglaterra ni en América. En realidad, menos en América, porque los americanos no estaban representados en el Parlamento. Por todo esto, Bolívar se suma al movimiento de liberación, como van a hacer todos los jefes de la independencia.
– Los jefes militares inspirados en la revolución de Europa se alzan contra el sistema colonial…
– En realidad, nosotros, en el caso de Argentina, tenemos jefes civiles. La presencia de jefes militares, como San Martín, es posterior. Él aparece recién en 1812, no tiene actuación, prácticamente, en nuestro territorio: libera a Chile, parte de Perú…
– ¿Bolívar tenía alguna profesión no militar, así como Belgrano que era abogado y lo pusieron como general porque no había gente?
– No, no tenía otra profesión. Bolívar era militar desde los 12 años, pero no profesional.
– ¿Como San Martín?
– No. San Martín era un militar profesional que entró en un regimiento español cuando tenía 12 años. En cambio, Bolívar lo hizo en Caracas porque él era miembro de una de las familias más ricas de Venezuela. Su familia era exportadora de cacao y de café. Eran comerciantes, pero también tenían privilegios militares. Entonces, él entró de cadete e hizo la carrera militar. Pero no era un militar de profesión como lo era San Martín. De todas formas, tenía mucho talento en las cuestiones militares y un gran talento político. Era un hombre extraordinariamente inteligente: un gran escritor, un hombre de una gran comprensión.
– ¿Cómo fue su vida personal?
– Tiene una infancia muy dura. Queda huérfano muy chiquito y pasa al cuidado de la familia de su madre. Él era muy rico y los Palacios, los tíos que quedan a su cargo, por un lado, despreciaban a los Bolívar porque decían que tenían sangre negra. Pero, por el otro, les gustaba mucho su plata y trayectoria. Y Simón siente, durante toda su vida allí, que a él no lo valoran más que por su dinero. Entonces, en un momento, se dedica a los negocios, porque la actividad militar no era su profesión, él no vivía en el cuartel, y se va a España. Ahí se casa, pero queda viudo muy joven. A los 21 años, vuelve a Caracas y cuando se produce la independencia, él se incorpora a ese movimiento, como una forma de terminar, curiosamente, con privilegios que habían beneficiado a su familia. La familia Bolívar era una familia prestigiosa, de arraigo. El primero de ellos había llegado a Caracas en 1549. Entonces, Simón se suma a este movimiento libertario y, por un lado, es muy activo en las luchas para terminar con esa colonia desigualitaria, con esa sociedad estamental, de jerarquías, que lo había beneficiado y lo seguía haciendo. Pero, por otro lado, tiene tanto amor al poder, y tiene tanto éxito, después de las dificultades, que termina generando un proyecto bastante particular.
– ¿A qué dificultades se refiere, a las personales?
– No. Además de esos escollos de su vida, él no consigue el éxito inmediatamente. De hecho, debe cruzar muchas veces los Andes. El primer proyecto suyo lo dirige Miranda, a quien va a buscar a Londres. Esa campaña fracasa y los españoles recuperan Caracas. Entonces él se va al exilio y, desde Colombia, cruza la cordillera con una expedición. En ese momento, recupera Venezuela y, cuando lo hace, vuelve a cruzar los Andes para ir a reconquistar lo que hoy es Colombia, que en ese entonces se llamaba Nueva Granada, con sede del virreinato en Bogotá. Pero mientras él está en Colombia, los españoles vuelven a tomar Venezuela, y, entonces, él cruza, una vez más, los Andes para recuperar el país. Finalmente, libera a Venezuela con la batalla de Carabobo después de muchos años de campaña. Después de eso va hacia el sur y, más tarde, retorna a Colombia. Ahí, nuevamente, cruza la cordillera y va a Ecuador. Lo libera y, allí, en Guayaquil se encuentra con San Martín que venía subiendo desde Chile. Pero, por entonces, San Martín ya está con muchas dificultades, que lo llevan, en definitiva, a retirarse. Por eso, la campaña la concluye Bolívar. Porque el general San Martín había ocupado Lima pero la montaña había sido ocupada por los españoles.
– En ese momento, ¿Bolívar tenía un ejército más grande que el que tenía San Martín?
– Sí, contaba con más del doble de hombres. Tenía entre 18.000 y 19.000 soldados, mientras que San Martín, sólo 8.000. Además, él estaba en el cenit de su poder y San Martín había perdido contacto, había perdido el apoyo de la Argentina y de parte de Chile, y su ejército estaba muy cansado.
– En varias fuentes se cuenta que Alberdi decía que la Constitución Nacional era una gran ley derogatoria de toda la legislación hispana, ¿esto es así?
– En efecto. Era una reacción a todo el retraso que se había generado por los privilegios que daba el sistema colonial.
– Alberdi, en “Las Bases”, lo cita a Simón Bolívar porque aseguraba que él decía que “América necesitaba reyes con nombres de presidentes”. ¿Esto es cierto, él dijo eso? ¿Usted pudo verificarlo?
– Sí, es cierto. Alberdi lo cita a Bolívar porque se dice que Bolívar decía que “la América española necesitaba reyes, pero con el nombre de presidentes”. En realidad, no es exactamente Bolívar el que dice esto, sino que se decanta de su proyecto político. Él propone una Constitución para Bolivia y para Perú que es aprobada y que establecía la siguiente configuración: un presidente vitalicio que era él, obviamente; un senado hereditario para los generales de la independencia y una cámara de diputados de elección popular. Si uno se fija bien, era exactamente una reproducción del modelo inglés. Es decir, había un rey, porque un presidente vitalicio no es otra cosa que un rey; una cámara de senadores hereditaria integrada por los generales de la independencia, que si no iguala se asemeja mucho a la cámara de los lores; y una cámara de diputados de elección popular. Entonces, cuando él propone este sistema, el delegado en Venezuela del rey de Francia, Luis XVIII, le manda una carta y le dice: “ésta es una Constitución como la nuestra pero el rey en vez de llamarse rey se llama presidente”. Y se ve que Alberdi escuchó esa frase y la puso en boca de Bolívar. Eso es lo que sucede.
– Este proyecto de Bolívar está hecho a medida de las ilusiones de muchos de nuestros políticos, le habrá servido de inspiración a más de uno por acá…
– Justamente, acá está el porqué yo digo que Bolívar es el creador del populismo militar, que es un modelo del cual, lamentablemente, no podemos salir en toda Hispanoamérica. Lo que él hace es, por un lado, igualar a los indios con los negros y con los hijos de españoles y, además, les decreta ciertas libertades civiles. Pero, por el otro, cuando se trata de organizar institucionalmente, lo que él hace es propugnar y lograr una Constitución hecha a su medida con un presidente vitalicio que es él. Y no sólo eso, sino que cuando lo logra en Bolivia y lo logra en Perú, trata de aplicar ese sistema en Colombia, Venezuela, Ecuador y Panamá. Y va por más. Quiere que la Argentina y Chile también se incorporen a esa gran federación americana, siempre con él en el poder absoluto, de por vida. O sea, que lo que él estaba diciendo era: “hagamos una sociedad igualitaria pero manejada por mí con el poder total”. Rivadavia, que estaba en la presidencia, ya se había opuesto en 1822 a San Martín cuando él había presentado un proyecto parecido, casi monárquico, en Perú. En 1826, 4 años después, cuando Bolívar llega a Potosí, a kilómetros de lo que es la frontera con Argentina, y le pide su apoyo, Rivadavia se vuelve a oponer. Y lo mismo hace Santander, el vicepresidente de Colombia, que le responde a Bolívar con frases muy categóricas. En una de ellas le dice: “vea, no hemos luchado 14 años contra Fernando VII para tener ahora a Simón I”.
– Siempre en sus libros se pueden encontrar este tipo de perlas que nos permiten vislumbrar quiénes eran estos personajes, más allá de los mitos…
– Se trata simplemente de investigar mucho. Por ejemplo, en la actualidad a Simón Bolívar se lo suele presentar como un gran enemigo del imperialismo. Sin embargo, si uno estudia e indaga en la historia, descubre que para hacer todo esto, él, inmediatamente, buscó el protectorado inglés. En realidad, para instaurar este sistema cuasimonárquico que él propugnaba, dice que Inglaterra los va a apoyar. Luego también busca el protectorado francés. © www.economiaparatodos.com.ar |