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jueves 11 de noviembre de 2004

Horacio Chighizola: “China es un importador de capital, no un exportador”

Con amplia experiencia en las negociaciones con los chinos, el ex vicecanciller Chighizola analiza en esta entrevista el historial de las relaciones argentinas con el gigante asiático y evalúa las posibilidades concretas de llegar a un acuerdo como el que se filtró desde la Casa Rosada y autoridades chinas se encargaron de desmentir.

– ¿Usted conoce China y cómo es negociar con ellos?

– En el año 2000 viajé a China y participé de la inauguración del actual consulado en Shangai, que debe ser hoy uno de los más activos que hay. En ese año y en el 2001 me tocó negociar con ellos. Además, también organizamos las visitas del presidente Fernando de la Rúa, que viajó en 2001, y la reciprocidad de Jiang Zemin, que era el presidente en ese momento. Lo que yo destacaría más que nada, en primer lugar, es la continuidad que hemos logrado, por muchos años, de relación entre la Argentina y la República Popular China.

– ¿Hay tanta historia de relaciones entre ambos países?

– Hay un dato, por ahí anecdótico, pero que es interesante de señalar, y es que la Argentina reconoce al nuevo gobierno chino después de la revolución antes de que lo haga el gobierno de Estados Unidos. Es decir que con la actual institución República Popular China hay una intensa relación bilateral.

– ¿Y le parece que esto hace que sean más sencillas las negociaciones?

– No, para nada. Más allá de eso, de los convenios que se firmaron y que hoy están vigentes, hay que continuar las negociaciones y serán arduas y lentas, y por motivos que pertenecen a ambos lados. No tiene que ver, únicamente, como nuestra imaginación quiere creer, que es lo asiático lo que siempre es lento y nosotros somos ágiles.

– ¿Cómo ve a China hoy?

– El consulado de Shangai va a pasar a ser el mayor puerto de tráfico divisas en muy poco tiempo y va a superar a los grandes puertos europeos, fundamentalmente, a Hamburgo.
Otra cuestión que rescato como muy positiva también entre ambos países es la negociación que hicimos para que la Argentina accediera a que China ingresara a la Organización Mundial del Comercio (OMC). Es cierto que fue uno de los últimos en aceptarlo, pero sirve. Argentina y Estados Unidos de alguna manera combinaron algún tipo de normas que van a favorecer a ambos y, junto con Colombia fuimos los últimos tres países, en un contexto de 150, que aprobamos el ingreso de China en la OMC. Los chinos entraron con gran alegría y júbilo en la reunión de noviembre de 2001.

– ¿Cómo era en el momento en el que usted era vicecanciller la relación con el gigante asiático?

– Era buen momento para negociar porque China, en su cambio -que había comenzado con el gobierno anterior y que continúa con el de Hu Jintao, que nos visitará próximamente- necesitaba dar ese paso porque las exigencias que había a nivel multilateral en todo lo que eran regulaciones, normas arancelarias, normas sanitarias, manejo de la moneda, temas de las cuentas públicas, en fin, cada uno de los puntos era en sí misma un convenio. Y allí la OMC intentó constituir de alguna manera el rol de una balanza de la agenda de negociación.

– He leído que los funcionarios y empresarios chinos son gente formada en Harvard o en Yale. Usted que los conoce, ¿comprenden ellos todo este tema de la globalización o no?

– Comprenden perfectamente, pero no comparten. Aprovechan el lado que les es aprovechable.

– ¿Quiere decir que ellos no quieren integrarse al mundo económicamente?

– No es así. Ellos tienen una gran pretensión, que es la que yo destacaría, que tiene que ver con el tratar de conseguir consolidar los aranceles que consiguieron al ingresar a la OMC. Usted sabe que consolidar eso implica que de ahí para abajo se puede negociar, pero no se pueden subir los aranceles. ¿Y por qué? Porque ellos tiene tasas efectivas de hasta 140%.
Por otro lado, además, están exigiendo, y es para tener muy en cuenta, que se les otorgue la calidad de “economía de mercado”. Y esto que parece simplemente un rótulo para poner debajo como título, en realidad, modifica a todo el resto de los países que se lo acepten porque quita la posibilidad de defendernos ante cualquier tipo de iniciaciones de paneles antidumping.

– ¿Por qué?

– Hoy en día cualquiera que le inicia un panel a China, le gana, le diría, ya cuando inicia la demanda. Tal vez esto tampoco sea del todo justo y habría que ajustarlo. Porque al no considerarla como una economía de mercado, se toman los valores de parámetro de los países de alrededor. Entonces, si uno toma el salario horario de trabajo de un obrero en Singapur, evidentemente, siempre daría que hay dumping. China recién se está incorporando al multilateralismo y va a tener que hacer algunos deberes antes de que se le otorgue ese rango.

– De acuerdo a su experiencia, después de haber estado en la función pública y haber tratado con ellos directamente, ¿son probables anuncios tan importantes en el corto plazo como se vienen rumoreando?

– Yo le diría que lo que lo que sí es probable es que si no conocemos los hechos, seguramente no podremos lograr concretar nada. China es un importador de capital, no un exportador. Si uno analiza el crecimiento que ha tenido en los últimos años, rápidamente salta a la vista que ha habido mucho más inversores externos -fundamentalmente americanos, de Taiwán y Hong Kong- que inversiones propias en otras regiones. Insisto, son muy buenos importadores de capital, a raíz de eso tiene muy buenas reservas. Se dice que reciben alrededor de 40.000 millones de dólares al año en inversiones. En cuanto a las cuentas públicas, lo cierto es que no son muy claras para poder ver bien qué tipo de inversiones tienen en el exterior, pero en algunos lugares aparece que están teniendo 3.000 millones de dólares al año de inversiones en el extranjero. Por lo tanto, cualquier cantidad que se diga por encima de eso, evidentemente, es mucho.

– Ahora entiendo que cuando los chinos miraron los datos que estaban apareciendo acá, se habrán agarrado la cabeza y habrán pensado “muchachos se les fue la mano, lejos”. Hay una diferencia atroz.

– De todas formas, yo creo que la visita de Jintao a la Argentina es un buen paso, aun cuando vaya a estar menos tiempo aquí que en otros lados. Porque, a pesar de que notoriamente se los ve más interesados en nuestros países vecinos que en nosotros, la Argentina ha tenido una larga trayectoria y ha tenido política de continuidad de relación con ellos. Es cierto que las intensidades de los distintos gobiernos no han sido las mismas, nosotros hemos invertido mucho tiempo, mucha dedicación, luego se ha aletargado un poco y veo que nuevamente ha comenzado a resurgir. Y hay que aferrarnos a eso.

– ¿Pero hay que resurgir con hechos más que con anuncios, no es así?

– Tal cual. Eso es lo que le iba a aclarar. © www.economiaparatodos.com.ar




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