– ¿A usted no le parece que hay que hacer un verdadero ejercicio de imaginación para decir que vivimos en una democracia? ¿No sería más sincero decir que tenemos un sistema de votación con ciertas libertades?

– Yo pienso que es un error tratar de intelectualizar a la Argentina. Porque por más que lo intentemos, no la vamos a poder comprender. Pero, es cierto, esto que tenemos hoy no es democracia. Pero, sin embargo, es lo más libre que hemos conseguido hasta ahora.

– Usted acaba de llegar de los Estados Unidos donde estuvo en el Council of the Americas. Allí habló el presidente de la Nación, y si me permite tomarlo de cronista, me gustaría que me contara cómo fue la situación. ¿Convocó a mucha gente? ¿Estaban ansiosos por escucharlo?

– ¿Puedo hablarle con la verdad?

– Por supuesto.

– No, porque vio que acá, en esta bendita democracia, si uno critica se vuelve casi golpista. Yo lo respeto mucho a Alfonsín y hasta tengo una relación personal con él, pero esto de que esté hablando de un “golpe de la derecha” me parece algo ilógico, como delirante.
En este caso, respecto a lo que usted me pregunta, sucede lo mismo. Si el año pasado el presidente Kirchner llegó al Council of the Americas y se encontró con 75 empresarios y no hubo ningún tipo de evaluación sobre eso…

– ¿Setenta y cinco empresarios son muchos o pocos?

– Mire, para que usted se dé una idea, el último presidente de la convertibilidad, porque creo que no puede nombrarse a ciertas personas, ¿no?

– Como prefiera…

– Aquel presidente en su última visita al Council of the Americas reunió a 620 personas. Y eso que se estaba retirando ya, era la última visita. Lo fueron a despedir.

– Queda claro, entonces, que 75 empresarios no son nada.

– Sí y ni intente hacer comparaciones, porque el porcentaje que convocó el año pasado Kirchner es ínfimo.

– ¿Qué es el Council of the Americas?

– Es el puente privado que creó Rockefeller después de la Segunda Guerra Mundial para que los empresarios privados norteamericanos negocien con toda Latinoamérica. Sirve para los empresarios evalúen dónde invertir. Para eso, le preguntan a cada país qué políticas van a llevar a cabo y en base a ello los empresarios decidan qué les conviene hacer frente a estos planteos.
Como le decía, esa vez, de los 75 empresarios que juntó Kirchner, 22 se levantaron y se fueron cuando él empezó a hablar de ENARSA. Dijeron: “no, estatismo de nuevo en el petróleo en la Argentina, no. Es intolerable”. Y así como le digo, se levantaron y se fueron.

– ¿Y esta vez cómo fue?

– Esta vez se inscribieron 220 empresarios, pero no llegaron a 170 los que efectivamente fueron. De todas formas, es para tener en cuenta que el presidente argentino ha duplicado la cantidad de interesados.
Y sin embargo, así como le digo esto, también le tengo que decir que, por ejemplo, no estaba Rockefeller y no estaban algunos otros pesos pesados, como se dice vulgarmente. Además, no se hizo en el Waldorf Astoria, sino en el Sheraton… y el Sheraton de allá no es el de acá. Allá es como si fuera un hotel de 4 estrellas, es decir, de menor categoría. Y esto no significa que sea ni malo ni bueno en sí, pero es para tener en cuenta y ser concientes de en qué categoría de país nos empiezan a ubicar…
¿Le doy otro dato? Lula convocó a 1.760 personas un mes antes.

– O sea, no conmovimos a nadie.

– Sí, pero eso no es lo peor. Lo peor, o por lo menos lo que a mí más me preocupa, es que a nuestra dirigencia política no le preocupa no importarle a nadie, no haber convocado a nadie. Se fueron de allí igual que si hubieran sido oídos por 1.700 personas de primera línea. Incluso se felicitan unos a otros. Esto es lo grave

– Y encima se vanaglorian diciendo: “¡les cantamos las 40!”

– Claro. Eso es lo peligrosísimo de la Argentina.

– ¿Cuál es la contracara de esta actitud de pensar “pibitos, nosotros vamos y les decimos lo que queremos y no nos importa nada”?

– La contracara de no poner los pies sobre la tierra es justamente lo que tenemos: 50% de pobres. © www.economiaparatodos.com.ar