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jueves 24 de junio de 2004

Julián de Diego: “El gobierno no tiene políticas claras para enfrentar el desempleo”

Según los últimos datos del índice de desocupación en la Argentina, el nivel de desempleo de mayo fue del 14,4 por ciento. Esta cifra es prácticamente igual a la del último trimestre del 2003, contrariamente a lo que se esperaba desde el gobierno. En esta entrevista, el abogado laboralista Julián de Diego explica qué es lo que está sucediendo hoy en el mercado laboral y por qué no se logra bajar la tasa de desempleo en el país.

– En el tema de la desocupación, los números de mayo no dieron bien.

– En realidad, si se hace un análisis crítico de la situación, a mí me sorprendieron los números. Porque la percepción que uno tiene del mercado es que sigue con una gran dinámica en materia de generación de puestos de trabajo. Si uno mira los diarios más importantes nada más, hay alrededor de unos 30.000 puestos de trabajo que se requieren.
Lo que ocurre es que, efectivamente, esa dinámica se ha empezado a lentificar. Porque la búsqueda que hay hoy es selectiva, no es la búsqueda masiva que hubo en el último cuatrimestre del año pasado. Esa fue una búsqueda de personal, en general, no calificado y, a medida que fue avanzando el tiempo, la búsqueda se fue concentrando en personas de alto nivel de calificación. Eso ha hecho que, a pesar de que hay muchas búsquedas en el mercado, hay muy poca captación de personal.

– ¿Entonces la cosa viene mal para este año con respecto al empleo?

– En realidad, el índice que va a decretar la verdad es el próximo. Porque este índice tiene algunos factores discrecionales que están ligados con la temporada de verano y que pueden haber operado en contra.
Yo creo que es ahora cuando se le presenta al gobierno una disyuntiva importante. Cualquier acto de gobierno que tenga que ver con el empleo va a ser sensible al resultado del segundo índice. Por ejemplo, si se mantiene o no la duplicación de la indemnización por despido o si se producen aumentos en el costo laboral, como algún nuevo aumento de salario dispuesto por el Poder Ejecutivo o la imposición de un tope a las contribuciones patronales.
Es decir, hasta ahora, la inercia de la recuperación de la capacidad ociosa había creado una especie de búsqueda masiva de gente. Pero ya no más.

– ¿Cuáles son los sectores que tienen alta demanda de personal?

– Todo los que son industrias que sustituyen importaciones o industrias que están exportando. Por ejemplo, la industria metalúrgica que sustituye importaciones, la industria vitivinícola o el turismo, que ha tenido un crecimiento muy significativo.
En general, aquel que ha visualizado que su costo es más competitivo porque la mano de obra bajó en el costo relativo a nivel internacional, aproximadamente un 50 por ciento, o aquel que, por otro lado, tenga la ventaja de tener materias primas locales. Esas empresas hoy tienen un nivel de actividad mucho más recuperado en relación al nivel de actividad promedio que había entre los años 1994 y 1997.

– ¿Se trata solamente de que se generen nuevos puestos de trabajos o de que se creen puestos de trabajo eficientes? Porque en el sector público puedo tener gente estadísticamente ocupada porque va todos los días a su lugar de trabajo y cobra un sueldo, pero que no está generando riqueza.

– Es cierto. No es lo mismo. Argentina precisa puestos de trabajo que activen la industria, que saquen adelante el país.

– ¿Este modelo de sustituir importaciones no va en contra de la corriente de generación de puestos de trabajo?

– En alguna medida, sí.

– En realidad, en los países desarrollados el que crea puestos es el sector de servicios. En Estados Unidos, en los últimos 33 años, se demostró que la industria destruyó en términos netos 3,3 millones de puestos de trabajo porque la máquina reemplaza al hombre en los trabajos repetitivos. Es decir, libera mano de obra para hacer trabajo cerebro intensivo. O sea, en lo que son básicamente servicios: turismo, seguros, comercio, transporte, entre otros. Eso es lo que genera el empleo. ¿Usted ve que el gobierno esté enfocado para ese lado?

– Yo creo que una cosa es lo que está ocurriendo y otra es el foco en el que el gobierno está poniendo atención para futuras políticas. Pienso que en esta segunda parte, claramente, no existe. Es decir, en el mediano y largo plazo el gobierno no tiene políticas claras.
Uno puede observar algunas situaciones que se dieron en otros países al salir de su proceso de reconversión industrial. Por ejemplo, Inglaterra. ¿Qué hacen frente al desempleo? Lanzan una campaña fenomenal de promoción del turismo y gran cantidad de subsidios. En el primer tramo de la década del ’90, crean 2.000 de puestos de trabajo. Entonces, si bien podría objetarse que muchos de esos puestos eran de alguna manera ficticios porque estaban producidos sobre la base de una campaña turística, lo que hay que analizar es qué lo que hacen con esto. Los ingleses, de esta manera, crean un puente entre la desocupación por el proceso de reconversión, la necesidad de atender a esa población con una ocupación genuina –aunque no sea sustentable– y logran darle tiempo, mientras tanto, a las políticas de largo plazo y a la economía inglesa, de modo tal de armar nuevamente el mercado laboral.

– ¿Y qué pasa en la Argentina? Porque el gobierno se llena la boca hablando de la lucha contra el desempleo…

– Acá, el tema del desempleo parece ser una prioridad en el discurso del gobierno, pero no está traduciéndose en hechos concretos. Por ejemplo, y lo que voy a decir lo digo desde mi condición de abogado laboralista, porque un economista, tal vez, lo vea distinto. Para mí, sería muy positivo que el gobierno ayudara a promover las inversiones de mano de obra intensiva, por ejemplo. Porque si llega inversión de capital intensivo lo que vamos a tener es crecimiento económico pero sin empleo.
Un ejemplo de esto es el turismo. Si yo invierto un millón de dólares en un equipo electrónico voy a tener un puesto de trabajo para un operario. En cambio, si yo invierto un millón de dólares en un centro turístico, voy a tener 200 puestos de trabajo.

– ¿Cuál es, entonces, a su criterio, la postura real del gobierno?

– Primero, habría que ver qué políticas activas está disponiendo el gobierno. Yo particularmente, no las veo. Ninguna.
Segundo, da la impresión de que el gobierno tiene dudas sobre qué es lo que tiene que hacer con respecto al empleo, porque si uno aumenta el costo laboral, que pareciera ser que es la tendencia de este gobierno, lo que hace es generar contradicciones en la empleabilidad e ir en contra del fomento del empleo.
Además, por otro lado, si para el gobierno fuera prioridad la cuestión del desempleo, en la reforma laboral que se aprobó en marzo hay un capítulo referido a la promoción del empleo en la Pymes que todavía –y ya estamos en junio- no se reglamentó. La explicación es muy sencilla: lo que está creciendo es el empleo en negro.
Entonces, en síntesis, es un gobierno que no parece tener políticas activas, coordinadas entre sus distintas áreas vinculadas a la promoción del empleo y lo que está ocurriendo es la inercia de todos estos fenómenos aislados y transitorios que en el segundo semestre se van a sentir como depresivos, porque no va a haber políticas que los activen.

– Al mercado laboral se lo podría analizar como al mercado de capitales. Si uno pone restricciones a la salida del capital, lo más probable es que no ingrese ninguno. En la misma medida, si uno pone trabajas a la salida laboral, difícilmente se generen nuevos puestos. Entonces, finalmente, lo que se supone que es progresista y beneficia a los trabajadores, termina siendo en contra de ellos. Ayuda a quienes están adentro pero no les permite entrar a los millones que quedan afuera. ¿No es así?

– En rigor, aumentó la protección de aquel que tiene trabajo y disminuyó considerablemente la situación del desempleado. Pero peor aún. Con todo esto lo que se hizo es profundizar y alentar la cultura del no-trabajo. © www.economiaparatodos.com.ar




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