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jueves 11 de marzo de 2004

Julio Piekarz: “A la gente, en lugar de educársela, se la desinforma”

El acuerdo entre la Argentina, el FMI y los acreedores se ha convertido en uno de los temas claves de la política nacional. Ha ocupado los titulares de todos los diarios y ha sido la noticia repetida de las últimas semanas en todos los medios. Sin embargo, la información que se maneja es escasa, poco clara y, muchas veces, incorrecta. Julio Piekarz habla de la desinformación, aclara dudas y propone nuevas soluciones.

– ¿Cuál es su posición con respecto al acuerdo entre Argentina y el Fondo?

– Argentina se comprometió a desarrollar negociaciones con los acreedores y avanzar en ese campo, y en realidad, además de la fecha de junio del 2004, lo que estaba claro, es que no hubo un avance significativo. Casi dos años después del default, Argentina hizo una propuesta extremadamente rudimentaria. No hacían falta dos años para presentar lo que se presentó. Ya en Dubai se había dicho que quería reducir el 75 por ciento del valor nominal de la deuda.
Por otra parte, se trata de una propuesta que es inflexible. Si uno va a negociar y sabe que el éxito consiste en obtener el consenso mayoritario de los acreedores, no puede hacer una propuesta unilateral, y ésta lo es. No sólo eso, además, es una propuesta que no cuesta objetar. A ningún acreedor le representa dificultad alguna rechazarla porque no tiene costo de oportunidad. Cuando uno le dice: “mirá, te voy a dar 10 centavos por dólar, y además, te lo voy a dar en 30 o 40 años”, el acreedor dice: “bueno, para mí esto no tiene costo de oportunidad”.

– Perdido por perdido…

– Claro. Y todo esto con el agravante de que, acá, a la población, en vez de educarla, se la desinforma. Un ejemplo de eso es que, seguramente mal asesorado en materia financiera, el presidente habló en su momento de que las tasas de interés en las que se contrató la deuda fueron del orden del 30 por ciento. Esto no es así. En realidad, y yo lo publiqué en una de mis notas, las cifras oficiales que muestran el promedio al que se colocó la nueva deuda en el período 1994-2000 han estado en el orden del 1,5 por ciento. Claro que es una tasa alta, pero es la que correspondía al riesgo país argentino de ese momento.
Pero hay un segundo ejemplo. El presidente también manifestó, por lo menos trascendió en los medios, que pedirle a Argentina que tenga entre 8 y 9 puntos de superávit primario era una insensatez. Sí, por supuesto que es una insensatez. Pero el tema del acuerdo con los acreedores no pasa por 3 puntos de superávit o 9, lo que hay en juego es, a lo sumo, 1 punto de superávit o una cifra de esa magnitud. Ésta, entonces, es otra forma en la que se desinforma a la población.
Y un tercer ejemplo que es muy claro, es que el ministro Lavagna habla permanentemente, al referirse a este tema, de la “deuda externa”. Yo no creo que sea su intención, pero, en definitiva, esto tiene un impacto político en la percepción de la gente. Esto no es la deuda externa. La deuda externa es la deuda con no residentes y hay deuda externa pública y privada. Los privados están haciendo sus renegociaciones, algunas de las cuales han sido concretadas exitosamente. Acá lo que está en discusión es la deuda pública con residentes y con no residentes.

– ¿Nominada en moneda extranjera?

– Nominada en moneda extranjera o nacional. Lo que pasa es que actualmente todo está nominado en moneda extranjera.
Pero volviendo al poco conocimiento que hay acerca de este tema, hay otro elemento y es que la gente no sabe, y eso es parte de la desinformación, que el 40 por ciento de esa deuda en default, es de argentinos.
El martes salió publicada en un medio una encuesta donde se le preguntaba a la gente “¿usted está de acuerdo con reducir el 75 por ciento el valor de la deuda?”. Y, si no recuerdo mal, el 85 por ciento decía “sí”. Y después le preguntaban: “¿usted aceptaría que en una deuda que tienen con usted le redujeran el 75 por ciento de su valor?” y el 62 por ciento decía “no”. Pero lo tercero, y más importante de esta encuesta, era que la gente no sabía a quién le debe Argentina. El 91 por ciento de la gente, según cita el medio, pensaba que la deuda era principalmente con el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial. Entonces, a la gente, en vez de educársela, se la desinforma.

– ¿Usted cree que es deliberado?

– Yo mantengo la candidez de pensar que no es deliberado, quiero mantenerla. Pero deliberado o no deliberado, nos apartamos de una solución. Y a esto hay que agregarle que el tema de la deuda y del pago o no pago al Fondo se ha convertido en un tema de política interna. Entonces, todo esto va formando un cóctel que hace que sea muy difícil que el presidente tenga, como debe tener, la flexibilidad para llegar a un acuerdo en este asunto, que es uno de los elementos que amenazan la recuperación y, por supuesto, que la recuperación se convierta en crecimiento.

– En el ejemplo de la desinformación o de la mala información que se da, en el caso de lo que el presidente había afirmado sobre las tasas ¿no es que lo que era del 30 por ciento o más, en ese momento, era el rendimiento de los bonos, y no la tasa de interés? Si no me equivoco la tasa de interés era del 9,5 por ciento, ¿no?

– Sí, en ese momento la tasa de interés era del 9,5 por ciento, pero el rendimiento también andaba en ese orden. Era más o menos de 9,9 por ciento. El rendimiento de los bonos se va al 30 por ciento recién cuando se ve que la Argentina va al default.

– Para que quede claro: ¿qué es la tasa de interés y qué es la tasa de rendimiento?

– La tasa es lo que figura en el bono. Por ejemplo, yo le doy a usted un bono donde dice que le voy a pagar 100 dólares y una tasa anual del 9 por ciento. Pero ese bono se vende en el mercado a 80 dólares, supongamos. Usted lo compra a 80 dólares y espera. Al final del período va a ganar 20 dólares, me va a cobrar 100 -de los 80 cobra 100 de capital- y el 9 por ciento sobre 100. Cuando suma todo esto, ese es el rendimiento que obtuvo de su inversión.
Entonces, ¿por qué aumentaba el rendimiento por esos tiempos en Argentina? Porque, como había muy poca confianza el país, bajaba el valor del bono y eso aumentaba la tasa de interés. Pero no tiene nada que ver con la tasa de interés, en sí, eso es lo que paga el gobierno. La tasa aumentaba, justamente porque no había confianza en que el gobierno pagara. Ese es el tema.

– Si uno revisa el caso ruso, llama la atención que ellos en dos meses arreglaron todo lo que era la deuda interna en bonos. Lo de ellos, en realidad, fue un default en pasos progresivos. En agosto de 1998 defaultearon una parte y a fines de ese año, principio de 1999 defaultean otra cantidad de bonos que estaban colocados en Eurobonos. Pero todo se resolvió rápidamente, tardaron entre 6 meses y 1 año para arreglar esa parte de la deuda y terminaron de concretar toda la operación en el 2002 por una cuestión operativa…

– Y, luego, el riesgo país de Rusia se recuperó muy rápidamente.

– Sí, habiendo entrado en default en 1998, hace el arreglo y hoy es investment grade. Entonces ¿porqué nosotros después de más 2 años de haber defaulteado no mostramos resultados?

– Justamente, esto de investment grade o la calificación del país es una de las formas de arreglar con los acreedores, por lo menos una parte, sin poner más dinero. Quiere decir, que uno va a llevar adelante las políticas que aseguren que lo que se arregle se va a pagar y el diseño de los bonos, lo mismo. Entonces baja la tasa de descuento de la deuda argentina y sube su valor.
Una forma de hacer eso es dar garantías. Yo he propuesto un fideicomiso bajo ley internacional alimentado con los derechos de importación que están ligados al tipo de cambio. Entonces, si eso se hace, probablemente la tasa de descuento de la nueva deuda, en vez del 12 por ciento, para citar un valor de referencia, sea 10 or ciento. Esto permite subir el valor presente que se le ofrece a los acreedores sin poner más dinero.
Si, como el presidente Kirchner dice, adecuadamente, y como no debiera ser nunca de otro modo, \»lo que se pacta se cumple\», dar una garantía que permite mejorar la oferta sin poner más dinero no debería representar ningún problema. La cuestión es que hasta ahora nunca se ha hablado de mejorar la propuesta poniendo una garantía. Probablemente, porque nadie se anima, me atrevo a pensar pero quizás me equivoque, a cargar el costo político de sugerir una garantía para la deuda en default. Sin embargo, es una solución técnica que bajaría el costo para Argentina.

– ¿Usted piensa que el acuerdo finalmente va a cerrar en un 75 por ciento de descuento, sin incluir los intereses caídos?

– Bueno, dos o tres cosas al respecto. Primero, el ministro Lavagna hizo una declaración hace una semana en la que dijo que en realidad, dado que se extendería el cupón de crecimiento, o sea, un cupón adicional de interés en función crecimiento de la economía a todos los bonos, el 25 por ciento debería entenderse como 25 por ciento del valor presente. Con lo cual, si ya se está hablando de esto, es algo positivo.

– ¿Qué diferencia hay entre el valor presente y el valor nominal?

– El valor nominal es lo que Argentina debe hoy y el valor en relación a los títulos que hoy tiene el público. Y el valor presente es el valor de todos los flujos futuros de pagos de capital de interés descontados a la tasa de riesgo argentino. Esto determina a cuánto voy a poder vender ese bono en el mercado, que es lo que le importa también al tenedor de esos bonos.
Ahora, yo creo que con los cupones de crecimiento Argentina no va a poder pasar el 10 por ciento del valor presente que implica Dubai a un 25 por ciento. No va a poder de ningún modo.
Le voy a dar mi respuesta a la pregunta más importante que me hizo. Yo creo que esto no va a terminar de ningún modo en un descuento ni del 90 por ciento del valor presente ni del 75 por ciento del valor presente. Yo creo que la zona de mínima de los acreedores es un descuento de 55 por ciento del valor presente. ¿Por qué digo 55 por ciento? Porque es el descuento de un título a 30 años, PAR, sin descuento facial y con un cupón del 3 por ciento. Porque 55 por ciento es el descuento de un título “Discount” con una rebaja del 35 por ciento del valor facial y un cupón del 6 por ciento anual.

– ¿Cree que ese es un descuento que los acreedores podrían aceptar?

– Sí. Para mí, la posición de los acreedores empezaría a acercarse a un acuerdo, y ésta es una hipótesis personal, con un valor presente de un 45%. Y yo creo que, a través de una cantidad de instrumentos, como lo he expresado en varias notas, el gobierno, si quiere, tiene la posibilidad de hacerlo. © www.economiaparatodos.com.ar



Julio Piekarz fue gerente general del Banco Central de la República Argentina.




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