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martes 5 de abril de 2005

Kirchner: el presidente que la Argentina no necesita

La gestión del presidente Néstor Kirchner, caracterizada por revanchismos, decisiones arbitrarias y una gestión económica cuestionable, no se preocupa por crear las condiciones para que el pueblo argentino pueda progresar y soñar con un futuro mejor. Lamentablemente, así no saldremos de la decadencia.

En un país como la Argentina, con una larga decadencia económica e institucional, uno espera de su presidente que implemente políticas públicas de largo plazo que hagan pensar que estamos saliendo de esa prolongada crisis, es decir, que lidere un verdadero cambio hacia el progreso y el bienestar de la población.

Mal que le pese a quienes sostenían que había que darle tiempo a Kirchner para primero tener poder político y luego avanzar en las políticas públicas, el presidente ha dado acabadas muestras de, a pesar de la reactivación de corto plazo, ser un presidente que lejos está de liderar la recuperación económica e institucional de país.

En lo estrictamente económico, Kirchner se ha limitado a continuar utilizando impuestos distorsivos –como las retenciones a las exportaciones y el impuesto al cheque– para financiar el gasto. El primer impuesto lo heredó de Duhalde, el hombre que destrozó los ahorros de los argentinos y generó una pobreza impensada para la Argentina. El impuesto al cheque lo heredó de Cavallo, quien lo estableció en su poco feliz paso por el ministerio de Economía durante la presidencia de De la Rúa.

Sobre el default que Kirchner heredó de Rodríguez Saá sólo puede decirse que hizo una negociación tan poco amigable con los acreedores que todavía hoy seguimos en veremos sobre este tema, al tiempo que nos ha dejado a los argentinos con una marca de desprestigio en el mundo entero.

Así como el gobierno de De la Rúa es recordado como el gobierno de la inacción o el de Alfonsín como el de la hiperinflación, el gobierno de Kirchner va a ser recordado como el gobierno de las revanchas, las acusaciones y las ofensas gratuitas.

Uno observa que su accionar está permanentemente en busca de la revancha de los 70. Es más, ni siquiera uno puede ver que en su permanente vuelta a los 70 esté buscando actos de justicia. Por el contrario, la parcialidad con que actúa queda en evidencia en el hecho de que no se le haya escuchado una sola crítica a los actos de los terroristas de aquellos años. Es como si para Kirchner los terroristas de los 70 no hubiesen puesto una sola bomba, no hubiesen matado a nadie, inclusive inocentes, o no hubiesen querido imponer por las armas y el terror una dictadura para someter al pueblo bajo una bota de color rojo.

Tampoco puede decirse que, si bien Kirchner está pifiando en lo económico, por lo menos está terminando con la falta de transparencia en los actos de gobierno. A Menem se lo criticaba por el uso arbitrario de los Aportes del Tesoro Nacional, los famosos ATN, para comprar la voluntad de los gobernadores. ¿Acaso hoy los gobernadores son más independientes que en la época de Menem respecto a los fondos que le transfiere la administración nacional? ¿Estableció Kirchner un verdadero federalismo fiscal para instituir la independencia económica de los gobiernos provinciales respecto al federal?

Siguiendo con el tema de la transparencia, ¿aclaró el gobierno de Santa Cruz dónde están los famosos fondos girados al exterior? ¿Sabemos realmente la cifra girada a bancos del primer mundo? Respecto al tema de las valijas con droga, ¿fue realmente la Fuerza Aérea la única responsable de lo ocurrido? ¿Ninguno de los funcionarios públicos civiles del entorno presidencial conocía el tema?

En lo institucional, ¿podemos decir que la remoción de los jueces de la Corte estuvo ajustada a derecho? ¿Remover jueces por sus sentencias permite recuperar la confianza en la Justicia o uno tiende a pensar que, con este antecedente, los jueces, antes de emitir un fallo, se sentirán tentados de mirar previamente al poder político?

Al igual que esas personas que tienen un golpe de suerte en lo económico y disfrutan de esa situación sin pensar en el futuro, Kirchner también ha tenido un golpe de suerte en lo económico gracias a las condiciones que imperaron en la economía mundial. Para conseguir la reactivación de estos dos años no tuvo que hacer nada. En vez de aprovechar la coyuntura internacional para cambiar el país, se ha limitado a consumir los beneficios de esa coyuntura, de la misma forma que muchos argentinos vivieron de la fortuna de sus antepasados, hasta que se les acabaron los activos y tuvieron que ponerse a trabajar para poder subsistir.

Voy a tratar de decirlo más claramente: lo que menos necesita hoy la Argentina es una actitud prepotente y una permanente recreación del odio entre nuestro pueblo. Los gritos, las acusaciones y los descabezamientos de cúpulas con uniformes no nos van a dar las condiciones institucionales para el crecimiento de largo plazo. Y como Kirchner se concentra en reavivar los enfrentamientos del pasado con un alto grado de arbitrariedad, despreocupándose de crear las condiciones para que la población pueda progresar y soñar con un futuro mejor, es claro que Kirchner no es el hombre indicado para sacar a la Argentina de su decadencia. En todo caso, al final de su mandato terminaremos un poco más hundidos en este pantano que ha caído la Argentina. Esperemos que después de esta nueva experiencia, los argentinos recapacitemos seriamente sobre la calidad de los gobernantes que necesitamos para, en serio, volver a tener un futuro de prosperidad. © www.economiaparatodos.com.ar




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