La democratización del glamour
Rosalía Mera falleció en su Coruña natal el pasado 15 de agosto. Así, de primeras, seguramente su nombre no le resulta familiar a muchos. Pero si se añade que fue, junto a su ex esposo Amancio Ortega, fundadora del imperio textil español Inditex, entonces la mayoría sabrá de inmediato quién era Rosalía.
Rosalía Mera falleció en su Coruña natal el pasado 15 de agosto. Así, de primeras, seguramente su nombre no le resulta familiar a muchos. Pero si se añade que fue, junto a su ex esposo Amancio Ortega, fundadora del imperio textil español Inditex, entonces la mayoría sabrá de inmediato quién era Rosalía; gracias a ella y su entonces marido, en la década de los sesenta comenzó a germinar una innovadora cadena de tiendas de moda, Zara, que acabó por expandirse internacionalmente hasta convertirse en un modelo empresarial que merece ser estudiado en las más prestigiosas universidades.
Poco se sabía de Rosalía antes de su inesperada muerte a los 69 años, víctima de un derrame cerebral. En escasas ocasiones concedió entrevistas y procuró llevar una existencia discreta, sobre todo después de su divorcio y tras apartarse del grupo textil, aunque retuvo el 6.99% de las acciones de Inditex. No obstante, en la hora de su despedida han salido a la luz muchos detalles de una vida rica en experiencias, desde las más satisfactorias a las más amargas. Rosalía fue, sobre todo, una self made woman con visión de futuro y con un fuerte compromiso social que la acompañaron en su trayectoria como empresaria y filántropa.
Perteneciente a la clase trabajadora del barrio de Monte Alto, Rosalía comenzó a trabajar como costurera a los 11 años. En la adolescencia conoció a otro joven, Amancio Ortega, en una conocida tienda coruñesa, La Maja, donde ambos eran dependientes que aspiraban a tener un día su propio negocio. Se ennoviaron, poco después se casaron y sin perder tiempo se embarcaron en una aventura empresarial que comenzó en el salón del modesto piso, donde Rosalía cosía sin descanso y su esposo salía a comercializar el género que confeccionaban.
Pero no basta con poner en marcha una empresa si el producto no es novedoso. El matrimonio, que ya había tenido una hija, triunfó de inmediato al introducir en los hogares españoles de los 70 la bata de boatiné, o de guata, en vivos colores que las amas de casa lucían no sólo en la casa, sino para bajar a hacer la compra. Y es que Rosalía y Amancio llegaron a la conclusión de que la cálida bata de guata acabaría por imponerse en aquellos tiempos, cuando todavía las calefacciones brillaban por su ausencia en muchas viviendas donde se buscaba el calor en el brasero colocado bajo la mesa camilla. Acertaron de lleno. Tan famosa se hizo la bata de boatiné, que hasta el director Pedro Almodóvar lució una sobre un escenario en los años de la Movida, cantando a dúo con Fabio MacNamara “Voy a ser mamá”.
Rosalía Mera supo conectar con una necesidad de aquel momento pero le confirió estilo a la tradicional bata de andar por casa. Así fue como comenzó la andadura de Inditex (que hoy abarca una amplia gama de establecimientos), hasta convertir a Ortega en uno de los hombres más ricos del mundo y a la desaparecida Rosalía en la fortuna número 66 en el ranking de la revista Forbes. Desde el principio, el secreto de su éxito consistió en adaptar al bolsillo y los gustos de la clase media la prohibitiva alta costura que exhibía como suya la clase alta.
Basta con entrar a un Zara, tanto si está en la Quinta Avenida de Nueva York, en la Gran Vía de Madrid o en la Zona de Polanco en Ciudad México, para comprobar que la tienda es un templo de la igualdad de clases, donde una chica que vive de su sueldo como en su día lo hizo la desaparecida empresaria, puede adquirir a un precio módico una chaqueta de estilo “Channel” o un bolso que evoca al “Kelly” que impuso la firma Hermès inspirado en Grace Kelly.
Tanta es la rapidez de la producción y distribución del imperio Zara y sus derivados a la hora de colocar en sus escaparates lo que va a marcar la moda de la temporada, que hasta las señoras más ricas han terminado por sucumbir a los encantos de la ropa plebeya. Una ropa, por cierto, que nada tiene que envidiar a marcas con precios exorbitantes.
Durante veinte años la pareja Ortega-Mera compartió sueños y ambiciones hasta que cada uno tomó su camino. En su nueva etapa de mujer separada y emancipada Rosalía estudió Magisterio, viajó, mimó a sus nietos y disfrutó de las tascas de su ciudad. También se volcó en la Fundación Paidea, dedicada a ayudar a personas con discapacidades como su propio hijo, aquejado de parálisis cerebral. Y creó el centro Mans para impulsar a músicos y proyectos de las artes, como un disco reciente que grabó en sus estudios el clarinetista y saxofonista cubano Paquito D’Rivera.
La próxima vez que vayan a Zara ya no la verán con los mismos ojos. Cada una de sus prendas es el triunfo de la democratización del glamour. En cada una de sus puntadas Rosalía Mera descubrió la forma fashion de romper barreras.
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Fuente: independent.typepad.com