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miércoles 30 de abril de 2014

La mentira esta en el ADN del Kirchnerismo. (¿y de nosotros?

La mentira esta en el ADN del Kirchnerismo. (¿y de nosotros?

La mentira es una expresión que contradice lo que uno sabe o cree o simplemente se usa para narrar algo que se sabe, no es verdad.

Hay otra forma muy sutil de mentira que es contar solo una parte de una verdad y ese parece ser el método de Kristina cuando refiriéndose a las retenciones vigentes para el agro, concretamente se refería al trigo, dijo según da cuenta el diario LA NACION “…las condiciones» para el cultivo «no dependen» de las retenciones. Ejemplificó que en los años 70, con derechos en el 50%, se había registrado un récord de 11 millones de toneladas. Además, dijo que en 2008, en pleno conflicto con el campo, se había marcado otro récord de 16 millones de toneladas con retenciones del 28%….”.

Confieso me es imposible escucharla.

Es cierto las retenciones aplicadas a la cosechas del 2008 se incrementaron al 28%, pero lo que ocultó maliciosamente es que la siembra se había hecho antes entre mayo y Agosto y ya no se podía “desembrar” si me permite la expresión, pero si “desembró al año siguiente y la cosecha cayó virtualmente a la mitad.

En verdad pienso que la culpa de esa mentira no es de Kristina, sino de sus asesores que son verdaderos sofistas, cuya tarea Jacques Maritain definía como una “actitud viciosa del espíritu”, consistente en construir razones o argumentos aparentes con que se quiere defender o persuadir lo que es falso.

Eso es el Kirchnerismo resumido en sus relatos por ese motivo existe esta grieta como se ha dado en llamar a esta separación que existe entre los “K” y el resto de la sociedad.

Cuando la “mentira” o la “falsedad” se convierten en un modo o forma o diría de “religión de vida”, diría que es imposible dialogar porque la finalidad de todo diálogo es llegar a la “verdad” y el mentiroso generalmente no está dispuesto a reconocer que miente. Prueba de ello es que se ocultan los

datos sobre pobreza, elementos que integran la canasta básica y se usan perversamente ciertas ayudas sociales, muchas de ellas dadas con fines prebendarios o clientelisticos, como lo explicó días pasadas Graciela Fernández Meijide.

Lo grave es que nosotros parecería que nos hemos acostumbrado a “vivir con la mentira” y así hemos tolerado no solo que se hayan adulterado estadísticas, incluso como “ardid” para pagar menos a nuestros acreedores y a su vez como “ardid” para pagar de más para hacernos creer que el país había crecido como nunca.

Es grave que la dirigencia haya consentido este escenario y hasta supuestos intelectuales se han puesto al servicio para encontrarle justificativos suedoculturales a la mentira.

Nos hemos habituado a una suerte de ensueño angustioso que hemos aceptado como una vigilia real.

Quizás esta suma de pesadillas nos ha convertido en una sociedad intrascendente que solo es vista como “oportunidad” para aprovechar y explotar nuestros vicios y miserias, probablemente por ello prolifera el negocio del juego.

Un sector de la dirigencia empresaria hizo conocer un documento loable que de todos modos no explica sus genuflexiones de ayer, pero otro sector parecería que se aterra ante la posibilidad que se busque un escenario de honestidad, previsibilidad y decencia.

La honestidad y la decencia imponen obligaciones, el vicio y la miseria solo nos impulsan a los placeres fáciles por eso vemos con alarma y preocupación que la educación no es una prioridad para la sociedad.

Esto explica que confundamos el “consumismo” con la productividad y que pese a nuestra historia toleremos la inflación y toleremos que en definitiva nos digan que nosotros seamos los responsables de que los precios aumenten y tengan que venir otros para “cuidarlos”.

Lo cierto es que los “KJ” están minando la acción del próximo gobierno al generar obligaciones que se deberán pagar a partir de 2015, cuanto costará

recuperar los fondos del ANSES, cuánto costará pagar los “pagares” que quedaran en el banco Central, cuánto costará pagar la expropiación de las acciones de Repsol en YPF, cuánto nos costará recuperar el orden republicano….

Kristina nos miente, los obsecuentes hacen su negocio, la mentira es lucrativa, eso lo saben los “K” y nosotros pensamos “…quien no dijo una mentira alguna vez…” y con eso dejamos a salvo nuestra moral y ética.