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jueves 6 de mayo de 2004

Las empresas del Estado

Alberdi fue un gran crítico del papel que podría tener un Estado como empresario. Sus razones para mantener esta posición eran poderosas. ¿Aprenderemos alguna vez la lección? Por las dudas, repasemos…

“El gobierno no ha sido creado para hacer ganancias,
sino para hacer justicia; no ha sido creado para hacerse rico,
sino para ser el guardián y centinela de los derechos del hombre,
el primero de los cuales es el derecho al trabajo,
o bien sea la libertad de industria”

Juan Bautista Alberdi, Sistema Económico y Rentístico
de la Confederación Argentina según su Constitución de 1853
,
Edición Escuela de Educación Económica, pág. 47.

Es decir, el gobierno no debe hacer ni buenos ni malos negocios: directamente no debe hacer negocios.

Alberdi era sumamente crítico del Estado empresario. Diríamos que por dos razones.

\"\"La primera era por una cuestión de eficiencia ya que le parecía que “la idea de una industria pública era absurda y falsa en su base económica” Como hacer algo medio de brutos que “invierte y trastorna todas las nociones de gobierno y todos los principios de la sana economía política”

La segunda razón le preocupaba más aún. Desde que el Estado para él era “el guardián y el centinela de los derechos del hombre” para proteger a la gente en sus derechos “el primero de los cuáles es el derecho al trabajo” veía que si ese Estado se apoderaba de esos derechos en forma exclusiva, estaba haciendo todo lo contrario a la razón por la cuál fue creado.

Por la segunda de las inquietudes hizo más que escribir opiniones. Escribió su proyecto constitucional, luego sancionado en donde puso en el art. 14 nada menos que (la negrita es nuestra) “Todos los habitantes de la Nación Argentina tienen los siguientes derechos:… a trabajar y ejercer toda industria lícita”.

Cuando se refiere a “los habitantes”, no se está refiriendo “al gobierno” sino que lo está excluyendo ya que el gobierno no es un “habitante”, sino que es a quien pusieron “los habitantes” para que custodien sus derechos, entre ellos el de ejercer toda industria lícita.

Entonces cuando piensa en una posible ley que otorga un monopolio al Estado para una actividad comercial es terminante al decir que el Estado no tiene el derecho a la exclusividad porque al obtenerla priva a “todos” en el primero de sus derechos.

“La ley que de al Estado el derecho exclusivo de ejercer las operaciones conocidas por el código de comercio como operaciones de banco o como actos de comercio, es una ley que da vuelta a la Constitución de piés a cabeza y que además invierte y trastorna todas las nociones de gobierno y todos los principios de la sana economía política”.

El punto de la exclusividad es muy importante. La idea que el Estado no pueda hacer una actividad empresaria por no ser un “habitante” no es tan fácil de entender para muchos aunque la inclusión de esa palabra me hace admirar la sutileza de Alberdi cada vez más. Pero que el Estado lo haga en exclusiva produce un rechazo bastante amplio porque que a uno le prohiban algo, intuitivamente no le gusta a nadie. ¿Qué importa todo esto? El punto es que si el Estado no lo hiciera en exclusiva: ¿cómo se mantendría en el negocio dada su universal ineficiencia relativa al sector privado? Es que una empresa estatal sin monopolio es una contradicción en sus términos y las que tuvieron que competir como los ferrocarriles perdieron a raudales.

Si se acepta que no debe haber exclusividad no hay empresa estatal que sobreviva en el largo plazo. Eso sí, en el interín puede hacer bastantes destrozos. Esperemos que nuestro presidente abandone la peregrina idea de volver a las andadas. © www.economiaparatodos.com.ar

 
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