Las fallas del debate político
Hace unos días se llevó a cabo un debate entre cuatro candidatos por UNEN en la señal de TN, en el programa a Dos Voces. Illía, Gil Lavedra, Carrió y Lousteau fueron los cuatro contendientes.
Guste o no, gran volumen de los votos se definen por motivaciones emocionales, o de gusto, y no tanto por un análisis cuidados de las propuestas de cada candidato. Esto es un efecto del voto obligatorio. Para el candidato, la captura de votos incluye a unos pocos interesados en conocer en detalle las propuestas dentro de una gran población con poco interés o energía para hacer un análisis cuidadoso de cada oferta electoral. En países donde el voto es un derecho pero no una obligación, por ejemplo en Estados Unidos, el electorado que efectivamente se toma la molestia de ir a votar va estar más interesado por le contenido, y no tanto por la foto sonriente de los candidatos. Por ello en Estados Unidos se ven más debates, más propuestas y un electorado más exigente durante la campaña electoral; mientras que en Argentina vemos una competencia por folletos con la sonrisa mas grande posible.
Creo que el debate entre políticos, incluso en (supuestas) internas como las PASO es un ejercicio sano y necesario. Pero el debate que se dió en TN falló, creo, en dos puntos centrales.
En primer lugar el foco puesto en los «errores personales» del otro. Argumentos como que Lusteau estuvo con la 125, o que Carrió en el fondo es una autoritaria, etc. Si las diferencias personales son tan cuestionables, ¿para qué se juntan? ¿En qué si diferencian del Kirchnerismo entonces? ¿Está mal juntarse con un autoritario K, pero está bien con juntarse con una Carrió autoritaria? ¿Está bien juntarse con Lusteau, pero no con algún ministro K? Equivocado está el arco político opositor si cree que las cosas van a cambiar por el mero hecho de quitar la mayoría a un autoritarismo K para dárselo a un autoritarismo con otro nombre. El debate debe ser entre distintos modos de llevar adelante un proyecto en el que los cuatro están de acuerdo, no en quien es el menos hipócrita. Los cuatro pueden estar de acuerdo en que es necesario reducir la inflación, pero poseen diferencias en cómo llevarlos a cabo. Coinciden en el destino, difieren en el camino, pero los cuatro nos (deberían) querer llevar al mismo punto. Me parece sano discutir los hechos del pasado, siempre y cuando sean como referencia y aprendizaje a futuro, no como un mero «contador de errores del otro.»
A mi gusto el debate falló en propuestas concretas. Confieso que no lo seguí con 100% de atención (por los motivos del párrafo anterior), pero no recuerdo haber escuchado propuestas sobre cómo frenar la inflación, qué hacer con el transporte público, con el cepo cambiario, con el déficit fiscal, con las asignaciones sociales que se han transformado en un subsidio a la necesidad y no en un medio para volver a entrar al mercado laboral, etc. Lo que espero de un debate político no es una competencia de prontuario, sino distintos puntos de vista en, por ejemplo, como solucionar el problema de la inflación, y en base a las distintas propuestas elegir al que se considera tiene la mejor idea. ¿No es esto, acaso, de lo que deberían debatir los políticos que piden al pueblo ser sus representantes en el Congreso?
En lo segundo que creo que el debate político falló fue desde el lado del periodismo. Entiendo que hay distintas formas de debate, y respeto que cada programa tenga el derecho de seguir el formato que desee. Lo que espero aún ver, ya sea en debate o en entrevista, es que el periodista apure a los políticos con preguntas incómodas. Ese es, después de todo, el argumento de defensa de los mismos periodistas en contra del avance del gobierno contra Clarín; que el periodismo debe ser independiente para poder incomodar. Me hubiese gustado ver a los conductores elegir las preguntas, y forzar definiciones de los candidatos que están buscando representar al pueblo para solucionarle sus problemas. «Ustedes, candidatos 1, 2, 3 y 4, ¿qué proponen en concreto para eliminar la inflación? ¿Cuánto tiempo va a llevar y cuáles van a ser los costos que vamos a tener que afrontar por corregir la mala política monetaria del Kirchnerismo? etc.»
Lo de la inflación es un ejemplo, se pueden pensar muchas preguntas sobre diversos temas tan importantes como el de la inflación en estos días. Pero un debate en el que no queda en claro qué piensan hacer los candidatos, más allá de promesas que suenan bien, al fin de cuentas no ha cumplido su cometido. Esperemos que los futuros debates sean más fructíferos y logren separa a la genuina oposición de la oposición-K.
Metropolitan State University of Denver
Editor: Punto de Vista Económico