– ¿Se va a presentar finalmente como candidato a senador nacional por la provincia de Buenos Aires?
– Pasado mañana (se refiere al jueves 30 de junio) se cierran las listas, las firma la junta electoral del partido y el PAUFE va a presentar listas puras, para todos los cargos, incluidos los concejales. Yo voy a encabezar la lista de senadores. Y queda un mes y medio para ver si se constituye un frente electoral.
– ¿Cómo ve las elecciones de octubre?
– Lo que a nosotros nos interesa mucho es que los justicialistas vayan juntos. Hasta para lo institucional es conveniente que así sea. Y yo creo que puede haber un acuerdo en el justicialismo y ese escenario es el mejor para la provincia de Buenos Aires y para la constitucionalidad del país.
– En las últimas elecciones, como candidato a gobernador, usted quedó en el segundo puesto.
– Sí, fuimos el segundo partido en votos en la provincia de Buenos Aires.
– Después de esa experiencia en 2003, ¿qué puede decirnos del mito de tener que enfrentarse con el aparato justicialista en el territorio bonaerense? ¿Se puede o no se puede entrar en la provincia de Buenos Aires?
– El aparato tiene un gran peso. Mientras no exista el voto electrónico, el peso del aparato tiene una enorme influencia. Y también el justicialismo tiene una enorme influencia en la provincia de Buenos Aires. El justicialismo tiene un piso que es del 20%, casi con seguridad. Sobre todo en el conurbano, donde está el 85% de los votos. Y el aparato tiene una fuerza tremenda y el control de las elecciones, donde radicales y justicialistas históricamente son socios. En la última elección, nosotros no observamos la destrucción de la boleta. Sí, donde no hay fiscal, lo que íbamos observando es que en las planillas se omitían los votos para determinados partidos. Por ejemplo, ponían que teníamos cero votos pero cuando se abrían esas urnas se encontraba que sí había votos. Nosotros sacamos un millón de votos pero que nos faltaron 300.000.
– ¿La fortaleza del aparato está dada por la cantidad de fiscales?
– Pero no sólo el aparato de fiscalización es importante, todo el aparato previo tiene un enorme peso también. Y el justicialismo lo ha armado siempre muy bien y, además, tienen militancia, que tiene mucha importancia.
– ¿Sigue teniendo militancia el peronismo?
– Sí. Aunque hoy tiene una crisis realmente seria, que es la de la división del justicialismo… Yo mismo soy peronista y, sin embargo, no he regresado al justicialismo. Pero tampoco es bueno que desaparezcan los partidos mayoritarios porque, en definitiva, son instituciones. Y la democracia existe a través de los partidos políticos. Tengan o no representación, es la vía legal que dicta la Constitución. Ahora, yo creo que hay falta de representatividad en la democracia y en los partidos políticos. Pero también hay que tirarle de la oreja a la sociedad: la sociedad tampoco se sacrifica ni le dedica algo o parte de un día a la semana a la actividad pública, no digo ya en los partidos políticos pero ni siquiera en las instituciones intermedias.
– Lo que se percibe es que la gente dice estar preocupada, se queja, pero no participa. E incluso dentro de sectores de clase media y alta, con estudios.
– Es probable que los de abajo participen más, incluso. Yo justifico que la gente no participe cuando me dice que los partidos políticos son cerrados, nos empujan, no se puede entrar. Pueden tener razón. Pero hay una verdadera escuela de dirigentes sociales que son las instituciones intermedias. Y, sin embargo, cada vez que se crea una institución intermedia se anotan 60 personas. Pero trabajan apenas dos. Y con un agravante. Una cooperadora de un club pequeño puede llegar a recaudar $ 300 por mes. Y, a veces, esa persona que recaudó los $ 300 es cuestionada a ver si se robó algo. ¿Cómo cambiamos esta mentalidad no participativa y de reproche al que trabaja? Ese es un desafío para los argentinos. Si no hay renovación, la democracia está metida en un brete en nuestro país.
– Pareciera que es imposible ganar una elección si uno no hace populismo, es decir, si no compra votos a cambio de regalar cosas. En el caso de usted en Escobar, ¿qué es lo que se hizo para ganar?
– Nosotros no regalamos nada, sino que nos dedicamos a administrar. Inclusive no echamos a nadie de la Municipalidad. Hoy, Escobar tiene un Concejo Deliberante con 20 concejales y 7 empleados. Cuando nosotros llegamos, el Concejo Deliberante tenía ciento y pico de empleados. Les dijimos: ¿quieren trabajar? Y creamos una empresa de asfalto que asfaltó, con plata del municipio, el equivalente a Buenos Aires, Escobar y Rosario. Y así, más o menos 250 personas se pagaban su propio sueldo, y ganaban más de $ 1.000. Y había otra particularidad: ningún empleado municipal tenía permitido regalar un remedio o una silla de ruedas delante de una cámara de televisión o del público. Yo creo que no se debe hacer política con la desgracia ajena. Y la gente eso lo reconoce. El secreto para que a uno lo voten en los años siguientes, para mí, es no regalar ni hacer demagogia. Se pueden hacer maravillas en la gestión pública si se administra bien. Yo creo que hay plata para todo: para obras públicas, para la salud… Sólo hay que administrarla bien.
– ¿Cuál es hoy el principal problema de la provincia de Buenos Aires?
– No hay administración. Hoy hay más problemas políticos que otra cosa. Pero quiero dejar algo en claro. Según una encuesta, la Argentina en 10 años va a estar mejor. Matar la esperanza de la gente no es nada bueno. Pero yo quiero decir que vamos a estar mejor. ¿Por qué? Vayan a una escuela primaria o secundaria. Mientras no tengamos escuelas y educación el país va a ir para atrás. Y la Argentina dentro de 10 años va a estar peor porque no apuesta a lo más sagrado que debe tener un país. Sin educación los problemas de fondo no se van a arreglar.
– Los países no crecen por los recursos atesorados sino por la formación de su sociedad…
– … y por la disciplina de esa sociedad.
– Los ciudadanos que no conocen sus derechos realmente tampoco saben votar.
– Ahora, la pregunta es: ¿querrán realmente preparar al pueblo para que sepa votar? Cuando nos hacemos la pregunta, uno a veces duda.
– No dudemos.
– Nosotros fuimos los únicos que nos opusimos a la reforma educativa. Yo decía que fue una barbaridad. Lo llevaron adelante y ahora se dan la cabeza contra la pared. Yo creo que la más perfecta máquina de trabajo hoy es la computadora. Pero me opongo a que sea una máquina de enseñanza en la escuela primaria. Yo creo que la computadora facilita las cosas pero no vamos a enseñar a desarrollar la mente con la Matemática, con la lectura, con las manualidades que ayudan a desarrollar la mente a través de las manos… Vamos a tener una sociedad cada vez menos culta y con menos capacidad de raciocinio. Yo creo que la educación, como no genera votos, nadie le presta atención.
– En la provincia de Buenos Aires, ¿se solucionó el problema de la delincuencia? ¿O es que los diarios ya no hablan más de ese problema?
– No, es que disfrazan las estadísticas. Le dicen al comisario: “si aumentan las estadísticas, te echo”. Entonces el comisario trata de desalentar la toma de denuncias todo lo posible. Así bajan las estadísticas. Pero el delito más terrible que puede tener una sociedad, que es el asalto, está creciendo. Y el año pasado se llevó 1.300 vidas en la provincia de Buenos Aires. Y este año van a ser más. Por último, hay una creencia, demagógica, que sostiene que acercando la justicia a la gente ésta va a ser mejor. Cuidado: porque van a ser jueces y fiscales muy demagogos. © www.economiaparatodos.com.ar |