La presidente Cristina Fernández de Kircher presentó un nuevo sistema para tratar de combatir a los barras. Se trata de un lector de huellas dactilares que se instalará en los estadios. Mientras tanto, de inflación y crisis económica, no se habla.La presidenta Cristina Fernández de Kirchner anunció este lunes un nuevo sistema de seguridad para el control del ingreso de barrabravas a las canchas argentinas. Lo hizo en la presentación de un convenio con la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) para la prevención de la violencia en espectáculos deportivos.

Hasta aquí, una noticia más. Un anuncio más. Una medida más, que si bien no se discute la importancia que merece la inminente solución de la violencia en el fútbol, no responde a las urgencias de los argentinos que cada vez sienten más en carne propia los efectos de una crisis económica y política.

Lo llamativo en esta repetición de actos, es que una vez más, la presidenta se somete ella misma al ridículo. No porque la medida fuera desacertada, sino porque en cada presentación pública se expone de una manera chabacana, poco digna de un presidente. O al menos de uno serio.

En el acto de anuncio, la señora pidió la "colaboración activa" de los directivos del fútbol para erradicar a la violentos de las canchas argentinas. Sería bueno que al mismo tiempo obrase con el ejemplo “colaborando activamente” con quienes se ven disminuidos ante el poder cada vez más autoritario de este gobierno.

"Estamos contentos de poder ofrecer a los argentinos, a partir de la AFA, un software hecho con recursos del Estado", manifestó la Presidenta, quien remarcó que los 100 aparatos lectores de huellas dactilares que serán instalados en las canchas tuvieron un "costo mínimo".

Es bueno que haya tenido el gesto de remarcar que el costo fue mínimo, ya que sería un tanto excesivo por estos días, que además del aumento indiscriminado de productos y servicios, los argentinos tuviésemos que pagar por años de políticas ineficientes en materia de violencia deportiva, o la inexistencia de las mismas.

"Se les va a tomar la impresión dactilar a los que ingresan a la cancha y aquellos que estén vedados aparecerán en la base de datos", explicó el ministro del Interior y Transporte, Florencio Randazzo, con la obsecuencia que lo caracteriza.

Sin embargo esta vez, puso en ridículo, una vez más, a su Presidenta cuando el detector de huellas digitales no aceptó las de Cristina quien expresó: "me cargaron como barrabrava; ahora me dice que tengo mucha crema en las manos, así no puede ser". No estaría de más revisar si lo que tiene entre manos es sólo crema…