La última semana ha sido signada por dos noticias del ámbito de la Educación.
Por un lado, una encuesta realizada entre docentes sobre la posibilidad de mejorar la calidad educativa sigue reflejando que muchos (alrededor del 59%) encuentran en la Ley Federal de Educación el motivo de todos los males. El árbol nos sigue tapando el bosque. No nos damos cuenta de que lo que hay que hacer no pasa exclusivamente por cambiar leyes, sino por producir cambios profundos donde toda la sociedad logre un compromiso con los objetivos educativos que la misma sociedad dice proponerse.
Si sociedad, familia y medios de comunicación ayudaran en algo, o al menos en un gran número de casos no restaran, seguramente con la implementación de esta misma ley –que desde luego es perfectible- estaríamos posicionados entre los países con mejor educación del mundo. En el otro polo, si copiamos cualquiera de las leyes, metodologías y programas que tienen los países educativamente exitosos, y nos limitamos a ello, tendremos los mismos resultados que con la actual ley. Sigamos profundizando en buscar mejorar en la exigencia académica en vez de pensar en soluciones mágicas cambiando leyes que, como es habitual en nuestro bendito país, ni siquiera se cumplen.
El segundo tema es que nuevamente todos los alumnos que se presentaron a rendir el examen de ingreso de la carrera de Astronomía de la Universidad Nacional de La Plata fueron reprobados. No fueron muchos, o la mayoría: ninguno aprobó el examen y el promedio general de los 50 alumnos que se presentaron fue de 1,57 (sobre 10, claro). Hubo muchos que no resolvieron ninguno de los 16 ejercicios planteados. Y, nuevamente, esperemos que la resolución del problema que claramente tenemos no pase por bajar el nivel de exigencia de la universidad, como ya pasó anteriormente en la Facultad de Medicina de la misma universidad, que luego de los “bochazos” generalizados en el examen de ingreso del año pasado, optaron por suprimirlo y transformarlo en un curso nivelatorio.
El problema es sencillo: el Polimodal no prepara para la universidad (tampoco el Secundario en aquellas jurisdicciones donde aún se mantiene). Si queremos dejar de ver el problema pasándole a la universidad la responsabilidad de enseñar lo que debería enseñar el ciclo anterior, hagámoslo, pero a sabiendas. No engañemos más a la población diciendo que la escuela media sirve para algo que en realidad no sirve.
Ahora, si lo que queremos es solucionar realmente el problema, es decir, conseguir egresados de la escuela media que en su mayoría estén en condiciones de afrontar con éxito una carrera universitaria, no permitamos que egresen de ese ciclo alumnos que no estén preparados.
No es la única solución, pero quizá un examen al final del ciclo que hubiera que aprobar necesariamente para obtener el título de enseñanza media sería un pequeño granito de arena en la línea de las soluciones más profundas. © www.economiaparatodos.com.ar
Federico Johansen es docente, director general del Colegio Los Robles (Pilar) y profesor de Política Educativa en la Escuela de Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales de la UCA (Universidad Católica Argentina). |