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jueves 25 de marzo de 2004

Pablo Guido: una charla acerca de España y el día después…

El economista Pablo Guido volvió recientemente a la Argentina luego de haber estado en España desde el mes de octubre. Los 6 meses que vivió allí lo transformaron en un testigo directo de los últimos acontecimientos que, desde ese país, han estremecido al mundo. El atentado en Madrid y el inesperado resultado de las elecciones generales, que ganó el PSOE, son dos hechos que permiten analizar y comprender cómo se conforma hoy el panorama mundial en Occidente.

– Usted ha vuelto recién de España. Por lo cual, ha vivido todo el problema del atentado más todo el proceso de elecciones, ¿no es así?

– Sí, lamentablemente el problema del atentado lo viví. De todas formas, a eso yo lo dividiría en varias etapas. Fueron tres días pero las diferencias entre ellos fueron bastante marcadas. El primer día, obviamente, transcurrió entre la confusión sobre el atentado y la excelente respuesta del Estado, en términos sanitarios, frente a él. Realmente, el accionar, en ese sentido, por parte del Estado, fue impresionante.

– ¿Estaban bien organi-zados?

– Muy bien. Hay que tener en cuenta que fueron 1500 heridos y todos fueron inmediatamente atendidos. Primero en el lugar y, después, las ambulancias los trasladaron a los hospitales de Madrid.
El viernes, al otro día, todo se centró en la marcha de las siete tarde, a la cual asistió el 25% de los españoles, en toda España. Fueron más de 10 millones que salieron a la calle.
Y el sábado –que, como en cualquier otro país, es el día de la reflexión previo a las elecciones y es el día de veda– en las principales ciudades españolas, sobre todo en Madrid y Barcelona, las manifestaciones frente a la sede del Partido Popular en contra del gobierno hicieron caso omiso a la prohibición. La gente pedía respuesta sobre la autoría del atentado, reclamaba y se hacía escuchar.

– ¿Y cuándo le parece que fue el punto de inflexión?

– Yo creo que entre el viernes a la tarde y el sábado a la noche dio un gran vuelco el electorado.

– A su modo de ver, y al haber estado allí, cuando leía el diario, hablaba con la gente o miraba la televisión, ¿le dio la sensación de que el gobierno español estaba manipulando la información?

– Bueno, el gobierno está formado por políticos y, como en cualquier lugar del mundo, siempre quieren llevar agua para su terreno. Pero el 18 de marzo, día previo a que yo volviera a la Argentina, el gobierno de España hizo público los informes de los servicios de seguridad españoles del jueves y viernes posteriores al atentado. Es decir, los de ese mismo día y los del día anterior. En ellos se aseguraba, con un 99% de probabilidad, que la ETA había sido responsable del atentado. Con lo cual, uno tendría que creer, entonces, en lo que dijo el gobierno. Más tarde, el sábado, cuando se encontró la furgoneta -aunque, en realidad, se encontró el mismo jueves- la cosa era diferente. Ya las pistas se dirigían para otros lados, hacia la pista islámica, y el ministro del Interior no lo dijo.

– Ahora, si mal no recuerdo, hace un año la mayoría de la población – creo que casi el 90%- no estaba de acuerdo con que España participara de la guerra contra Irak, lo que es un porcentaje altísimo. Sin embargo, la intención de voto para el Partido Popular, hace unas semanas hasta antes del atentado, era del 40 o 50%.

– La intención de voto hacia el Partido Popular, a medida que pasaban los días y se acercaba la elección, iba disminuyendo marginalmente y la del PSOE iba aumentando. Pero la discusión era sobre si el PP iba sacar mayoría absoluta o no. Pero era claro que ganaba.

– Por eso, supuestamente, se iba a llevar alrededor del 45% de los votos, a pesar de que el 90% de la gente se había declarado en contra de la guerra. Con lo cual, no era un hecho que, hasta ese momento, se estuviera peleando o jugándose la elección.

– Sí, para nada. Si no, el gobierno esta elección general la hubiera hecho como las anteriores que fueron, por ejemplo, en Madrid en el 2003 y las había ganado tranquilo el partido oficialista.

– En el 2003 cuando ya había arrancado la guerra…

– Claro. De hecho, unos días antes, el 7 de marzo, había terminado el plazo para que todos los españoles que no estuvieran en su lugar de residencia, en su lugar de voto, pudieran enviarlo. Ahí, que suele ser bastante representativo de lo que después sucede en las elecciones generales, el Partido Popular sacó, aproximadamente, el 50% de los votos y el PSOE el 34%.

– A mí, a veces, me parece que los europeos pretenden ser, en todos los problemas, lo que en economía se llama free rider: gente que obtiene beneficios sin asumir costos. Porque, por ejemplo, en la Segunda Guerra Mundial, fue Estados Unidos el que puso la mayor cantidad de gente y la mayor cantidad de plata para sacar a Hitler y a Mussolini y terminar con Japón. Más tarde, después de finalizada la guerra, es también Estados Unidos el que pone el dinero, el equipamiento y las tropas para evitar el avance del comunismo. ¿Y ahora a usted no le da la sensación de que Europa dice \»sí, claro, el terrorismo es un horror pero yo no me meto en esto. Que se encargue otro\»?

– La mayoría de los europeos piensa así, de esa manera. Y es un error, porque el terrorismo está en contra de Occidente, todo, no sólo en contra de Estados Unidos. Por ahí, sí, fundamentalmente, se tome a ese país, pero como representativo de la idea de Occidente. O sea, esta postura del nuevo gobierno español, que no sé de qué manera va a retirar las tropas para quedar diplomáticamente bien, me parece que es una postura muy inocente.

– Es un tema el modo en que lo va a hacer, porque si no es cuidadoso es como que sale corriendo y dice \»no me tires más bombas que me rindo\». ¿Es más o menos eso, no?

– Exactamente, pero es muy inocente esa posición. Antes del 11 de septiembre de 2001, Europa recibió atentados. Con lo cual, esto es independiente de la guerra. Incluso, Francia tenía alerta máxima después del atentado a Madrid. Y no porque Francia haya intervenido en la guerra con Irak, porque por el contrario, se opuso, sino porque el gobierno francés ha sancionado una ley por la cual se prohíbe el velo en las escuelas públicas. Entonces, creo que es un tema que habrá que aprender a manejar bien para defenderse del terrorismo.

– Ahora, cambiando un poco de tema, ¿podría hacer una síntesis muy breve sobre qué economía le deja Aznar al nuevo gobierno?

– Aznar deja una economía ordenada, en términos de las cuentas públicas, muy ordenada. España es uno de los pocos países de la Comunidad Europea que tiene superávit fiscal, y ya es el segundo año. Le deja una economía con un 11% de desempleo, cuando en 1996 era de más del doble, casi del 25%. Le deja una economía en crecimiento. España crece más de lo que crece Europa.

– Europa está creciendo a un 0,6% y España, el año pasado, creció 2,5%, ¿no?

– Sí. Y le deja, hacia delante, yo creo,  una economía muy fuerte.

– Y, además, no se supone que Zapatero vaya a hacer grandes cambios en política económica, ¿o sí?

– En todos los periódicos españoles lo que no se ha mencionado hasta ahora, es justamente eso. Se sobreentiende que en materia de política económica, no debería haber grandes cambios. El gobierno de Zapatero hasta, incluso, va a tener que hacer un gran esfuerzo para mejorar las cosas -por ejemplo, en términos de reformas y de liberar recursos- porque los 8 años de éxito y excelentes del PP son un antecedente muy fuerte que tendrán atrás. © www.economiaparatodos.com.ar




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