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jueves 27 de agosto de 2009

¿Para qué?

El Gobierno no tiene derecho a continuar con incitaciones gratuitas a la violencia, con baldazos de división y enfrentamiento y con una búsqueda sistemática de mantener abiertas las heridas del pasado.

La presidente tiene derecho a intentar aplicar su programa de gobierno. Por supuesto que también tiene el deber de escuchar, respetar e incluso aplicar los planes de otros si se demostrara que eso es lo mejor para el país.

Pero a menos que su plan de gobierno incluya la idea de generar una fractura permanente e insoluble de la sociedad, y que se proponga esparcir un odio irredimible, la Sra de Kirchner no tiene derecho a continuar con incitaciones gratuitas a la violencia; con baldazos de división y enfrentamiento y con una búsqueda sistemática de mantener abiertas las heridas del pasado.

Su rebuscada y desdichada “metáfora” de los secuestros de los desaparecidos y los “secuestros” de los goles ha superado todo límite razonable. Ir a buscar semejante retorcimiento para unir dos temas que no tienen nada que ver, demuestra que está dispuesta a hacer y decir cualquier cosa con tal de evitar que los argentinos dejemos atrás para siempre un pasado doloroso y paralizante. Solo le falto agregar que Enrique Macaya Márquez es igual a Guillermo Suarez Mason.

La presidente terminó su párrafo diciendo que no quiere más una sociedad de “secuestros”. Si eso la preocupa antes de echar semejantes bocanadas de fuego, podría ocuparse de los infamantes índices de inseguridad que padece el pueblo, que, por supuesto, incluyen la lacerante lacra de los secuestros extorsivos.

Cristina Fernández ya había incursionado en este terreno inverosímil unos días antes cuando comparó el fusilamiento de Dorrego (“por defender a los pobres”) con el “fusilamiento mediático” que suponía que los “pobres” no pudieran ver el fútbol.

Sinceramente, ¿qué se propone la presidente?, ¿para qué hace esto? ¿Acaso goza viendo como el país continúa desgarrado?, ¿no piensa que el mismo tiempo que utiliza para pronunciar esas palabras incendiarias podría utilizarlo para pronunciar palabras de reconciliación? ¿por qué supone que es mejor gobernar un país atrozmente irreconciliable que otro en donde reine la paz y la armonía social?, ¿a título de qué vive para crear rencor?, ¿qué gracia le encuentra al entretenimiento?

Son muchas las conjeturas que se han hecho respecto de la jugada de estatizar el fútbol, pero si la cosa ha empezado así, quién sabe dónde y cómo podrá terminar.

La Sra de Kirchner le haría un enorme favor a la República si lograra imaginar un horizonte nacional en donde una sociedad afluente y rica no tuviera que pensar en que también tiene que recibir una limosna para ver un partido de fútbol; en donde, si existen los sistemas pagos -como en cualquier lugar del mundo- el ciudadano común pudiera pagarlos sin problemas porque su ingreso y su nivel de vida se lo permiten. Esa debería ser la proyección que la presidente debiera tener; no la de un país chiquito que si quiere ver fútbol se lo tiene que pedir a un Estado que se lo da a cambio de convertir al deporte en un arma de extorsión.

Ese horizonte necesita confianza para que haya inversiones. Y la confianza y las inversiones no existen en un suelo convulsionado donde cada vez que se está cerca de la calma se echa una bocanada de incendio para que todo vuelva a prenderse fuego. © www.economiaparatodos.com.ar

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