Sobre la ‘identidad villera’
En la Argentina que nos toca vivir ya nada nos sorprende, todo puede ser y hasta el paroxismo aparece superado por lo que llamaría la barbarie ‘K’
“A su vez, el Ministerio de Educación de la Nación promoverá la “incorporación en el calendario escolar de la fecha mencionada” e “implementará actividades tendientes a difundir entre los alumnos el conocimiento y el significado de la conmemoración resaltando los valores” que “componen la identidad villera como la solidaridad, optimismo, esperanza, generosidad, humildad y el valor por lo colectivo”. Diario electrónico Perfil
En la Argentina que nos toca vivir ya nada nos sorprende, todo puede ser y hasta el paroxismo aparece superado por lo que llamaría la barbarie “K”.
La RAE nos da dos acepciones de la palabra “barbarie”: rusticidad, falta de cultura y fiereza, crueldad; y la verdad que pocas veces una definición resulta tan exacta.
Resulta lamentable que el congreso de la nación haya instituido “el día de la identidad villera”, fruto de la rusticidad y falta de cultura “k” y a la vez una demostración de crueldad y fiereza para el resto de la sociedad que parecería que es castigada por su supuesto egoísmo o utilitarismo.
Es obvio que “el día de la identidad villera” ahonda aun mas esa grieta que cimenta el odio y que nos divide entre un “nosotros” y un “ellos” o a la inversa porque para los “k”, solo “ellos” serian un “nosotros” y “nosotros” seríamos “ellos” o los parias que solo merecemos recibir muestras de odio.
En ese sentido una persona que es usada para expresar el genuino ideario “k”, que no merece ser nombrada, más de una vez hizo culto del “odio” y de la violencia como único argumento de su indigencia cultural y de su servilismo utilitario.
Es lamentable que se le encomiende al Ministerio de Educación la inclusión en el calendario escolar el supuesto significado de la “identidad villera” que a la vez significa una burla a la pobreza o marginalidad.
Alguien dijo hace poco que para que haya gente que elija habitar en una “villa” habría que preguntarse de donde viene, lo más probable de la miseria más absoluta.
Decía Gabriela Massuh que en las villas “se calcula que hasta el 40% de habitantes paga alquiler” que en la mayoría de los casos son no solo abusivos o usurarios sino un negocio sucio de la política y sus punteros o militantes.
El crecimiento de las “villas miseria” en la ciudad de Buenos Aires, tal su nombre real, en los últimos 10 años, desde 2001 a la fecha, fue del 53% y precisamente de ese lapso, once años corresponde al gobierno de los “k” siendo de alguna manera lógico que pretenda elevar la miseria de la gente a la categoría de virtud, para esconder esta saga de años perdidos de lo que aun no se ha tomado debida conciencia, creyendo que solo debe preocupar la “herencia económico-financiera” que seguramente agravará la situación de los que menos o nada tienen.
Quienes han votado y aprobada esta ley seguramente no han tomado conciencia de la burla que significa lo que han dado en llamar “identidad villera” y aseguraría que la gran mayoría de ellos no solo están lejos de las virtudes que representaría vivir en esos ambientes sino que en su intimidad deben sentir vergüenza y espanto por los pobres “villeros”.
Esa es la hipocresía que debemos poner al descubierto si es que pretendemos que la densidad poblacional de las villas comience a bajar lo que sería una muestra de idoneidad política, la única condición que impone la constitución para acceder a la función pública.
La miseria no es más que estrechez, falta de lo necesario para el sustento o para otra cosa, pobreza extremada o desgracia e infortunio, y las “villas” son como una suerte de shopping de la miseria, en las “Villas miseria” se acumula la escasez, la indignidad, el infortunio y las carencias que convierte a lo peor en lo mejor que la nada.
Personalmente pienso que las “villas miseria” son irrecuperables y debe ser objetivo de los buenos gobiernos su erradicación pero para ello debe proponerse un programa de viviendas sociales, de urbanización de zonas aledañas que realmente le permitan a los “villeros” vivir con verdadera dignidad y con servicios a sus disposición, agua potable, cloacas, transporte etc…
Con los beneficios de la soja durante los años de gobierno “k” solo se logró multiplicar la existencia de “villas miseria” a solo pasos de la casa de gobierno y parecería que la gran solución es construir una estación de metro en la villa 31 la que ya tiene nombre que también suena como un agravio a su memoria, “Padre Mujica”.
A la gente que vive en las villas, les pido perdón en nombre del Congreso de la nación, pues creo que los que votaron el día de la “identidad villera” les cabe aquello de “…no saben lo que hacen…”, eso si no merecen perdón.