Image Image Image Image Image Image Image Image Image Image
Scroll to top

Top

jueves 22 de diciembre de 2005

Sorpresa: de pronto apareció la conciencia del MERCOSUR

El MERCOSUR es un ejemplo más de la constante frustración de la región cuando de avanzar en el camino de la integración real se trata. Algunas de esas promesas incumplidas fueron las que salieron a la luz en la última cumbre realizada en Montevideo.

En la reciente cumbre del MERCOSUR, que tuvo lugar en la vecina ciudad de Montevideo, cuando nada lo hacía prever, apareció de pronto la “conciencia” del MERCOSUR. Ella se llama Tabaré Vazquez, el sensato y corajudo presidente del Uruguay, quien advirtió que el inefectivo funcionamiento del MERCOSUR puede transformar al bloque comercial “en un proyecto de características inocuas”.

Vázquez pasó lista a las muchas “cuestiones comunes pendientes”: la unión aduanera, la coordinación de las políticas económicas de sus miembros, la apertura de nuevos mercados, la disponibilidad de instrumentos financieros comunes, la integración energética, la articulación de políticas de defensa, la complementación científica y cultural, las políticas de preservación de los recursos naturales y la complementación de los derechos laborales y la seguridad social. Todo, prácticamente. Y tiene mucha razón. Tanto, que nadie lo contradijo.

En rigor, el MERCOSUR es un ejemplo más de la constante frustración de la región cuando de avanzar en el camino de la integración real se trata, que se remonta a 1960, cuando -también en Montevideo- se intentó (sin ningún éxito) poner en marcha la ALALC.

Últimamente, todo en este capítulo regional ha sido sólo grandilocuencia política y retórica barata. Sólo eso. Nadie se propuso siquiera lo elemental: que exista una voz que piense y hable “por el conjunto”. Porque los más grandes dominaron siempre a los más chicos. Sin mayores disimulos. Y el más grande de todos, Brasil, impuso -siempre- su voluntad a los demás.

De allí el gravísimo déficit institucional que jamás pudo (ni quiso) superar el MERCOSUR.

Hasta ahora, el Mercosur solo sirvió para “estacionar” ostensiblemente en su seno (con cargos y sueldos bien atractivos) a miembros “gastados” de la “clase política” latinoamericana. Con alguna ideología quizás, pero sin ninguna experiencia -ni formación- en cuestiones de integración económica (esto es absolutamente sin un mínimo de “idoneidad”, ergo improvisados). Ellos sólo procuraban encontrar “un buen pasar”. Y lo lograron. Ayer, fue Duhalde. Hoy, es “Chacho” Álvarez. Mañana, será cualquiera.

Por eso, Tabaré Vázquez, con absoluta razón, instó -desde la sinceridad y la candidez- a sus colegas mandatarios a responder a algunas preguntas básicas, tales como: ¿dónde está el MERCOSUR?, ¿cómo marcha?, ¿hacia dónde va?

Sin preguntas leales, dijo, no hay respuestas sinceras. Es así.

A ello agregó que cuando no hay diálogo transparente “hay indefiniciones o definiciones por debajo de la mesa”. También es ciertamente así.

Tabaré envió, además, un mensaje claro a la Argentina y Brasil, al señalar -sin rodeos- que el MERCOSUR no puede ser un club con “diferentes categorías de socios”. Lo que enseguida complementó diciendo que el MERCOSUR no es un monopolio que cierre las puertas de nadie, porque “no implica una renuncia a la política de relaciones bilaterales”, en señal de que Uruguay no está dispuesto a sacrificar sus excelentes relaciones comerciales con los Estados Unidos.

En paralelo, el chileno Ricardo Lagos se animó a formular una pregunta clave, por tremenda: ¿qué sentido tiene reclamar aranceles comunes y neutros cuando luego se devalúan libremente las monedas de los Estados miembros? De esta manera, dejó totalmente en claro la tremenda hipocresía de los que se llenan la boca con el MERCOSUR, tal cual está.

Lagos, coincidiendo con Tabaré Vázquez -quién ya había señalado el exceso de cumbres con su pompa, viajes y gastos de todo tipo- agregó: “Nos hemos reunido mucho, pero hemos decidido poco”. Es rigurosamente así.

Kirchner, con su siempre escasa claridad conceptual, poco dijo, aunque coincidió, “a su volcánica manera”, con Vázquez al destacar que el MERCOSUR “es una utopía”. Quizás, sin advertir del todo lo que su dicho significaba.

La síntesis del caos actual que impera en el interior del MERCOSUR está en lo ocurrido con el “uso del tiempo” por parte de los distintos mandatarios-oradores. Se había convenido -inicialmente- que nadie hablaría más de diez minutos. Nadie. Por cortesía elemental, por eficiencia mínima y por haber empeñado en ello la palabra.

El presidente anfitrión, Tabaré Vázquez, habló inicialmente por espacio de dieciocho minutos. Casi el doble de lo acordado, entonces.

Luego vino el inefable “Lula”, que habló durante veinte minutos.

Los demás, se mantuvieron, más o menos, en los parámetros temporales acordados. Hasta que llegó el turno del notorio abusador “bolivariano”, Hugo Chávez, que se sintió con derecho a usar nada menos que cincuenta minutos del tiempo de los demás, cinco veces más de lo estipulado. Esto le importó -como veremos- un verdadero rábano, quizás porque la educación no es precisamente su fuerte. Mientras Chávez hablaba sin decir gran cosa, como es su costumbre, el Dr. Tabaré Vázquez le indicó, caballerosamente, que se había excedido ya -largamente- del tiempo que -según lo acordado- le correspondía. Chávez pidió, entonces, disponer de “sólo dos minutos más”. Para terminar, se sobrentendía. Pero habló durante quince minutos más, sin parar y sin que se le moviera un músculo de su cara. Como si estuviera en su derecho.

Toda una definición de lo que es -y probablemente seguirá siendo- el MERCOSUR de los políticos. Poca cosa.

Pero, cuidado, con Tabaré apareció la “conciencia” del MERCOSUR, por primera vez. Y el buen médico oriental no es de los que se olvidan fácilmente de las cosas. Porque cuando habla, no tiene demasiadas vueltas, según quedó visto. © www.economiaparatodos.com.ar



Emilio Cárdenas se desempeñó como representante permanente de la Argentina ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU).




Se autoriza la reproducción y difusión de todos los artículos siempre y cuando se cite la fuente de los mismos: Economía Para Todos (www.economiaparatodos.com.ar)