martes 10 de septiembre de 2013
Una brújula para el oficialismo (y otra para la oposición)
El resultado de las elecciones PASO debieron ser como la crónica de una muerte anunciada para el FPV (Frente para la Victoria.) ¿Realmente se esperaban un triunfo luego de las históricas manifestaciones que han tenido no sólo en suelo Argentino, sino alrededor del mundo? Difícil encontrar una mejor ilustración al dicho “no hay peor ciego que el que no quiere ver.” El kirchnerismo, que tan cerca se dice del pueblo, fue incapaz de ver la derrota que le esperaba a la vuelta de la esquina
Es curioso, triste, y gracioso ver a los Kirchneristas desfilar por TN (señal a la que tanto demonizan), como si nada hubiese pasado en las últimas semanas, para decir exactamente lo opuesto que sostenían hace tan sólo pocos días. Así como mientras Bergoglio es tratado como una figura del mal pero no sobran oportunismos para sacarse fotos con el Papa Francisco, distintos candidatos del partido de la victoria intentan remontar su derrota diciendo que la inflación no es la del Indec, enviando gendarmes a hacer el trabajo que le corresponde a la policía, aceptando que no se fue claro en explicar cómo funciona el cepo cambiario (pero todos seguimos esperando la clara explicación), y ver representantes de alto perfil como Kunkel diciendo que en verdad él nunca fue Kirchneristas, sino que siempre fue peronista. No debe ser fácil ser Kirchenrista estos días. ¿Cuál es el relato del día? ¿Hay o no hay inflación? ¿Hay o no hay inseguridad? ¿Ganamos o perdimos las elecciones? ¿Estamos o no mejor que Australia, Canadá y Estados Unidos? Cuando el relato puede más que la realidad, las contradicciones que causarían vergüenza en cualquier funcionario público serio se vuelven inevitables. El Kirchnerismo actual me hace pensasr en una tripulación sin brújula con un capitán incapaz de ver el iceberg frente a sus propios ojos.
Ante la falta de un camino claro en las filas Kirchneristas, la brújula apunta a Massa como el Norte a seguir. Que haya una borocotización en contra del FPV a favor de Massa envía tres señales importantes a tener en cuenta. En primer lugar, el nivel de ruptura silenciosa en el que se encuentra el Kirchnerismo. Así como el Kirchnerismo se armó de aliados de un día para el otro, de un día para el otro puede perderlos. En segundo lugar, que el Massismo puede ser un lobo disfrazado de liebre. Si Massa estuviese realmente en oposición al estilo y proyecto K no habría lugar para ningún K en sus filas (recordemos también que él fue Jefe de Gabinete de un gobierno que mostró su corte autoritario desde el principio y no un mero técnico de bajo perfil.) Un verdadero opositor estaría más preocupado, en cambio, por reclutar gente nueva en la política, gente honesta y no que tenga en su prontuario haber sido parte de uno de los gobiernos con mayor sospechas de corrupción en la historia del país y haya defendido las violaciones institucionales de las que el Kirchnerismo tanto gusta. Llega un punto en el que ser parte implica aceptar el proyecto K por más que no se sea protagonista. Por una cuestión de principios institucionales, figuras políticas K no deberían tener lugar en las filas de una oposición que se dice renovadora de la política Argentina. La historia se repite una vez más. Los que estaban con Menem ayer, hoy están con el Kirchnerismo. Y los que hoy están en el Kirchnerismo quieren estar con el líder de mañana. Lealtad y principios no parecen ser cualidades sólidas en este movimiento. Parece haber más lealtad al oportunismo que a los principios institucionales de una república.
La oposición, por su lado, no muestra a mi gusto signos claros de entender la seriedad de los problemas actuales. Creo que sería más apropiado hablar de “opositores” que de “oposición.” ¿Qué mejor oportunidad que la actual para mostrarse todos juntos adhiriendo a ciertos principios mínimos que no se van a discutir? ¿Acaso no contribuiría a las expectativas del país un compromiso serio que, sea quien sea que gobierne luego de CFK, va a tener el apoyo político para llevar adelante las inevitables reformas que son necesarias, en lugar de aprovechar y poner palos en la rueda? No hace falta estar de acuerdo en las política para coincidir en principios institucionales. O comprometerse a que el nuevo gobierno junto con el resto de la oposición van a aprobar, en conjunto, una reformar al BCRA para que deje de una buena vez por todas de destruir la moneda Argentina. O llevar adelante una reforma política que elimine los incentivos perversos de la política Argentina.
Los eventos de las últimas semanas me generan la siguiente imagen. El FPV me da la impresión de ser el Titanic con el iceberg a pocos metros de distancia. Una CFK al mando del barco que se dedica a twittear fantasías en lugar de a evitar el problema que hace tiempo que se avecina. Los kirchneristas saltando en fila al bote salvavidas de Massa y la oposición es la orquesta que sigue tocando canciones agradables al oído pero ofreciendo poca coordinación sonora mientras el barco se hunde.
La brújula de los políticos está desalineada estos días. Está en ellos tener la grandeza de apuntar a la reconstrucción republicana, que es el mayor costo que está dejando como herencia este Kirchnerismo en un acto triste de retirada.
Fuente: Nicolás Cachanosky / Assitant Professor / Metropolitan State University of Denver