Una deuda social lacerante
Un informe lapidario del Observatorio de la Deuda Social Argentina, de la Universidad Católica Argentina, echa por tierra cualquier fantasía sobre una década ganada.
Para ese trabajo, el 25 % de los argentinos, o sea más de 10 millones de personas, viven en situación de pobreza en la Argentina, sin empleo formal, educación de calidad ni vivienda digna, y con un servicio de salud insuficiente.
Además -y esto es particularmente importante frente a un discurso oficial que no se cansa de elogiar una supuesta política inclusiva como característica de la década-, se señala que entre 2004 y 2012 aumentó la brecha social: la diferencia entre la calidad de vida del sector medio y la del más vulnerable.
Veamos algunos de estos datos alarmantes:
– Casi la mitad de los trabajadores tiene un empleo precario o hace «trabajos de indigencia» (como el cartoneo).
– Más de la mitad de las nuevas generaciones de adultos está excluida del sistema de seguridad social.
– Alrededor de 3 millones de personas están mal nutridas.
– Una de cada diez viviendas no tiene agua corriente y tres de cada diez, cloacas.
– El 37% de los jóvenes no termina la secundaria, requisito fundamental para un empleo de calidad y el 20% de los jóvenes, o sea, 900.000, no estudia ni trabaja.
– El 12% de los niños entre 5 y 17 años debe hacer alguna actividad laboral y dos de cada diez hogares requieren asistencia pública.
– Pese a ello, uno de cada cuatro de esos 500.000 hogares asistidos no accede al valor real de la canasta básica alimentaria.
El informe es contundente en destacar que, pese a varios años de crecimiento a altas tasas, se cristalizó la pobreza estructural.
El gobierno nacional siempre compara todos los valores con los de la fase aguda de la crisis de 2002. Con relación a ese momento dramático, la mitad de los pobres dejaron de serlo, pero si se toman, como corresponde, las cifras anteriores a la crisis, la pobreza y la desigualdad se agravaron.
Cabe detenerse en este punto porque derriba de un solo golpe todos los mitos de la propaganda oficial: después de más de una década del publicitado «modelo de inclusión social», la pobreza y la desigualdad son peores que en la llamada «década neoliberal» (década, dicho sea de paso, en la que los Kirchner eran oficialistas).
El estudio del Observatorio incluye muchos otros datos, que deberían ser atentamente leídos por toda la clase dirigente. Esa deuda social no es sólo un problema moral -que lo es de primer orden-, sino que constituye un obstáculo insalvable para que la Argentina progrese en su conjunto.
A esas cifras espantosas, increíbles en el país de Latinoamérica que supo estar orgulloso de su vasta clase media, se ha llegado por políticas populistas irresponsables, que disminuyeron la productividad de la economía y privaron a los pobres y marginales de la oportunidad de crecer y salir de esa situación. Sólo se trató de «contenerlos» y de usarlos como clientela de partidos y caudillejos, pero no se les brindaron los medios para que se convirtieran en verdaderos ciudadanos, capaces de labrar su propio destino.
El desafío por delante es inmenso. Sólo de algo estamos seguros: como decía Einstein, nada más que a los locos se les ocurre que si se repiten las mismas acciones se van a obtener resultados distintos.
Felices Fiestas!!!
Dr. Jorge R. Enríquez jrenriquez2000@gmail.com
twitter: @enriquezjorge