No acuerdo con el refrán que dice que todo tiempo pasado fue mejor, pero sí creo firmemente que no hay que cambiar las cosas que funcionan bien. Y precisamente eso se hizo en algunos aspectos de las reglamentaciones educativas. Por lo que, afortunadamente, estamos volviendo a primer casillero.
Las autoridades educativas de la provincia de Buenos Aires han sacado una serie de reglamentaciones que, al menos desde mi punto de vista, parecen intentar mejorar nuestro sistema educativo.
Algunas modificaciones son puramente de forma: si usted estaba contento porque había logrado dejar de hablar de “Primaria y Secundaria” para pasar a referirse al “EGB” o al “Polimodal”, ahora deberá reaprender la nueva terminología: la EGB (Educación General Básica) en la provincia de Buenos Aires no existirá más. De ahora en más hablaremos de EPB (Educación Primaria Básica) para referirnos a los 6 primeros años de la ex EGB y de ESB (Educación Secundaria Básica) para nombrar a los últimos tres años. Afortunadamente, el Polimodal conserva su nombre. Recuerdo cuando entre los fundamentos para cambiar el nombre, se decía que “secundario” tenía una connotación de “inferior” a “primario” ¿Qué van argumentar ahora para volver a la vieja denominación?. Lo ignoro. Por supuesto que se creará una nueva dirección (la de ESB, ya que la de EGB se transforma en EPB), nuevas inspecciones, nuevos cargos, etcétera.
Otras medidas felizmente son un poco más de fondo. Siguiendo los lineamientos que en febrero había trazado el Consejo Federal de Educación, se decidió y reglamentó que en ESB y Polimodal se tomarán evaluaciones integradoras de algunas materias especificas a fin de año. Esto es bueno: que los alumnos tengan exámenes en los que puedan demostrar que integran conocimientos también nos llevará a los docentes a enseñar integradoramente nuestras respectivas materias, y no tratar los distintos contenidos como compartimientos estancos. También las evaluaciones integradoras suelen apuntar más a evaluar habilidades intelectuales que contenidos, cosa altamente positiva.
Quizá las autoridades deberían evaluar nuevamente el valor relativo que le han dado a la calificación de esas evaluaciones: de acuerdo a lo informado por la Dirección de Escuelas, corresponde al 50% de la nota anual, cosa que parece demasiado para estar en juego en una sola evaluación, al menos en la ESB. Quizá podría tomarse como una cuarta nota (las notas de los tres trimestres más la de la evolución integradora divididas por 4) lo que le daría un 25% de peso anual, o como una segunda nota del tercer trimestre, en cuyo caso su valor sería del 17%.
Por último, y también creo que afortunadamente, se ha vuelto a la calificación numérica en 4to y 5to año de la EPB (los antiguos 4to y 5to grados de la primaria), ya que hasta el momento solo existían tres calificaciones conceptuales (Alcanzó los objetivos, Alcanzó muy satisfactoriamente o No alcanzó), donde el “no alcanzó” era demasiado elástico (para llevarlo a la nota actual era de cero a seis). Asimismo, haber fijado el 7 como nota de aprobación también parece ser una medida que apunta a que los alumnos adquieran más conocimientos (en 6to año se había llevado de 6 a 7 hace dos años).
Esperemos que estas medidas, a pesar de haber salido ya comenzado el año lectivo con aplicación para este año, contribuyan a mejorar un poco nuestro nivel de exigencia académica y a solucionar el fundamental problema de nuestro país: la falta de educación. © www.economiaparatodos.com.ar
Federico Johansen es docente, director general del Colegio Los Robles Pilar y profesor de Política Educativa en la Escuela de Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales de la UCA (Universidad Católica Argentina). |