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jueves 1 de marzo de 2007

Parece madurar una coalición opositora

El lanzamiento de Macri a la pelea por la Ciudad de Buenos Aires despeja, en parte, el escenario en el cual las fuerzas de la oposición al kirchnerismo elegirán la fórmula que disputará la elección presidencial.

El anuncio del ingeniero Mauricio Macri de que competirá por la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y las coincidentes declaraciones del doctor Ricardo López Murphy, quien por primera vez dejó abierto un espacio como para considerar un eventual apoyo a la candidatura presidencial de Roberto Lavagna, sumados al apoyo de sectores peronistas y radicales, va haciendo confluir todos los elementos hacia la candidatura presidencial del ex ministro de economía de Eduardo Duhalde y Néstor Kirchner. Por ahora, ese acuerdo no está cerrado, pero está en la naturaleza de los acontecimientos políticos que las decisiones de los actores políticos tiendan hacia él. La razón es, simplemente, que, mirada la situación objetivamente, ninguno de los posibles participantes de dicho entendimiento tiene una alternativa mejor.

Una eventual llegada de Lavagna a la Presidencia de la Nación evidentemente no es lo ideal para ninguno de los participantes de esa eventual coalición. Sin embargo, es una alternativa más aceptable que la continuidad del kirchnerismo. Macristas, lopezmurphystas, radicales y peronistas están ante la situación de que, o acuerdan con Lavagna, o quedan “fuera de juego”. Por eso, es previsible que este acuerdo termine por cerrarse. En la política, como en cualquier orden de la vida, las decisiones se toman dentro del margen de lo posible, no en el espacio de las ilusiones irreales. Por eso, por ejemplo, Macri eligió ser candidato a jefe de Gobierno, donde tiene posibilidades reales de ganar y no candidato a presidente, donde estaría inevitablemente condenado a una derrota. Lavagna, en cambio, puede ganarle a Kirchner porque puede captar un voto de centroizquierda que a Macri lo rechaza y un voto de centroderecha que ve a Lavagna no como un ideal, sino como un personaje indudablemente preferible a un desenfrenado como Kirchner. En eso consiste, en definitiva, el armado de una coalición: lograr que grupos políticos diferentes alcancen a confluir en un programa común corporizado por la presencia de alguna figura que, dada la situación concreta planteada, obtenga la aceptación general.

Muchos liberales cuestionan a Lavagna porque sus ideas, en materia de economía, tienen contenidos dirigistas. Esto es incuestionablemente verdad. Lavagna tiene inclinaciones dirigistas aunque, justo es reconocerlo, bastante menos que las de Kirchner. Es inimaginable, por caso, que un hombre como Lavagna manipule los índices inflacionarios y expulse a los funcionarios del INDEC porque no le gustan los resultados, como lo ha hecho el actual gobierno. Kirchner y Lavagna son ambos dirigistas, si bien Kirchner es un dirigista al estilo Hugo Chávez o Evo Morales y Lavagna es un dirigista parecido a Tabaré Vázquez o la Concertación chilena… Las diferencias son evidentes.

La coalición que podría sostener la candidatura de Lavagna será, inevitablemente, heterogénea. Macri, López Murphy, radicales y peronistas tienen visiones y culturas políticas diferentes. Habrá, necesariamente, que negociar mucho para alcanzar un acuerdo entre todas esas corrientes y luego esas negociaciones deberán seguir realizándose para lograr que la coalición desarrolle su gestión, especialmente si logra ganarle a Kirchner y acceder al gobierno nacional. Hay quienes, recordando el fracaso de la Alianza UCR-Frepaso, dudan de que un gobierno de este tipo pueda funcionar satisfactoriamente. Esta apreciación tiende a soslayar un dato importante. La Alianza UCR-Frepaso estaba compuesta por dos corrientes políticas que competían por el mismo espacio político. Esto no sucede en el caso de todos los posibles participantes de una coalición que apoye a Lavagna. Macristas, lopezmurphystas, radicales y peronistas son nucleamientos políticos distintos, con inclinaciones diferentes y electorados distintos. Pueden llegar a confluir en un gobierno de coalición no por “espanto” como suele decirse (“no los une el amor, sino el espanto”), aunque sí por interés, por cálculo político. Y como todos formarían parte del mismo acuerdo, para nadie es conveniente que la iniciativa naufrague porque eso los involucraría a todos. Por supuesto que, en una coalición así de heterogénea, habrá divergencias, disputas y conflictos. Pero este tipo de diferencias tenderán a ser zanjadas por medio de negociaciones, acuerdos y transacciones, como lo será seguramente la ingeniería electoral que será necesario constituir para configurar el entramado político que finalmente se constituya para enfrentar al kirchnerismo.

Por ahora, la configuración de esa coalición sigue siendo una hipótesis, como lo es desde hace muchos meses. A pesar de ellos, las expresiones de los actores de la historia muestran una actitud mucho más conciliadora que la que tenían no hace mucho. En ese sentido, el anuncio de Macri acerca de su candidatura a Jefe de Gobierno es un paso adelante muy importante porque elimina un foco de conflicto, que era la disputa Macri-Lavagna por la candidatura presidencial. López Murphy, al admitir que un acuerdo con Lavagna sería el producto de una “decisión racional”, está moviéndose en la misma dirección. Por supuesto que, antes de que este acuerdo se consolide definitivamente, habrá aún bastantes “tironeos”. Pero todos saben que, o se ponen de acuerdo, o Kirchner gana la elección y, si eso sucede, todos pierden. La ambición es un estímulo muy grande para prestarse a negociar. Todos los posibles participantes de este acuerdo son conscientes de eso y todos son políticos experimentados. En el momento crítico, estos factores serán decisivos. © www.economiaparatodos.com.ar

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