Leyendo las crónicas que publicaron varios diarios sobre la muerte del ingeniero Álvaro Alsogaray, no pude dejar de notar que en casi todas ellas los cronistas se encargaban de remarcar que había emitido los bonos 9 de Julio. Curiosa visión la de estos cronistas, porque los tan mentados bonos fueron nada en comparación a la hiperinflación que desató Alfonsín en la Argentina. ¿Acaso no recuerdan estos cronistas que la depreciación del entonces austral fue uno de los mayores despojos que le hizo el Estado a los sectores de menores ingresos? Y los Patacones, los Bocanfor, los Lecops y todos esos bonos que inundaron el país sólo un par de años atrás para pagar los sueldos, ¿no fueron acaso emisiones sustancialmente mayores a la que se encargaron de resaltar los mencionados cronistas?
Claro, Alsogaray defendió las ideas de la iniciativa privada, las privatizaciones, la apertura de la economía, la libertad de elegir de los individuos, la existencia de un Estado limitado, todas cosas que a los cronistas progres les disgustan. Por eso, esos mismos cronistas se encargaron de destacar que Alsogaray fue embajador en el gobierno de Onganía, pero resulta difícil encontrar un párrafo de esos mismos cronistas en el que resalten que Perón apareció a la vida política del país participando de un golpe militar y siendo ministro de un gobierno militar.
Tampoco se encuentra en los escritos de esos cronistas mención alguna al golpe de Estado fantasma que le hicieron a De la Rúa o a un Balbín que, pocos días antes del 24 de marzo de 1976, dijo que no estaban en sus manos las soluciones que requería el país en ese momento.
¿Cuál fue el pecado de Alsogaray? El haber pensado distinto a los populistas y a los progres. Mientras éstos quieren un pueblo inculto y dependiente de las dádivas del político de turno y de todo tipo de regulaciones, para que unos pocos vivos hagan grandes negociados a costillas del pueblo, Alsogaray luchó por un país en el que la gente pudiera recuperar la dignidad de vivir de su trabajo y no de las migajas que le tirara algún puntero. Luchó por un país donde las regulaciones se redujeran a un mínimo con el objeto de disminuir las causas de la corrupción.
Lo que más les ha disgustado de Alsogaray a los progres y a los populistas es que el ingeniero saliera dar un debate por las ideas, debates en los cuales pocos se le atrevían porque sabían que indefectiblemente perdían ante el abrumador peso de sus argumentos. Por esa razón siempre fue atacado en su persona. Siempre buscaron desprestigiarlo como ser humano porque era lo único que se les ocurría para no debatir sus ideas.
En su larga trayectoria pública, Álvaro Alsogaray logró abrir un espacio para debatir otro proyecto de país opuesto al populismo imperante. Soñó con un país que les ofreciera oportunidades de progreso a sus habitantes. Luchó sin claudicar por sus ideas. Y todo hombre que tiene el coraje de defender sus ideales frente a un mar de ideas en contrario, inevitablemente termina destacándose.
Ante tanta ambición de poder por el poder mismo y por los beneficios económicos personales que logran al llegar al poder, la figura de Alsogaray se agranda frente a tanta mediocridad e incultura que hoy domina buena parte del escenario político nacional. © www.economiaparatodos.com.ar |