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lunes 14 de julio de 2008

Amenazas democráticas

La metodología del boicot y del apriete, así como la política de la reprimenda, son fruto de un estilo de gobierno que desprecia las instituciones e intenta imponerse a los gritos.

Hasta hace algunas horas, creía que la Argentina se había transformado en un Boca-River arbitrado por alguien capaz de ver solamente las faltas de un solo lado. Sin embargo, en un Boca-River hay jugadores entrenados, reglas, y sobre todo un principio, un desarrollo, un entre tiempo y un final donde unos ganan y otros resultan derrotados. En este caso, ganar la contienda sería como cuando se gana pero por un margen que no sirve para clasificar a otras instancias. Por lo tanto, da lo mismo a esta altura si el marcador define a favor o en contra de uno u otro equipo. Hay un trasfondo más complicado, y ya perdimos demasiado en el “mientras tanto”…

Aún así, podría decirse que se juega por el honor pero nada de eso aflora en este escenario donde, para el oficialismo, la honorabilidad es algo desconocido. La costumbre es la única que sigue ganando. Estamos acostumbrados a perder oportunidades, a ser rebaño. Es por ello que se puede esperar semanas para obtener un turno en un hospital público, y cuando llega el momento, un paro de galenos o personal no médico nos deja con el dolor a cuestas y pasaje de vuelta. Vuelta que encima se transforma en odisea por los piquetes que impiden el tránsito y nos fuerza a ser tratados como ganado mal arriado en formaciones ferroviarias capaces de frenar en mitad del recorrido sin explicación ni causa. Mientras, en cadena nacional, hablan del tren bala…

Basta observar los gestos de agobio en el rostro de los intrépidos que caminan por las vías hacia una parada de colectivos sin saber que, amén de la larga fila, la unidad pasará a velocidades inauditas como si no existieran, como si fueran lo que son para la dirigencia: números que sólo suman cuando hay urnas, marchas o plazas que sino no se llenan. Porque el chofer tampoco es el villano, seguramente demoró el recorrido por una horda de alumnos, que invocando “derechos humanos”, reclamaba no ser amonestados ya que eso implicaría recrear una vieja metodología “represiva” ¿?. Todo vale. El prójimo no existe, y la vida es una anécdota o un mal trago que puede digerirse con ansiolíticos cuyo consumo -está probado- aumenta indiscriminadamente en la ciudadanía como si se tratase de golosinas.

Y es que, ¿cuánto vale la vida en Argentina? Cien pesos, un sándwich y el traslado a Buenos Aires. Ese fue, sin ir más lejos, el costo de un tucumano que ni figura en las estadísticas porque apenas era una mercancía comprada para la ocasión por el clientelismo del aparato justicialista. Las retenciones móviles o fijas nada tenían ni tienen que ver con lo que pasa en esta Argentina.

En este marco, que un ex mandatario que sigue mandando, juegue a los soldaditos con los ciudadanos es un divertimento más. Invocando actitud “democrática” simula dar libre albedrío para asistir a uno u otro acto, total tiene garantizada la masa cautiva de los planes sociales y favores oficiales. Pocos son los que se movilizan en sus filas por convicción. Hay mayor empatía con los cien pesos y el sándwich de miga -aunque no le sirvan luego a la familia ni para los gastos del entierro- que con la Presidente misma.

Ahora bien, del otro lado del escenario, avisar a fulano o mengano que tal día, a tal hora se marchará no al Congreso sino al Monumento a los españoles, puede convertirse en una sentencia con inusitadas consecuencias. Insubordinación a la autoridad, conspiración o complot antidemocrático será lo que se acredite como delito ante un juez que a lo mejor, es el mismo que morigeró la pena a un violador que a la hija de 8 años la violó pero apenas una vez, no dos…

La libertad de acción es un anatema aunque, ahora, la vendan como oferta en conferencia de prensa. En apariencia, dan rienda suelta al ciudadano pero le advierten las “consecuencias” con maquiavélica estrategia. Mientras, el gobierno usa fondos públicos para promover su acto como el “democrático” y suma a la CGT de Moyano. ¿Cómo no sentir temor en un país donde no se es inocente hasta que se demuestre lo contrario sino que se es culpable hasta que la inocencia se pruebe? Y para probarlo, encima, es necesario no haber vivido en los 70, ser analfabeto, no haberse sentado frente a un teclado ni hablado por teléfono, ni mucho menos haber blandido cacerolas, quizás no por el campo, pero sí por el cansancio y la repulsa que causa la mentira institucionalizada proclamada desde la Casa Rosada.

Hay que andar con las manos atadas y el pensamiento en blanco para prevenir ataques infundados o no ser parte de un sinfín de versiones que se lanzan generando una incertidumbre que nos confina a una crisis indefinida. ¿Vivimos amenazados sin darnos cuenta acaso? No hay golpistas ni desestabilizadores fuera de Balcarce 50 pero cualquiera puede ser etiquetado de esa manera si considera que los precios subieron algo más que un 0,6% o no lo cree a la Presidente cuando dice querer la unión de los argentinos y, simultáneamente, ella misma o su gente habla de oligarcas, trabajadores, blancos, negros, golpistas o democráticos y arma contra-actos.

Muchos mandatarios en problemas acudieron a fantasmas del pasado o recrearon escenarios de confrontación para salir del paso. Pero los Kirchner aúnan algo más que peronistas residuales que creen -sin convicción- que lo salvan al “jefe” o no se salva nadie. Manejan, proporcionalmente, menos poder y más temor. Y como dice el tango: “en el miedo estamos juntos codo con codo por temor que nos roben la ilusión, la inocencia y ese pan que ganamos con sudor y a conciencia” Es que también, el buen nombre y honor tienen todavía valor para muchos ciudadanos. No es fácil dejarlos librados al capricho de un jefe o ex jefe de Estado…

Cuando se debilitan los argumentos, y no hay modo de sustentar un gobierno que divide, crea antinomias y cercena, el miedo es la mejor herramienta. Hay que apelar a aquellos argentinos que consideran que la amenaza y las rejas pueden dar más libertad que la parálisis provocada por un discurso oficial, por la persecución al disenso o la coacción de patotas con palos y cadenas. No es posible seguir aceptando la mentira con la serenidad de la costumbre y el atavismo de una marioneta. Hay memoria y archivos que consultar para resucitar la verdad.

Puede que el campo haya cometido errores, nadie está exento de ello, pero no fue el sector agropecuario el que creó la metodología del boicot, del apriete, ni la política de la reprimenda. Alguna vez, no hace tanto, hubo un presidente en la Argentina que pedía a gritos desde un atril que se saliera a la calle a impedir la libre oferta, a ser vándalos más que ciudadanos con derecho a elegir qué, cómo y dónde consumir. Y para prueba basta un botón, como decía mi abuela…

“La herramienta elegida por el Gobierno para combatir la inflación es el lanzamiento de un boicot contra las empresas que apliquen aumentos (…) Kirchner, además, defendió ‘el boicot nacional que le pueda hacer el pueblo a quien se está abusando del pueblo’, y llamó a ‘reaccionar como corresponde. Me dicen que no hable así porque así no debe hablar un presidente. Uso estas palabras porque mi deber es defender al pueblo’, disparó Kirchner.”
Néstor Kirchner, al convocar a un boicot nacional contra la petrolera Shell. (Fuente: Diario La Nación, viernes 11 de marzo de 2005).

“No se puede comparar la actitud autoritaria, la actitud patoteril, la actitud de ‘me das esto o te rompo todo’ con la actitud democrática que tenemos nosotros.”
Néstor Kirchner, al convocar al acto del próximo martes 15 de julio frente al Congreso. (Fuente: Diario Clarín, viernes 11 de julio de 2008). © www.economiaparatodos.com.ar

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