Hace algunos días señalamos –desde estas mismas columnas– que Corea del Norte había autorizado la apertura del primer estudio jurídico en Pyongyang, conformado con socios extranjeros.
A ello se agregan ahora recientes demostraciones de interés que fueran expresadas por representantes de la profesión jurídica norcoreana en China, que sugieren que les ha llegado quizás la hora de comenzar a integrarse en las organizaciones mundiales de abogados, como la International Bar Association.
Todos ellos son pasos, tímidos, en dirección a tratar de salir lentamente del cascarón en el que ese país se refugió, por décadas, aislándose herméticamente del mundo.
En el plano de la economía, Corea del Norte continúa construyendo “zonas económicas especiales”, en las que están ya invirtiendo activamente algunas empresas extranjeras, particularmente las surcoreanas.
A esto se suma ahora el contrato recientemente celebrado, después de nada menos que seis años de pacientes conversaciones, con una empresa occidental en el sector de los hidrocarburos. Me refiero a Aminex, una pequeña compañía dedicada a la exploración de hidrocarburos -de capitales irlandeses y escoceses y con sede en la capital petrolera de Gran Bretaña que es la ciudad de Aberdeen- que cotiza en la Bolsa de ambos países.
Esta empresa, verdaderamente pionera, es una -cabe recordar- de las que primero ingresó al sector energético ruso, a comienzos de la década de los 90.
A juzgar por las noticias difundidas por la prensa británica, esa firma habría suscrito ya con el gobierno norcoreano un contrato de asesoramiento técnico, por un plazo de veinte años.
Esto tiene sentido estratégico si se trata de cortar la total dependencia norcoreana de las importaciones rusas y chinas de energía, las que por vez primera han sido usadas -por ambos países proveedores- veladamente para presionar al gobierno norcoreano en dirección a acceder a poner fin a su preocupante programa militar nuclear y a sus actividades de proliferación de armamentos, incluyendo los de destrucción masiva y los misiles.
El acceso a la tecnología de punta y capitales occidentales es seguramente otra de las principales razones detrás de este significativo primer paso. El sector energético norcoreano, obsoleto como el resto de la infraestructura del país, necesita modernizarse imperiosamente.
Según lo convenido, Aminex proveerá asistencia técnica en el análisis de la sísmica que realice una empresa del estado norcoreano y eventualmente participará en la posterior inversión de desarrollo de lo que se haya descubierto, a cambio de una regalía y de una participación en la producción del yacimiento que se desarrolle con su participación. A ello se suma el derecho que se asigna a la empresa de perforar, por cuenta propia, en cualquiera de las ubicaciones que ella identifique en el área de trabajo, en el oeste del país.
El tiempo dirá si la nueva aventura termina, o no, siendo rentable. Pero el solo hecho de que ella esté en marcha sugiere que el clima norcoreano está, lentamente, empezando a cambiar para la inversión extranjera. © www.economiaparatodos.com.ar
Emilio Cárdenas es ex Representante Permanente de la Argentina ante las Naciones Unidas. |