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jueves 18 de noviembre de 2004

Eduardo Helguera: “El 80% de las retenciones que cobra el gobierno viene de la soja”

La disminución del precio internacional de la soja es un dato que preocupa al sector agropecuario, pero que, a su vez, pone en riesgo el nivel de actividad económica de la Argentina, que ha basado su crecimiento en la exportación de dicho cultivo. Eduardo Helguera, economista y productor agropecuario, explica la situación del agro y el impacto que puede tener sobre la economía del país la baja del valor de la soja.

– La semana pasada el diario La Nación publicó una nota en la que sostenía que, con la baja que tuvo el precio de la soja, el sector agrícola no tenía ya la rentabilidad que había venido teniendo hasta ahora.

– Eso es así.

– El problema es que este sector era el que venía fogoneando el nivel de actividad del país. Con esta nueva realidad, ¿qué va a pasar?

– La soja bajó un 38% y el maíz también. Ya no se habla más de la “sojificación”, que también querían pararla a pesar de que era el mejor dividendo para el gobierno.

– ¿Con qué porcentaje de las ganancias se queda el gobierno?

– Se lleva el 23,5%. Y piense que el 80% de las retenciones que cobra el gobierno viene de la soja.

– Del complejo sojero.

– Exactamente: de la soja, el aceite, la harina, etcétera. Pero hay varios temas ahí rondando, que tienen que encontrar una solución. De hecho, con ese fin, el martes pasado se creó el Foro Agroindustrial. El complejo agroindustrial, después de muchas décadas de tratar de juntarse y en contra de la vieja antinomia que había entre la industria y el campo, hoy se ha logrado juntar para conformar la agroindustria.

– ¿Cuándo se lanzó el foro?

– El martes 16 de noviembre. Se llevó a cabo un acto en el Marriot Plaza con una concurrencia muy grande de gente, casi no cabían todos. Además, participaron algunos diputados y senadores. Realmente, ha sido una experiencia muy interesante.

– El aumento que tuvo el precio de la soja durante 2003 y 2004 hizo que el productor agrícola de pronto se encontrara con un producto vendible a precio récord y con un tipo de cambio más alto que en la convertibilidad. Eso permitió que ese productor pudiera comprar más camionetas, más maquinarias y otros bienes de capital. ¿Es correcto?

– Tal cual. Fue impresionante la manera en que se movió todo eso.

– ¿Y eso continúa?

– No. Ahora eso se paró completamente. Porque hay algo más que por ahí se pierde de vista. Muchos productores no vendimos la soja cuando estaba alta. Por ahí vendimos a mucho menos y nos quedamos con la soja vendida ahora a estos precios y no a los de 2003. De manera que no toda esa ganancia quedó para el productor.

– O sea que el productor no vende a futuro. Guarda la soja, es decir, se stockea en soja. Y ahora bajó el valor del stock…

– Exacto. Si hoy lo vende, cobra el 38% menos. Pero lo que sucede es que hay que desbaratar la actitud que hay para con el campo. Hay que cambiar ciertos imaginarios que no son ciertos. El otro día estaba leyendo un estudio de Rosendo Fraga, según el cual el 19% de la gente entrevistada creía que hay subsidios al agro.

– ¿Todavía sigue creyendo eso?

– Sí. Todavía. Al igual que siguen creyendo que el agro es un gran evasor de impuestos. Ya hemos dado habidas pruebas de que no es así. Pero la percepción de la gente no cambia. Porque es muy difícil desarraigar un mito. Es más, Kuhn, que es quien ha desarrollado la teoría de los paradigmas, sostiene que un paradigma obsoleto, que es una teoría o una opinión que se ha demostrado inviable, no puede descartarse nunca, no puede sacarse de la mente de la comunidad hasta que no mueran todos aquellos que la defendían. Y con esto sucede lo mismo.
Cuando se comenzó con esto de las retenciones al agro, por ejemplo, que son 7.400 millones que nos sacan, el ministro Lavagna explicó que se hacía, básicamente, porque no había plata. Ahora sí hay plata, sobran 20.000 millones. Pero, en el Coloquio de IDEA en Mar del Plata, Lavagna dijo que no las van a sacar, sino que las van a transformar porque son un muy buen impuesto a las ganancias del agro. Sin embargo, nuestras cifras dan que el 97% de lo que paga el agro de impuestos es independiente de las ganancias que se obtengan. Los impuestos que pagamos son el 23% de la producción bruta, algo que, con perdón de los términos, es una bestialidad.

– ¿Cuánto pagan otros sectores?

– El sector manufacturero, por ejemplo, paga el 2%.

– O sea, para hacerlo bien gráfico, si su sector vende 10 camiones de soja, 2,3 de esos camiones se los queda el Estado. ¿Es correcto?

– Es así. El gobierno nos saca el 23,5% de la producción bruta, de los cuales el 97% es independiente de las ganancias. Entonces, puede suceder que uno tenga una producción bruta grande -porque quizás tiene muchas hectáreas de maíz, de trigo o de soja-, pero, en realidad, no obtenga ganancias porque perdió plata por los costos o porque bajaron los precios. Se haya ganado o se haya perdido, no importa, es el 97% de la producción bruta lo que el productor tiene que aportar al fisco, más allá del resto de los aportes que hace. Y, además hay, otro dato: el 80% de lo que aporta el productor, lo aporta antes de cobrarlo.

– Por ejemplo, las retenciones.

– Claro. No es que yo cobro el maíz y después tengo que ir a pagar las retenciones. No. Primero pago las retenciones y luego me pagan a mí.

– Ahora, si el 80% de los aportes fiscales del productor se lo sacan antes de que lo tengan en el bolsillo, entonces, las posibilidades de evasión son realmente ínfimas.

– ¿Entiende lo que le decía antes? Justamente hace poco estuve hablando con un economista que vino de Suiza y cuando yo le contaba esto, sacábamos la cuenta de que la única evasión posible sería sobre el 20% restante. Y si de ese porcentaje suponemos que uno evade la mitad –y teniendo en cuenta que es una barbaridad suponer que uno puede evadir el 50%- se estaría dando una evasión del 10%. Hoy la evasión en Suiza es del 20%.

– ¿Es decir que en la Argentina el agro, aun en el peor de los casos, evadiría menos que en Suiza?

– Sí, pero la gente sigue creyendo todo lo contrario ¿Se da cuenta lo que le decía de Kuhn? No hay nada que hacer.

– ¿Cuáles son sus perspectivas para el sector agrícola ganadero?

– No sé qué decirle. Los productores somos gente optimista, por eso aún seguimos produciendo en este país. Pero las cosas no están bien, todo está empezando a declinar.

– Ustedes eran los que venían fogoneando la actividad económica. Si se debilita el sector agrícola-ganadero, la tasa de crecimiento se va a resentir bastante y en todo el país.

– Eso que usted está manifestando también salió en la encuesta de Rosendo Fraga: el 93% de la gente dijo creer que el principal fogoneador en estos años fue el agro.

– ¿Qué es lo que está pasando en cuanto a actividad económica en el interior del país ahora?

– Ahora en el campo está todo absolutamente parado.

– ¿Absolutamente?

– Sí. Sólo un dato, para que entienda: antes había 90 o 120 días de espera para la entrega de maquinarias y ahora la entrega es inmediata. Hay disponibilidad de todo otra vez. Y se lo digo porque nosotros, peso que ganamos, peso que invertimos en nuevas maquinarias, en tecnología, en materia prima.

– Ganan y reinvierten. Los productores agrícolas en Argentina son una rara avis. © www.economiaparatodos.com.ar




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