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jueves 25 de noviembre de 2004

Kirchneromics: en busca del rebaño

La Argentina pretende tener una manada de países dispuestos a invertir localmente pero, sin embargo, no está dispuesta a trabajar para lograrlo. Los funcionarios locales pretenden atraer inversiones mientras las esperan con el cuchillo en la boca, listos para realizar el saqueo.

Contra lo que muchos piensan, nuestro presidente no es ningún tonto. Si bien su inteligencia suele nublarse por su ideología, sabe muy bien que no va a llegar a ningún lado “combatiendo el capital”. El problema es que, aunque el cerebro le dice a Néstor que necesita del capital, lamentablemente su boca lo traiciona, lo que provoca que el rebaño inversor huya en vez de venir. Nuestro presidente pastor sale a arrear el rebaño utilizando un sweater de lana al mismo tiempo que prepara las brasas para un corderito que tiene recién carneado. Con razón salen disparadas las pobres ovejas.

Por suerte, las ovejas no son tontas. El pastor podrá carnear o esquilar algunas en su primer intento (algo equivalente a la pesificación y al default), pero de ahí en más el resto huirá cada vez que sospechen que el pastor está tramando algo. Para mal del pastor, las ovejas se mueven en rebaños. Una vez que una se asusta y huye, el resto la sigue despavoridamente.

Néstor no quiere sacarse su sweater ni dejar su cuchillo carneador, pero tampoco quiere quedarse sin rebaño. Es por ello que en vez de esperar que las ovejas vengan hacia él, ha decidido salir en busca de ellas.

Los buenos pastores del mundo son famosos por mimar sus rebaños. Cada vez hay más ovejas dispuestas a sumarse a su protección. Como el gobierno argentino es un pastor despiadado, injusto e imprevisible; las ovejas huyen de él. Para peor, el gobierno dice que las ovejas se llevan los recursos de su tierra. O sea, quiere ovejas para carnear y esquilar, pero no está dispuesto al trabajo de cuidarlas y mantenerlas.

Con la crisis económica de 1929 algo parecido sucedió en el mundo. Las ovejas se asustaron y huyeron de todos los pastores al mismo tiempo. Los gobiernos de todos los países tuvieron que salir a buscar capitales y fomentar el comercio. ¿Recuerdan Roca-Runciman? Esta modalidad económica pasó a llamarse bilateralismo. Donde uno vendía algo a cambio de otra cosa. Es evidente que, hoy, los capitales (ovejas) no vienen a la Argentina. Ergo, Néstor ha salido a buscarlos. ¿A dónde? China, Corea y Venezuela, por ahora.

¿Cómo es el bilateralismo modelo Argentina 2004? Nosotros le enviamos 100 toneladas de soja, trigo y maíz a China; y ellos nos mandan a cambio 100 chinos, 100 durmientes, 100 vagones y 100 repuestos para activar nuestros trenes. Venezuela nos manda 150 millones de dólares en fuel oil y nosotros le mandamos 200 toneladas de trigo.

Muchas cosas llegaron a su fin con la Guerra Fría, entre ellas nuestro querido bilateralismo. La década del noventa le dio una nueva oportunidad al librecambio económico, viejo conocido de principios del siglo XX. Los soviéticos eran grandes bilateralistas. Generalmente intercambiaban petróleo y armamentos por alimentos. El generalísimo Videla y Martínez de Hoz sabían mucho de esto. Mientras el orbe entero boicoteaba comercialmente a la URSS por la invasión a Afganistán, nosotros le mandábamos trigo al Kremlin.

Por suerte, el bilateralismo, de por sí ineficiente y ridículo, ha dejado de reinar en el planeta. Hace ya unas cuantas décadas que el Primer Mundo busca volver al librecambio que rigió hasta la crisis del 29. Este es el objetivo primordial de la Organización Mundial de Comercio (OMC). Por el momento, los aranceles y los subsidios atentan contra la restauración librecambista, sistema donde cada uno produce aquello en lo cual es más eficiente que otros.

Kirchner detesta el librecambio por ideología. Según él, el librecambio ha llevado el país a la ruina. Justamente fue al revés. Desde los años 30 que el bilateralismo predomina en nuestro país.

Ahora bien, no entiendo por qué muchos economistas y políticos ven con buenos ojos el desembarco chino en nuestro país. Tanto el gobierno como la oposición deberían preguntarse por qué el capital no viene por su propia cuenta. En vez de vitorear la llegada de unos pocos millones, que sólo sirven para comprarse la masa por medio de artilugios propagandísticos, deberíamos cambiar las cosas para que el capital venga en vez de ir nosotros por él.

El auténtico capitalismo que llevó a las grandes naciones del mundo al éxito sostiene que el capital va y viene solo. El bilateralismo sostiene exactamente lo opuesto. Quien aplaude el desembarco chino no es capitalista, es un corporativista que quiere un papá-Estado que le busque los negocios.

Hace 10 años los capitales venían solos. El gobierno no firmaba convenios. Las inversiones las daban a conocer las empresas por los medios. Hoy se dan a conocer en la Rosada o en el Palacio de Hacienda mediante una conferencia de prensa. El gobierno decide quién va a invertir, cuánto, cuándo y dónde. Tal empresa hará tal gasoducto que costará tanto. Le venderemos tales cosas a China y ellos nos darán tales otras. ¿Es esto un capitalismo serio? ¿Es esto capitalismo? Yo nunca vi a un presidente o ministro del primer mundo anunciar inversiones privadas. En los palacios gubernamentales se anuncian medidas económicas para fomentar la inversión y el comercio.

Si dependemos del gobierno para saber con quién comerciar estamos fritos. Nuestro pastor quizás pueda atrapar algunas ovejas cluecas, pero el rebaño ya se las tomó. © www.economiaparatodos.com.ar



Francisco do Pico es licenciado en Ciencia Política.




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