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lunes 18 de agosto de 2008

Los chicos solo quieren divertirse

Si queremos educar hijos felices, con verdadera alegría, no son necesarios ni imprescindibles todos esos espacios de aparente diversión que solo dejan una enorme sensación de vacío.

En los titulares de los principales diarios, en informes de investigación periodística y hasta en la sección policiales, solemos encontrar artículos relacionados con la “diversión (descontrol) adolescente”.

Diversión que aparece asociada al consumo excesivo de alcohol, drogas y hasta a acciones de promiscuidad sexual.

Pero, ¿qué es “diversión”? ¿Es mala o problemática en sí misma? ¿Comienza en esta etapa adolescente la diversión?

Comencemos a reflexionar juntos estos puntos.

La diversión, por definición, es “recrear, acción y efecto de divertir” y por supuesto que no necesariamente debería estar asociada a la idea de algo conflictivo o riesgoso, sino que debería asociarse al ocio placentero, recreativo.

Lo recreativo, lo placentero, comienza en edades muy tempranas en nuestros hijos. Es un espacio necesario, de crecimiento, pero lo que observamos actualmente en nuestra cultura es que desde muy pequeños, los niños están recargados de actividades, les armamos “programas” solemos escuchar / decir, tenemos miedo de que se aburran.

Entonces allí todo es válido: cumpleaños infantiles con infinitos estímulos, al año siguiente, como todo eso ya no es divertido agreguemos algo más. Luego ya que todos organizaron pijamas party, aunque tengan solo 7 años nos sumamos también desvelarnos toda la noche porque es “muy divertido”. Así vamos favoreciendo la aparición de estímulos cada vez más potentes, porque ya nada les resulta “divertido”, necesita “sacudones”más fuertes.

El gran conflicto es que esta necesidad, en la adolescencia, aparece asociada a su necesaria y deseosa “salida al mundo”, donde el “afuera” lo espera con un gigantesco negocio en que él será el foco. Dónde tendré que estar muy seguro como papá / mamá acerca de las herramientas con las que cuenta mi hijo para ese nuevo desafío.

Sepamos que si queremos educar hijos felices, con verdadera alegría, no son necesarios ni imprescindibles todos esos espacios de aparente diversión que solo dejan una enorme sensación de vacío.

Seamos los “adultos referentes” que ellos esperan, sin complicidades que no los ayuden, seamos verdaderos padres, presentes, brindando todo nuestro amor con firmeza y ternura.

Generemos “contracultura” mostrando alegría en lugar de una aparente “diversión”, esfuerzo en oposición a facilismo y la responsabilidad inclaudicable en nuestra tarea “elegida” de ser padres.

“Cuando no podemos cambiar la situación a la que nos enfrentamos, el reto consiste en cambiarnos a nosotros mismos.” Dr. Víctor Frankl. © www.economiaparatodos.com.ar

La profesora Roxana Schiliro es psicopedagoga y miembro del equipo de profesionales de la Fundación Proyecto Padres.

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