Son muchas las cosas que hoy preocupan a los padres: la inseguridad, la noche y sus excesos, la televisión, el uso irresponsable de Internet, la falta de modelos a seguir, la crisis de los valores, la pérdida de los proyectos, entre otros.

Sin embargo, y a pesar de que todos o casi todos conocen qué hay detrás de los temas enumerados, pareciera que hay un silencio que esconde una mezcla de inconsciencia, de ignorancia o de desinterés.

Los padres están cansados de los diagnósticos, quieren hacer algo, pero sienten que si se oponen, están solos. “No quiero ser el único”, es lo que muchas veces dicen. Y es verdad, esta sociedad ha generado –y genera– la sensación de que, de alguna manera, todos estamos solos.

De esta manera, los padres fueron perdiendo (y, por qué no, cediendo) el liderazgo que les corresponde, para que éste pasara a las manos de quienes tienen como único interés hacer buen dinero con nuestros hijos.

No es hora de protestar, es hora de asumir. No es hora de prohibir, es hora de proponer. Llegó el momento de que nuestros hijos puedan tener un sí al lado de los tantos no que los padres deben decir día a día. Esto implica esfuerzo sostenido, creatividad y, por sobre todo, unidad de criterios.

Es muy positivo, y creo que debe ser destacado, cómo los padres se sienten movilizados por mejorar la educación de sus hijos. Los padres nunca se han preocupado tanto por tratar de acercarse a sus hijos y, sin embargo, aparece una desorientación paradójica.

Es que nos toca vivir un tiempo complejo, y esto no va en desmedro de tiempos pasados, en donde se hace imprescindible la aparición de ese liderazgo que se ha “tercerizado”.

Aquí es donde encuentro una oportunidad única de protagonismo, esto es, de liderazgo: ser protagonistas de un cambio que creemos necesario y que nos tiene por responsables.

Para explicarlo con más claridad, voy a tomar unas palabras de un especialista en liderazgo, James C. Selman, quien nos dice: “Cualquier situación o circunstancia es la consecuencia de una acción. Cualquiera que sea el futuro, podemos asumirlo como que será el producto de una acción tomada hoy, ahora”.

Padres: ser líderes es ser protagonistas, y ser protagonistas es aprovechar la oportunidad que se nos presenta ahora. Somos responsables de lo que nos rodea, pero no lo vivamos con culpa sino como un compromiso que abre la posibilidad de elección y acción. De lo contrario, no nos quedará otra opción que continuar contentándonos con las circunstancias que nos excedan, pedir por tiempos mejores, quejarnos de la realidad actual y hacer lo que podamos para sobrevivir como víctimas de situaciones extremas.

Esto, decididamente, no es lo que esperan nuestros hijos de nosotros. Cuando decimos que nuestros hijos quieren padres líderes, decimos con fuerza: quieren padres protagonistas y referentes de un mundo sin modelos, quieren sentir el orgullo de que nosotros somos sus modelos a seguir.

La madurez, sinónimo de responsabilidad, implica hacerse cargo de las acciones que uno realiza. No es responsable un padre que espera de otros soluciones o respuestas que son propias de su tarea y que, por ende, son indelegables.

Quizás sea el tiempo de ver qué nos pasa como padres, por qué nos cuesta tanto ponernos de acuerdo y cómo entre todos poner en marcha proyectos que no nos hagan sentir tan solos. Las cosas van a cambiar si somos protagonistas de ese cambio. Será la gran diferencia entre querer hacer algo, y hacerlo. © www.economiaparatodos.com.ar

El licenciado Adrián Dall’Asta es director ejecutivo de la Fundación Proyecto Padres (www.proyectopadres.org).